miércoles, 25 de febrero de 2009

Tu futuro en tus manos.

Tenemos un serio problema entre las manos y el problema llegará a los que vienen después a no ser que hagamos algo. Es inevitable en el escenario actual. La población está envejeciendo y no es probable que podamos mantener el poder adquisitivo de todo el mundo en el futuro.

Podríamos decir que hay dos “categorías” de ciudadanos: los que dependen de otros para subsistir y los que dependen de si mismos y además tienen que aportar para los primeros. Ahora mismo estamos llenando de gente la primera categoría. Además resulta que los que entran en esa categoría viven muchos años de media después de hacerlo. Por otra parte tenemos el problema en el lado opuesto; con la excepción del incremento migratorio cada vez hay menos gente que entra en el saco de los que aportan y además tardan más en hacerlo.

Ya tenemos los ingredientes demográficos que, junto con nuestro sistema de reparto de la Seguridad Social, forman la receta del futuro colapso de nuestro sistema de pensiones: en el futuro no se ingresará lo suficiente para pagar todas las facturas.

"Resulta insostenible para el sistema empezar a trabajar diez años más tarde, jubilarse diez años antes y vivir diez años más que nuestros abuelos". Esto ya lo dijo un alto funcionario de la Seguridad Social hace más de 4 años.

Realizar un ajuste traumático en el sistema público es harto complicado y socialmente inaceptable estos días por lo que se debería desarrollar un sistema mixto que permita la supervivencia del antiguo modelo y a la vez haga a la gente responsable de su futuro bienestar.

La Seguridad Social debe subsistir en cualquier caso como garante de lo mínimos a los cualquier persona debe tener acceso, tanto en salud como en ingresos monetarios, para mantener su dignidad como persona.

El diferencial en cuanto a posible calidad de vida y/o acceso a mayor liquidez debería ser una labor individual. No es tanto porque aportemos poco, si no porque el sistema es inviable a largo plazo teniendo en cuenta las circunstancias actuales y no debemos dejar exclusivamente en decisiones ajenas nuestro futuro. Al final el sistema mixto permitirá que la gente no quede tirada y que quien haya sido algo hormiga pueda mantener, más o menos, la misma calidad de vida que tenía antes de perder la fuente de ingresos regular del trabajo.

En cualquier caso tenemos el tiempo e ingenio suficiente por lo que deberíamos de ser capaces de mantener lo que tantos cientos de años ha costado: ser capaces de mantener una calidad de vida homogénea y adecuada a lo largo de la vida; y que el espíritu de apoyo mutuo que nos ha permitido progresar como especie pueda convivir con el instinto de superación y de mejora que nos permite no sólo sobrevivir si no vivir bien.
ÓSCAR ANTÓN

LA PRIVATIZACIÓN DEL SISTEMA DE PENSIONES, ¿UNA SOLUCIÓN?

La situación del sistema público de pensiones es, desde hace dos décadas, el principal debate del Estado de Bienestar en España.
El sistema de pensiones se encuentra en dificultades principalmente por el envejecimiento de la población, mientras que en 1997 la cifra de jubilados era de 23 por cada 100 se calcula que para el 2050 será de 56 por cada 100, la creciente educación, ya que a los trabajos correspondientes a mayor nivel de estudios les corresponde una mayor cotización y aportación al sistema de pensiones, y el incremento de la jubilación anticipada.

Ante esta situación, se intenta buscar soluciones basadas o bien en aumentar la edad de jubilación, o en modificar la estructura de las pensiones, o en la privatización.
La primera solución, aumentar la edad de jubilación, reduciría el número de pensiones. Muchos defienden esta idea basándose en el aumento de la esperanza de vida y el buen estado físico y psíquico que presenta la mayoría de la población en la edad de jubilación, pero esta idea es muy poco aceptada por los ciudadanos.

La segunda posible solución, la modificación de la estructura de las pensiones, puede perjudicar por una parte a los trabajadores, pagando más, o a los jubilados, recibiendo menos, o soportar esta pérdida conjuntamente. Esta medida tampoco es muy aceptada por la población.

La tercera medida, la privatización de las pensiones, provocaría redistribución pero no tendría efectos reales, las pensiones serían más heterogéneas pero la cantidad de ahorro seguiría siendo la misma, además la redistribución no sería justa teniendo en cuenta la distribución de las tasas de ahorro en función del origen social y de los salarios. Por ello, la idea de un sistema mixto donde convivan el sistema público y el privado es mucho más defendida que la privatización.

El sistema de pensiones mixto se basa en 3 pilares; 1: Un sistema asistencial básico estatal, 2: Un sistema individual o colectivo de ahorro o planes privados, y 3: Un sistema de tipo profesional.
Esta idea de garantizar una cantidad mínima de pensión y el resto complementarlo con prestaciones privadas tiene muchos seguidores, sobre todo los empresarios, pero también posee muchos detractores como los sindicatos, por otro lado el Gobierno tampoco se ha mostrado muy receptivo. Todavía quedan muchos aspectos que madurar en esta propuesta como son, la determinación de las cantidades mínimas y la regulación de las pensiones privadas de cada ciudadano.

Esta claro que el sistema de pensiones es un gran problema al que pronto habrá que buscar solución y esta no resultará sencilla ni agradable para todos, tal vez una cierta privatización sea, junto a otras medidas, un buen método.
MARÍA TEJELO.

PERDONEN…¿PUEDEN DECIRME PARA QUIEN COTIZO?

Llevamos ya tiempo cuestionándonos si es sostenible a medio y largo plazo el Sistema de Pensiones de la Seguridad .Los políticos nos dicen que sí e incluso nos prometen mejorarlas ( es la forma más sencilla de intentar conseguir un voto de los actuales y próximos pensionistas) pero la realidad y los datos son otros. Hay quien ya le pone fecha de caducidad al actual sistema y no va mal encaminado. Vemos el reciente caso Maddoff y esto es algo bastante parecido, un sistema piramidal que tarde o temprano terminará por derrumbarse como todo sistema piramidal. Hasta ahora todo parece que va bien pero…si hoy estamos cotizando para poder pagar a los actuales pensionistas ¿quien me asegura la eficiencia del sistema y que mañana puedan cotizar para mí? Ya el sistema era muy cuestionado a largo plazo pero con la crisis actual hay que plantearse ya el medio plazo; si nuestro modelo de crecimiento económico se basaba sobre todo en el ladrillo, de este, salían la mayor parte de las aportaciones al sistema, pero ahora con la construcción estando como está, con unas tasas de paro tan elevadas, con la disminución de las aportaciones de la mano de obra extranjera ¿como se puede sostener el sistema? A todo esto recordemos que estamos en España (el país del bienestar según algunos) pero con una pirámide poblacional que va tomando forma de chincheta y que será el motivo de quiebra del sistema actual.
¿Y el sistema privado? ¿ es una buena alternativa? Yo creo que es la forma de asegurarse una pensión decente el día de mañana (realizamos aportaciones a un sistema privado y mediante la capitalización de ese dinero y la eficiencia de la gestora nos aseguramos al menos una pensión). Lo ideal sería un sistema mixto, recibir una parte de la pensión del Estado y otra de las aportaciones privadas que hemos ido realizando durante nuestra vida laboral. Por todo esto cuando se nos acerque la típica o típico comercial ofreciéndonos un plan de pensiones no intentemos librarnos de él lo antes posible y pensar que puede ser el momento de pensar en nuestra jubilación.
Por tanto va siendo hora de ir poniéndonos las pilas y tanto el Estado como nosotros tenemos que empezar a tomar medidas para no encontrarnos con una ingrata sorpresa cuando nos encontremos próximos a la jubilación; nosotros mediante el sistema privado y el Estado intentando reformar cuanto antes el sistema actual que parece tener los días contados.
DAVID MÉNDEZ.

lunes, 23 de febrero de 2009

¿Reforma del sistema de pensiones?

Si la pregunta es ¿Qué sistema funciona mejor el público o el privado? La respuesta, a mi juicio, es sencilla, el sistema que mejor funciona en España es el público debido a que se ha mantenido funcionando bien duran 102 años de historia. Pero ¿si la cuestión es si debe de existir un equilibrio entre ambos? Mi respuesta sería afirmativa, bueno más que un equilibrio, sería una complementariedad entre ambos, con un mayor peso del actual sistema de reparto, y un apoyo de un sistema privado.

Actualmente el sistema publico de pensiones español esta dividido en 2
subsistemas:

-Sistema Contributivo, dentro del cual se encuentra el sistema contributivo de la Seguridad Social, financiado por las cotizaciones sociales de los trabajadores y empresarios -Sistema no contributivo o asistencial, financiado con impuestos generales,
bajo el control de la Seguridad Social y gestionado por las CCAA.

La discusión se centra sobre el contributivo, en dejarlo como esta, o como son favorables las corrientes ideológicas neoliberales proceder a un proceso de privatización del sistema público de pensiones.

Si la disyuntiva se la planteamos a los empresarios, nos responderán que lo mejor es modificar el sistema público y convertirlo en privado para que así ellos puedan reducir sus gastos empresariales en seguridad social. Pero si lo mismo se lo planteamos a los trabajadores nos dirán que no, que lo mejor es dejarlo como esta.
Y en medio de esta disyuntiva se encuentra el gobierno de turno, que dependiendo de el color político y, a veces, de sus socios de gobierno, se escorarán hacia un lado o hacia otro.
Lo que tenemos que pensar es si es más justo que el sistema de pensiones este regulado y bajo la tutela publica y sea un sistema de reparto equitativo, en el cual cada uno de nosotros aportemos en función de nuestras posibilidades, y que sea el estado el que nos garantice un jubilación más o menos digna, y que complementariamente a esta, cada uno en función de sus posibilidades contribuya de forma privada para asegurarse un retiro más cómodo. O si bien, es más justo que las personas con más recursos, y que después de cubrir sus necesidades básicas y de ocio, todavía obtengan un sobrante que les permita asegurarse un retiro feliz. Es decir ¿acortamos y reducimos las desigualdades o las aumentamos?
Si bien es cierto que el actual sistema de pensiones será soportable, en el actual contexto de crisis, mientras el estado sea capaz de mantener la balanza social en márgenes de déficit razonables, pero también es cierto que se pueden optar otras medidas de austeridad antes de tomar cualquier medida encaminada a recortar las derechos sociales.

FELIPE SEOANE

"la urgente necesidad de cambios en el sistema de pensiones".

Los sistemas de pensiones son una parte muy importante dentro del sector público ya que se trata de uno de los aspectos más importantes del llamado Estado de Bienestar.
La preocupación que en estos momentos tienen la mayoría de los ciudadanos es la posible desaparición de este sistema.
El primer problema es el de la natalidad, España podría convertirse en uno de los países mas envejecidos del mundo. Esto conlleva que las pensiones de la población más envejecida se deberán de pagar con los impuestos de los trabajadores en activo, que poco a poco se van equiparando, de ahí que en unos años se generen dudas del posible mantenimiento. No obstante Administraciones y empresas ya están tratando el tema de la inmigración y la inserción laboral de los extranjeros para que el sistema de pensiones no sufra tanto.
Otro problema sería la demora en la edad mediana de ingreso a trabajar, siendo esta 6 años mas tarde, este retraso en la incorporación laboral justificaría posponer la edad de jubilación en la misma proporción llegando así a la jubilación a los 71 años.
Otra de las medidas sería la variación del plazo para calcular la pensión en el momento de la jubilación. En lugar de contabilizar los últimos 15 años laborales del trabajador se pasaría a calcular la pensión sobre toda la vida laboral lo que llevaría a un recorte en la cuantía de las mismas.
Decir que a pesar de la importancia que tiene la reforma del sistema, el Fondo de Reserva de las pensiones tiene actualmente unos saldos acumulados de 40.000 millones de euros, lo que permitiría cubrir el decifit del que estamos hablando unos años.
Con respecto al sector privado, los fondos de pensiones se crearon como medida de ahorro y para dar una mayor seguridad al ciudadano, el problema es que en estos tiempos que corren la caída de los fondos ha sido muy acusada llegando a perder 5.4 millones de dólares.
Por lo tanto como conclusión decir que ambos sistemas son complementarios y dan una mayor seguridad a los ciudadanos, no obstante para el mantenimiento de este sistema es necesaria la realización de cambios.
IGNACIO GONZÁLEZ

El reto de nuestro futuro

El debate sobre la reforma y el devenir del sistema público de pensiones en nuestro país se lleva produciendo desde hace ya décadas. El sistema de pensiones públicas es uno de los ejes centrales del Estado de bienestar, y es por ello que los programas de pensiones de la Seguridad Social están siempre en el punto de mira.

El sistema ha funcionado correctamente durante un tiempo, pero a estas alturas y con el grado de envejecimiento de la población y el paro existente, de aquí a unos años se hace prácticamente insostenible a largo plazo, ya que hoy en día las pensiones se pagan con las contribuciones de los trabajadores. Para este año, se prevé que la tasa de paro se sitúe, a finales de año en 4,5 millones, lo que supone el 18,5% de la población activa, por lo tanto estos trabajadores dejarán de cotizar a la Seguridad Social, en cambio el gasto en pensiones seguirá ascendiendo.

El Banco de España ya ha realizado una advertencia sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones y ha apostado por acometer reformas y adoptar medidas para aumentar el grado de contribución y fomentar también el desarrollo de otros sistemas complementarios.

Existirían varios puntos de vista para afrontar dichos retos, entre los que tendría cabida aumentar la edad de jubilación, ya que así estos trabajadores seguirían cotizando y por lo tanto se reduciría el número de pensionistas, o también se podría modificar la estructura básica del sistema de pensiones, otro punto a tener en cuenta sería el sistema mixto en el que conviva un sistema privado de pensiones y un sistema público que sea garante del subsidio mínimo requerido para la vejez.

Vanessa Lorenzo.

martes, 17 de febrero de 2009

NO ES PAÍS PARA VIEJOS

Ese fue el título del oscarizado film de los hermanos Coen, en el que Javier Bardem había hecho un tremendo papelón, pero, ¿podríamos trasladar este título a la realidad del sistema de pensiones de muchos de los países europeos?, la respuesta parece ser, indiscutiblemente, si.

Este parece un tema delicado y que raramente los políticos quieren abordar, pero desde la OCDE, aseguran que en materia de pensiones, España podría llegar a situar en quiebra su sistema público si no acomete reformas con carácter urgente.
Pero toda esta problemática deriva en un tema mucho más sencillo, la transparencia del gobierno, la gente de la calle se pregunta: ¿el dinero que he ahorrado estará ahí cuando lo necesite?

La mayor parte de países que cuentan con sistemas desarrollados, entre ellos España, han confiado tradicionalmente en el régimen de pagos con cargo a ingresos corrientes, “pay as you go” (PAYG), a día de hoy, estos sistemas parecen muy agotados. Durante el periodo de post guerra, en tiempos del baby boom, este sistema, que viene a decir que las pensiones de hoy se pagan con las contribuciones de hoy, era y parecía sostenible. Pero la pirámide poblacional en estos tiempos dista mucho de la de los años cincuenta a los setenta. Se han producido importantes cambios económicos (hemos pasado de una estructura industrial a una de servicios), familiares (los abuelos ya no viven con sus familias) y de estructura social (menos natalidad y mayor numero de pensionistas que además viven alrededor de 15 años más, debido al incremento de la esperanza de vida).

Por todo ello, el sistema PAYG, parece obsoleto en estos tiempos que corren y la tendencia llevada a cabo en estos últimos años está encaminada hacia la privatización de las pensiones, dándole mayor sostenibilidad al sistema y aprovechando los mercados de capitales. Es decir, un sistema híbrido que diversificaría los posibles riesgos de cobertura, donde el sector privado orientaría el ahorro hacia una inversión rentable y provocaría ganancias en eficiencia y crecimiento, mientras que por otro lado el sector publico ajustaría las prestaciones de forma igualitaria y coordinada.

Pero la reforma se presenta complicada, no es un simple cuadre de cuentas, el proceso tiene trascendentales consecuencias culturales, sociales y financieras. Además se presenta como una batalla entre dos corrientes enfrentadas, el ministerio de de economía que analiza el problema desde la perspectiva financiera y el ministerio de salud y protección social, que se fija en otros aspectos.

Las posibles alternativas que se presentan serían a grandes rasgos, tres, la primera seguir manteniendo el sistema PAYG de reparto, presente en la mayoría de los países europeos, pero mejorando su eficiencia económica y busca de solucionar sus graves problemas de sostenibilidad, una alternativa en la que tendrían cabida los sistemas privados pero de una forma complementaria.

La segunda alternativa sería la privatización total del sistema de pensiones, una solución poco coherente, debido a la estructura de las pensiones en estos momentos y que podría ser contemplada más a largo plazo que a corto. Un sistema que si esta más de moda en países de América Latina.

La última alternativa sería una mezcla de las dos anteriores, es decir, un sistema mixto de pensiones, en la que conviva un sistema público que garantice unas cantidades mínimas de subsidio y un sistema privado un poco más implicado con la causa y no de forma complementaria, como planteaba la primera de las alternativas.

En España, este proceso de cambio se está llevando a cabo desde el año 1995 con el “Pacto de Toledo” y sus respectivas revisiones y reformas, pero que a grosso modo establecen líneas de actuación y de reforma a introducir en el sistema de pensiones actual, el contributivo. Esto encuadra a nuestro país en la opción a, antes nombrada, pero numerosos expertos anuncian que dicha dinámica cambiará en el año 2010-2015 (coincidiendo con la jubilación del baby boom de los años cincuenta) y será aquí donde la opción c se abrirá paso de manera firme y contundente.

Estas mejoras se han centrado por un lado, en disminuir la base de personas pensionistas (ampliación de la edad de jubilación e incentivos a la no prejubilación) y aumentar la base de personas contribuyentes (políticas natalistas o políticas de emigración más permisivas) y por otro lado, en modificar la estructura de las pensiones, intentando buscar un punto intermedio entre contribuyentes y pensionistas, en términos de la calle, que los primeros paguen más mientas que los segundos cobren menos.

En mi opinión, sabiendo que España siempre va un escalón por detrás de las principales potencias europeas y eso es nefasto para nuestra economía, debemos saber sacarle provecho a esa situación, y podemos estudiar países con mejores sistemas de pensiones como es el caso de Dinamarca, Holanda, Reino Unido o Irlanda que disfrutan de una red avanzada de pensiones privadas, son países con un baby boom anterior, acabo diez años antes que el español.
ALBERTO PILLADO

Y POR ENCIMA DESGRAVAN

El año pasado terminaba, por primera vez en mucho tiempo, con perspectivas de haber sido mejor que el venidero. La crisis global se materializaba al ritmo en que las malas noticias explotaban. Y en este rum-rum; Rum-Rum; RUM-RUM, aparece el siempre latente tema de la necesidad o no del cambio en el sistema español de pensiones. Desde luego a la vista de alguno de los datos siguientes la idoneidad de un cambio no es discutible. Y escribo y firmo categóricamente no es discutible convencido, seguro porque este sistema se acerca cada vez más a uno de esos «malignos» sistemas piramidales, léase Madoff o nuestro Forum filatélico, tan «tipical hispanis».
Respecto de estos datos sobre la futura insolvencia de la Seguridad Social y en aras a evitar un sopor innecesario basta resaltar un informe elaborado en el 2007 por la Oficina de información Estadística de la Unión Europea (Eurostat) en el que Galicia perdería en el 2030 el 10 % de población siendo necesarios 2 trabajadores para cada pensionista, algo que se antoja, sin necesidad de conocer que el ratio recomendado es 5 a 1, desequilibrado. Otro estudio interesante elaborado por analistas financieros para Consumer-Eroski han calculado que para que una persona con un salario medio anual que ahora tenga 35 años deberá ahorrar en un sistema privado de pensiones unos 1.500 € al año para mantener tras la jubilación su nivel de vida. Dejando la prosa aparte esto supondría que la pensión pública de jubilación media actual de 800 € sería complementada por 275 € mensuales. A mí tampoco me cuadran las cuentas y sin embargo incidiendo en las posibilidades de empeorar aparece un panorama, sí cabe (la tilde no es un error tipográfico) peor, qué pasaría si la desacelerización de la economía, la recesión, la tan esperada, que no deseada, ruptura de la burbuja, el señor Madoff, los hermanos Lehman y sus ninjas terminasen por –al igual que en países como Irlanda y Noruega- hacer necesario utilizar los fondos de reservas de la Seguridad Social para salvar entidades financieras.-
En este punto volvemos a la necesidad de un cambio que palié estas perspectivas provocadas por la bajada en la tasa de natalidad y el aumento en la esperanza de vida. Entre las medidas a adoptar encontramos (i) las «crematísticas» como la ampliación del tiempo de cálculo de los 15 años actuales, subir las cotizaciones a la Seguridad Social; (ii) algunas que restringen los actuales derechos sociales, retrasar la Jubilación, reduciendo así el número de pensionistas, eliminar las pensiones no contributivas, restringir el sistema sanitario o privatizar el sistema de pensiones, por definición ninguna reducción de derechos puede beneficiar a un Democracia, (iii) otra posible solución estaría en aumentar el número de trabajadores a cotizar tanto con políticas natalistas como de apertura de fronteras, ambas con perspectivas de ser poco eficaces, primero por el largo plazo que necesitarían y segundo porque con una tasa de desempleo cercana a 4.000.000 terminaría por empeorar la situación y por repercutir negativamente en las arcas de la Seguridad Social. No puedo más que llamar la atención sobre que, aún con esta tasa de paro, continúan existiendo listas de empleos de difícil ocupación.
No obstante, parece lógico pensar -y recomendable de hacer-, que contratar un complemento privado al sistema de pensiones público es la mejor manera de esperar la llegada de petanca, mus, obras… Que no deja de sonar a un sistema mixto.
JOSÉ RAMÓN BAÑA

Y ahora……. ¿Qué va a ser de CURRO?

Siempre me he imaginado que pasaría mi jubilación en una isla del Caribe. No dejo de pensar en palmeras, cocos, señoritas en bikini... y una pensión vitalicia de casi 2.200€ que me abona la seguridad social por haber “cotizado por lo máximo” durante la práctica totalidad de mi vida laboral. Sin duda un plan perfecto para el retiro.

Los sueños y planes de futuro, siempre están ahí con la esperanza de verse cumplidos, pero en todo hay excepciones, y la cruda realidad es una de ellas.

A esta conclusión he llegado después de saber que el primer informe actuarial que se hace en España sobre el sistema público de pensiones dice que la seguridad social es insolvente, o sea, que ¡¡no habrá pensiones para todos!!. ¿¡Pero cómo!? y mis cocos! y mis señoritas en bikini!

Básicamente, podemos decir que a la Seguridad Social, le pasa lo mismo que a las empresas: que no tienen claros sus costes de ventas. Esto es, el estado promete, promete y promete, -y más aún en época electoral, donde ya se sabe que, “un hombre, un voto”- pero realmente lo que se recauda no da para pagar lo que se ha prometido. Y ¡no es que aquí se recaude poco! – Digo yo – ¿no será que se promete mucho? Dicho de otro modo; hagámonos por un momento fabricantes de lámparas, hacerlas me cuesta unos 10€, pero las vendo a 8€, por lógica, ¡cuando más vendo más pierdo! Se ve el símil ¿verdad? Y mis señoritas en bikini, ¿alguien las ha visto? Yo es que tal y como pinta el panorama ya lo veo todo nublado.

¡Y es que es normal!, el sistema público de pensiones, que se denomina de reparto, se basa en que los actuales trabajadores paguen las pensiones de los actuales pensionistas. Esto no deja de ser un sistema piramidal, que de no ser instrumentado y respaldado por un ente público, se convierte en práctica ilícita ya que los sistemas piramidales son ilegales al considerarse una estafa. Siempre tiene que haber más pagadores que receptores, con lo que, el volumen de las aportaciones de los trabajadores debe ser mayor que el volumen de retribuciones a los jubilados. De lo contrario el sistema se derrumba.

Una de las causas de que este sistema de reparto se tambalee reside en un problema demográfico. Y es que si miramos la pirámide de población que España presenta actualmente, nos damos cuenta que se asemeja más a una obra de Botero. Lo peor, es que en pocos años, los demógrafos ya no hablarán de una pirámide de población si no de un “Champiñón de población”.

De todas formas, existe mucho canterano del INEM para solventar el problema, al menos a corto plazo. Ello pasa por estimular el crecimiento económico, con lo que se genera empleo y se incrementa el volumen de aportaciones. El problema es que cada vez se requiere de una mayor masa trabajadora para cubrir las pensiones que se pagan. ¿Porqué? Muy fácil, mucho del trabajo que se genera hoy en día es de baja o media remuneración, como las cotizaciones van en relación a ésta la parte aportada también es menor. Para cubrir una pensión de 2.500 €, el sistema de la seguridad social posiblemente necesite la aportación de 3 o incluso 4 personas, esta desproporción es la que provoca que el sistema de pensiones se ponga en peligro, y la única solución es mejorando las remuneraciones de los empleados.

¡Pues sí que va a estar complicado el asunto!, ni Caribe…, ni palmeras…! ¡a ver si iba tener razón la joven del banco cuando me ofrecía el plan de pensiones! Yo la verdad lo encasillé como la labor típicamente comercial de toda entidad financiera: buscarse las premisas necesarias para justificar la entrada en un mercado del que hoy por hoy no pueden participar en demasía.

Los planes de pensiones son sistemas de pensiones cuyo funcionamiento se basa en la capitalización, es decir, cada trabajador ahorra una parte de sus ingresos para después poder disfrutar de una pensión. Tienen el inconveniente de estar sujetos a las volatilidades de los mercados de los cuales proceden los rendimientos, aunque a favor, sostienen el tener unas rentabilidades considerables. Otro problema añadido es el hecho de que los sistemas públicos se basan en criterios universalistas, rompiéndose la libertad de elección, lo que provoca que un plan de pensiones se contemple como mejora del sistema de la seguridad social y no como elemento sustitutorio.

Cualquiera de los dos sistemas parecen tener sus ventajas y desventajas. Quizás lo ideal sería la creación de un sistema híbrido con las ventajas de ambos, de manera que se reducirían los costes para la administración y se contribuiría a una mayor eficiencia. Así lo afirmaba ya hace algún tiempo el Banco Mundial, promoviendo la creación de sociedades mixtas:

“Un sistema que incorpore el máximo de elementos posible, según las preferencias de cada país y el nivel de vida y de incidencia de los costos de transacción, puede, mediante la diversificación generar rentas de jubilación con mayor eficacia y eficiencia”,

En fin, creo que la única forma de tener mi isla del Caribe con sus palmeras, los cocos, las innumerables señoritas en bikini... y una pensión vitalicia de casi 2.200€ es tener el sistema de pensiones de este señor:

FELIPE ABAD

¿ CONFIAMOS EN NUESTRO SISTEMA DE PENSIONES?

¿Sería recomendable que empezásemos a pensar en un plan de pensiones alternativo a la seguridad social afín de asegurarnos una prestación de jubilación digna? ¿Es este un buen momento? Lo que está claro es que una gran parte de los españoles no confían en el sistema público español de pensiones. Y los datos están ahí, salta a la vista. Se ha producido un aumento del envejecimiento de la población española unido a un aumento considerable de la esperanza de vida.

Por otro lado destacar que la Seguridad Social española ha perdido un gran número de extranjeros afiliados, provocado directamente por la crisis y la relación entre estos y el sector de la construcción (ya que uno de cada cuatro se dedicaba a este sector). Y si algo sobra en estos momentos es mano de obra

Ante este panorama cabe pensar que el sistema de pensiones en España, de cara al futuro tendrá serios problemas de solvencia y que las cantidades a percibir en el momento de la jubilación serán mínimas, siendo optimistas. Otro aspecto a tener en cuenta es que nuestro reparto está basado en un sistema piramidal, es decir, se parte de la base formada por todos los cotizantes y esto sirve de sustento para pagar a los jubilados. Y aunque nuestro sistema goza del respaldo del Estado, el aumento frenético del desempleo que estamos viviendo, supondrá aún un mayor coste a la hora de mantener la financiación de nuestro sistema de pensiones.

El epicentro del debate político durante los últimos veinte años se ha centrado en la divergencia entre el mantenimiento del sistema de reparto o la transformación en un sistema de capitalización (público o privado). En el caso del público el Gobierno tomaría el mando y las decisiones de inversión. En el privado las prestaciones por este método vendrían determinadas en función de las aportaciones realizadas a una cuenta personal, algo que perjudicaría a aquellas personas con largos periodos de paro a lo largo de su vida.

Dado que esto no plantea un final para nada feliz, ya que las alternativas que nos quedan serían bajar la cuantía de las prestaciones a percibir o por el contrario aumentar los impuestos, en mi opinión deberíamos dirigirnos hacia un sistema de pensiones privado. Este nos proporcionaría una mayor libertad, mayores beneficios, un reparto más justo y mayor seguridad.
IÑAKI GÓMEZ

jueves, 12 de febrero de 2009

UN SISTEMA CONDENADO AL FRACASO.

La reforma del sistema público de pensiones es una necesidad inmediata en nuestro país dado que por todos es sabido que nuestro sistema piramidal, si no se cambia y mejora, está condenado al fracaso. Incluso puede llegar a la quiebra.

Se trata de un sistema que provoca que en los años en los que las economías tengan un crecimiento económico alto y elevados niveles de empleo, éstas pensiones no significarán un gran gasto, pues la gran mayoría de los que llegan a jubilarse han tenido posibilidades de trabajar y, por tanto, de generar derechos y fondos para la hora de su jubilación. El aumento que se produce en estas prestaciones por parte del gobierno es el resultado, más bien, del deseo de ampliar el alcance del bienestar social.

Sin embargo, en los últimos años, cuando la actividad económica se ha ralentizado y el desempleo ha aumentado hasta cifras muy elevadas, cuando, en su consecuencia, han aparecido grandes bolsas de pobreza y marginación social, estas pensiones han debido aumentar de un modo significativo. Por un lado, porque había más beneficiarios potenciales a causa de la crisis; por otro, porque a pesar de que suponían más carga financiera, a los gobiernos les resulta siempre difícil desatender la influencia electoral que siempre tiene la población jubilada.

El sistema actual se fundamenta en un mecanismo proveedor de prestaciones de carácter universal (porque pretende atender la necesidad de todos los ciudadanos), basado en los principios de solidaridad y redistribución de las rentas horizontal (entre miembros de una misma generación) y verticalmente (entre generaciones diferentes), y que tiene dos grandes ámbitos: las pensiones no contributivas y las contributivas.

 El problema principal viene provocado por los cambios producidos en  nuestra pirámide de poblacional. La vida moderna hace que nuestra natalidad descienda a pasos agigantados y provoca el envejecimiento de nuestra población. En pocos años la población activa que pagará las pensiones de los jubilados será menor que los beneficiarios de dicha prestación y será aún peor con el paso de los años.

El sistema, se basa entonces, en un acuerdo implícito los trabajadores actuales pagan las pensiones de los pensionistas actuales con la certeza de que cuando ellos se encuentren en está situación existirán otros trabajadores que se la pagarán. Además existe un determinado número de pensiones no contributivas a las que el Estado tiene que hacer frente, se trata de personas que nunca han participado en la vida laboral o si lo han hecho ha sido a través de la denominada economía sumergida, el gobierno para hacer frente a estos pagos saca dinero de los impuestos.

Con el sistema actual será necesario retrasar la edad de jubilación y reducir las ya de por si deficientes prestaciones. Además, hay que tener en cuenta que con este sistema cuando una persona comienza a percibir la prestación pierde poder adquisitivo sobre todo aquellos que percibían unos rendimientos del trabajo muy elevados. De ahí que, en los últimos tiempos se desarrollen en nuestro país muchos fondos privados de pensiones y cada año se incremente el número de participantes así como las cantidades aportadas. Hay que tener en cuenta que estos fondos cuentan con incentivos fiscales aunque existen límites a las aportaciones que pueden realizarse. La ventaja de estos sistemas privados viene dada por su sistema de capitalización e inversión de las aportaciones de cada socio. La cantidad percibida en el futuro dependerá de las aportaciones realizadas y de la capacidad de inversión de los gestores. Con esto eliminamos el riesgo de que no existan suficientes trabajadores en el futuro para hacer frente a las prestaciones ya que cada persona percibirá la prestación en función de lo aportado y de la rentabilidad que la gestora consiga.

Mª ESTHER GALLARDO

 

miércoles, 11 de febrero de 2009

Sistema de pensiones: ¿público o privado?

Esta es la pregunta que todos los ciudadanos nos estamos haciendo en los últimos meses. ¿Por qué? La respuesta es tan sencilla como que al ritmo que llevamos, el sistema público de pensiones español no tiene ningún futuro.

Esto se ve muy claro cuando se explica el funcionamiento de dicho sistema: a grandes rasgos su base es que los trabajadores de hoy pagan las pensiones a los de hace 50 años y al mismo tiempo esperan cobrar de los futuros trabajadores. Este sistema parece lógico y funcional pero con un pequeño matiz que lleva al traste con el método: la natalidad. La pirámide poblacional española es invertida, es decir que hay mas gente mayor (por lo tanto jubilada) que gente en edad de cotizar o próxima a hacerlo.

Por este motivo los expertos indican que esto no es sostenible y comienzan a buscar soluciones antes de que sea tarde. Una de las que se propone es un sistema privado basado en la capitalización individual de los ahorros de cada individuo (en chile lleva 15 años funcionando muy bien). Las ventajas que conllevan son importantes, tanto económicamente (esta demostrado que la rentabilidad de una cartera es mayor que la tasa de crecimiento de los salarios en un periodo de 40 años), como socialmente ya que se incrementa el ahorro y se despolitiza el sistema de pensiones.

Sin embargo esta solución no es el maná y la reforma que se plantea no es pasar del actual sistema de reparto a uno de capitalización. La reforma propuesta en este estudio consiste en darle a todos los trabajadores menores de 45 años que actualmente pertenecen al sistema de pensiones de reparto, la libertad de optar por cambiarse a un sistema de capitalización individual administrado por empresas privadas especializadas. Los que ingresen en el futuro a la fuerza de trabajo acceden automáticamente al sistema de capitalización individual. A los trabajadores mayores de 30 años que decidan cambiarse, el Estado les entrega un Bono de Reconocimiento que les compense, total o parcialmente (según la edad), por las contribuciones realizadas en el sistema de reparto.

Los que deciden no cambiar de sistema, los mayores de 45 años y los actuales pensionistas, permanecen en el sistema de reparto de acuerdo con todas sus reglas, incluyendo la actualización de las pensiones.
Por lo tanto, la mala noticia para España es que su actual sistema de pensiones no es viable. La buena noticia es que existe un modelo alternativo, que se ha probado que funciona, y que existen escenarios que hacen posible la transición gradual desde el actual sistema de reparto a uno de capitalización individual.
LUIS MIGUEL CASTRO

viernes, 6 de febrero de 2009

¡LA QUE NOS ESPERA!

El gobernador del Banco de España lo ha pedido expresamente y ahora los expertos de la OCDE entran a la carga, el sistema público de pensiones español necesita reformar el modelo que regula las jubilaciones de casi 20 millones de trabajadores.
¿Por qué? Porque se piensa que el sistema actual se acerca a la banca rota y esto es debido fundamentalmente a un incremento de la esperanza de vida y la reducción de la fertilidad y ¿cómo nos afecta esto? Esto afecta porque en España el sistema público de pensiones se basa en el sistema de reparto, esto es, las cotizaciones que pagan los trabajadores activos se utilizan para pagar las pensiones de quienes están jubilados en el momento presente. Cuando estos trabajadores se jubilen, sus pensiones se pagarán con las cotizaciones de quienes están trabajando en ese momento, ¿se podrán sostener las jubilaciones de la generación del baby boom (desde los años 50 hasta la década de los 70)?.
Pero ¿no sería mejor un sistema de capitalización? Este sistema se basa en que las cotizaciones que paga el individuo se invierten en un activo con rentabilidad y llegada la edad de jubilación de los trabajadores recibirán una pensión que se pagaría con las cotizaciones que se realizaron y los intereses que han generado. De esta forma cada persona se paga (con su ahorro pasado) su pensión de jubilación.
Este sistema de capitalización podría ser tanto público como privado. En el caso de un sistema de capitalización público, sería el gobierno el que administrase los fondos de pensiones, pero ¿qué problemas conlleva esto? El Estado se convertiría en el inversor más grande del país y surgirían una serie de interrogantes como podrían ser: ¿Qué acciones compraría el gobierno?, ¿invertiría en empresas que contaminan?, ¿invertiría en tabaco? Por otro lado estaría el sistema de capitalización privado, y en mi opinión, el que posiblemente mejor funcione, siempre y cuando se respeten las fuertes regulaciones en cuánto al tipo de inversión. Hay que tener mucho cuidado con la especulación y la mal administración de las empresas privadas. Este sistema privado mejoraría la eficiencia ya que la competencia ya que la competencia sería muy elevada. Se podría pensar en eliminar la Seguridad Social siempre y cuando un único organismo público vigilase con mucho cuidado y detenimiento cada una de las inversiones que realizan las distintas gestoras dentro del marco que regula este tipo de fondos (tipos de activos en los que se puede invertir, % de cada activo en la cartera…).
Cada vez hay más países que cuentan con un sistema de protección donde la cobertura privada tiene más peso en el pastel de la pensión.
Si se continúa con el sistema actual, los expertos advierten que sólo hay tres finales posibles:1) subir las cotizaciones a los trabajadores o a las empresas, 2) elevar los impuestos, 3) reducir las cantidades de las pensiones.
GONZALO PÉREZ LLANO

miércoles, 4 de febrero de 2009

¡QUE NO LES TOQUEN LA PENSIÓN!

El problema de las pensiones es un asunto que está en la piel de la ciudadanía, es un quebradero de cabeza que sostienen tanto los contribuyentes actuales como los pensionistas de hoy en día.

Todo se remonta al Pacto de Toledo de 1995, que recordemos que es un acuerdo parlamentario para velar por el sistema público de pensiones firmado por los políticos para intentar poner fin al problema de las pensiones.

Como todo problema, para analizarlo, hay que analizar sus antecedentes y esta vez mas que nunca, estos son muy clarificadores, pues la economía española ha sufrido numerosos cambios, su población ha aumentado en número y en calidad de vida, la mujer se ha incorporado al mercado de trabajo y se han reducido drásticamente las tasas de natalidad y mortalidad, por lo que en consecuencia la población española ha envejecido mucho, y mas que lo haría si no llega a ser por los inmigrantes que han venido en estos últimos años.

En España la base del sistema de pensiones se sostiene en que las pensiones de hoy las pagan los contribuyentes de hoy (lo que se conoce como sistema de reparto), pero hay otro sistema mas, el de capitalización (utilizado en otros países) y por el cual se determina la cuantía de la jubilación en función de las aportaciones realizadas según un rendimiento financiero en el tiempo, considerando la esperanza de vida.

Los dos sistemas son perfectamente compatibles aunque como ya vimos discurren aún por alguna vía separados y se tendrán que unificar para dar solución al problema en cuestión, pues aunque despunte la tasa de natalidad y de población activa, vía población española o inmigrante, la pensión es algo vital para el que la recibe, ya sea esta de jubilación, viudedad o incapacidad.

Cuanto menos es cuestionable que el poder de tomar este tipo de decisiones las tengan los políticos, ya que nunca tomarán decisiones que perjudiquen sus intereses, venga a colación la imposibilidad de privatizar las pensiones, pues es demasiado impopular, y sería una pena el ni tan siquiera tenerla en cuenta, ya que aún si abogar por el 100% de las pensiones en manos privadas, éstas al estar lejos de papa Estado, podrían ser destinadas plenamente a inversiones rentables y así de paso revitalizar económicamente hablando, otros sectores.

Es obvio reconocer que es un asunto que no se limita a cotizantes y pensionistas, y que todos deben arrimar el hombro para resolverlo, como están haciendo algunas empresas alargando la edad de jubilación, e incluso algunos trabajadores, que siendo conscientes de la situación alargan su edad de jubilación para no ahogar todavía un poquito mas al sistema.

De momento los ciudadanos, atemorizados porque dentro de cinco o seis décadas decaiga el actual modelo pensionista, actúan según su posición en el problema, y hay de los que si se lo pueden permitir, contratan un plan de pensiones privado, y de los que no se lo pueden permitir y rezan para que sus descendientes puedan cobrarla y que a ellos no les toquen la pensión.
GERMÁN X. MARTÍN

¿HAY QUE JUBILAR EL SISTEMA DE PENSIONES?

En la mayoría de los países avanzados se está produciendo un envejecimiento de la población que alcanzará su máximo entre los años 2030 y 2050, según todo indica. Este envejecimiento se traducirá en una reducción del número de ocupados por pensionista y, en función de la intensidad del envejecimiento y de las características del sistema de pensiones puede requerir modificaciones sustanciales del sistema para que sea sostenible financieramente.El actual sistema de pensiones es insostenible, precisamente por el alargamiento de la vida. Así se ha expuesto la necesidad ineludible de alargar la vida activa, combinándolo al tiempo con planes de pensiones complementarios y con un aumento del ahorro, pues no puede defenderse un Estado del bienestar a base de sobrecargar al contribuyente, que cada vez es una figura más escasa.Aunque en los últimos años se han realizado diversas modificaciones del sistema de pensiones dirigidas al objetivo de garantizar sus sostenibilidad, dichas medidas de reforma, si bien en muchos casos han ido en la dirección adecuada, probablemente no son suficientes para asegurar la viabilidad futura de las pensiones, al menos en los escenarios de envejecimiento y crecimiento menos favorables. Por eso, es necesario tomar nuevas medidas que garanticen la sostenibilidad del sistema actual de pensiones...para preservar el sistema público de reparto.Además de la adopción de una serie de medidas de gestión -racionalización de las prestaciones y reducción en el fraude por cotizaciones, fundamentalmente- las alternativas y posibilidades de reforma se resumen en reducir el gasto en pensiones o aumentar los ingresos. La reducción del coste se puede lograr retrasando la edad de jubilación -legal o efectiva- (medida que ya se ha tomado trasladando la edad de jubilación en los trabajadores de la Administración a 70 años) o reduciendo la pensión base por una variedad de vías, que incluyen aumentos en el número de años incluidos en el cálculo de la pensión base o la exigencia de un mayor número de años cotizados para acceder a una pensión completa.Por otro lado, el aumento de ingresos se puede alcanzar incrementando los impuestos, incluidas las cotizaciones, medida muy poco populista porque cada vez le es más difícil a las familias llegar a fin de mes.Y fundamentalmente en un momento como el actual donde la tasa de paro crece día a día se hace más cuestionable aun el actual sistema de pensiones. La llegada en los últimos años de emigrantes al mercado laboral supuso un respiro porque el sistema parecía que podía aguantar pero con la actual crisis muchos de ellos han vuelto a sus países de origen, debido a que han perdido sus trabajos, por lo que siempre se está con cierto temor.
Otra de las posibilidades que se plantea sería la de obligar a contratar un sistema privado a todo el mundo proporcional a la renta de tal manera que el sistema público se redujera en la misma proporción. Se tendría un equilibrio entre ambos de forma tal que no recayera en el Estado el sostenimiento total de las pensiones y que ante situaciones extraordinarias exista otro sistema que lo ayude.
Se trata de un problema muy importante cuya solución se ha dejado pasar en momentos de crecimiento económico pero en una sociedad como la actual que cada vez está más envejecida y donde el nivel de desempleo cada vez es mayor se hace casi desesperado buscar soluciones. Pero primero habría que intentar solucionar la crisis actual, que es algo muy apremiante, y cuando las cosa estén más tranquilas emprender una reforma total del sistema de pensiones, analizando cuales son las posibilidades y de ésas cuales son las más recomendables para nuestro país para que las situaciones coyunturales económicas no nos influyan por esa vía.
MARÍA SERRANO BELLO

Datos de morosidad en banca

La morosidad se define como el retraso en el cumplimiento de un pago o pagos.

La morosidad de los créditos concedidos por bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito a particulares y empresas subió en noviembre hasta el 3,118%, la tasa más alta desde octubre de 1997, cuando se situó en el 3,18%, según datos del Banco de España.

Este dato supone un incremento de 0,281 puntos respecto a la tasa de octubre, que se situó en el 2,837%, y más de tres veces superior a la de un año antes, cuando se colocó en el 0,838%. Además, este incremento de la morosidad supone la decimoséptima subida consecutiva, después de situarse por encima del 2% durante más de cuatro meses consecutivos.

De hecho, el dato de noviembre recoge nuevamente las quiebras inmobiliarias de los últimos meses, que contribuyen a que las cajas de ahorros, sus principales acreedoras, hayan llegado ya a tener una tasa de mora del 3,63%, mientras que la de los bancos se colocó en el 2,61%.
En este sentido, el volumen de créditos de dudoso cobro de las cajas fue de 32.259 millones de euros en el penúltimo mes del año, para una cartera crediticia total de 888.535 millones, casi 3.000 millones más en sólo un mes, ya que en octubre los dudosos sumaban 29.270 millones, en septiembre, 26.039 millones y en agosto, 25.467 millones.
Los máximos competidores de las cajas de ahorros, los bancos, registraron en noviembre una mora del 2,61%, es decir, consignaron como dudosos un total de 21.165 millones de euros de los 810.517 millones que componían su cartera crediticia total.
Estas entidades también vieron avanzar su mora respecto al mes anterior, cuando llegaron al 2,35%, y la multiplicaron más de tres veces respecto al 0,748% que tenían en noviembre de 2007. Por último, las cooperativas de crédito cerraron noviembre con una mora del 2,8%, lo que supone 2.697 millones de euros considerados difíciles de recuperar -dudosos- de un total de 96.003 millones, y muy lejos del 0,973% que tenían un año antes.
En volumen absoluto, las entidades financieras que pueden conceder créditos en España sumaban a finales de noviembre un total de 56.121 millones de euros en créditos dudosos, para una cartera total de 1,867 billones, sólo un poco superior a la de octubre, a causa de las dificultades para obtener financiación en un mercado que lleva más de un año cerrado.
FRANCISCO PARDO FERREIRO

lunes, 2 de febrero de 2009

PROVISIONES CONTRA LA MOROSIDAD

Comienzan a cumplirse las peores hipótesis en el sector financiero, que empieza a pagar los excesos cometidos a raíz del boom inmobiliario. El porcentaje de créditos impagados ha aumentado considerablemente y se cree que lo peor está por llegar.
La morosidad de los créditos concedidos por bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito a particulares y empresas alcanzó en noviembre el 3,118%, la tasa más alta desde octubre de 1997, cuando se situó en el 3,18%, según el Banco de España.
De momento la tasa es reducida desde un punto de vista histórico, ya que todavía se encuentra lejos del 9,25% que alcanzó en 1993, en la última crisis económica importante, pero cada vez preocupa más al sector, que se ve obligado a provisionar los créditos dudosos.
La morosidad de noviembre refleja las quiebras inmobiliarias de los últimos meses, contribuyendo a que las cajas de ahorros hayan llegado a tener una tasa de mora del 3,63%, mientas que la de los bancos se colocó en el 2,61%.
Si la tasa de paro sube al 15%, muchos bancos y cajas podrían verse en un serio aprieto, al agotar en pocos meses las provisiones genéricas, es decir, los fondos que el Banco de España había obligado a guardar en tiempos buenos para protegerse ante un posible cambio de ciclo. Estas provisiones genéricas aguantarán en función del tiempo y la dureza de la crisis.
Con respecto a las provisiones específicas, aquellas que se dotan para cubrir los créditos de dudoso cobro, representan ya el 34% de los fondos que tienen las entidades en balance para afrontar las posibles pérdidas por insolvencias. El aumento de estas provisiones se explica por el repunte de los créditos que pasan a considerarse dudosos. Éstos ascendían al cierre de septiembre a 48.707 millones de euros, un importe tres veces superior al saldo acumulado un año atrás.
Se espera que estas provisiones continúen ganando peso en el balance de las entidades financieras, ya que el saldo dudoso alcanzó los 59.460 millones de euros al cierre de noviembre.
Las provisiones totales acumuladas por la banca hasta noviembre alcanzaron los 42.758 millones de euros, lo que supone un incremento del 26,5% respecto al cierre del mismo mes de 2007. El saldo de provisiones, que incluyen las genéricas y las específicas, aumentó en 778 millones respecto a octubre, lo que representa un incremento del 1,8%.
La situación no parece que vaya a mejorar, ya que la actual crisis económica y el repunte del paro lleva a las familias y empresas a no pagar sus deudas.
Los principales problemas que debe afrontar la banca a corto y medio plazo son el alza de los créditos dudosos, la dependencia de las actividades inmobiliarias, las fuentes de financiación más caras, la costosa red de sucursales y las mayores necesidades de recursos propios.

Begoña Requeijo

LA GRAVE CONSECUENCIA DE DEJAR DE PAGAR LO DEBIDO

Una de las mayores consecuencias de esta época en la que nos encontramos es la morosidad que están sufriendo las entidades de crédito y que además de estar ya en niveles preocupantes, continúa en aumento. Tras haber evitado el colapso financiero con las ayudas concedidas por los Gobiernos a los Bancos, puede parecer que la situación de estos, por lo menos haya mejorado, pues bien esto es una verdad a medias, los Bancos con estas subastas de activos han tratado de corregir los daños producidos por la crisis financiera, pero la solución a sus problemas depende también y en gran medida de que sus clientes les devuelvan los capitales prestados y sus intereses cumpliendo así con su obligación y recuperando la Banca de esta manera lo prestado y obteniendo un beneficio por ello. Es más, debido a la burbuja inmobiliaria y al aumento desmesurado de la concesión de préstamos y créditos durante los últimos años, los problemas que el impago de éstos cause a las Entidades Bancarias y de Crédito sea aún mayor de lo se piensa. Dejar de pagar un crédito o una hipoteca no es algo que se haga a la ligera porque nuestra legislación acarrea graves consecuencias para los que no cumplan con su obligación de pago y las tasas medias de impago en situaciones económicas globales normales que ya tienen en cuenta los Bancos son muy inferiores a las actuales. Sin embargo ante circunstancias como las que estamos viviendo desde finales del año 2008 y hasta que los datos macroeconómicos indiquen una salida de la crisis una parte importante de la población no tiene más remedio que y como último recurso dejar de pagar sus compromisos crediticios. Todo esto hace que los bancos hayan comenzado a ser mucho más precavidos en cuanto a la concesión de préstamos e hipotecas.
Reclamar el pago es posible tras tres meses de impago, pero el verdadero problema es el cobro real y efectivo de las deudas que en algunos casos llega a postergarse un largo plazo de tiempo y en otros casi se convierte en imposible y si se logra suele ser a través de un proceso judicial auxiliado por negociaciones entre partes. Pero la morosidad también nos afecta a los solicitantes de créditos puesto que aunque los tipos de interés bajen los bancos no trasladan íntegramente estas bajadas a los clientes pues han de prevenirse ante impagos y con este diferencial disminuir sus deudas ocasionadas por los impagos, con ello todos sufrimos aunque no seamos causantes.
MIGUEL GUTIÉRREZ

¡SE VEÍA VENIR!

Se percibía en los corrillos del mundo financiero, era una consecuencia obvia de los pasados años, en los que tipos de interés no demasiado altos y una buena situación económica, propiciaban que si las cosas se torcieran, no era factible pensar que no se iba a producir una alarmante subida de la tasa de morosidad y de la tasa de impagados en el sector bancario por parte de sus clientes.

Lo primero sería puntualizar la diferencia entre un crédito moroso y un fallido, y es que en el primero, se ha producido un retraso de tres meses en el pago de las cantidades a entregar (principal y/o intereses) por parte del deudor; lo que difiere del crédito fallido, que es aquél que es considerado como incobrable por parte de la entidad.

La situación de crisis financiera y económica que vivimos actualmente es el caldo de cultivo y el origen para que la tasa de morosidad aumente, pues ahogados hace unos meses por el yugo de la inflación, del euribor, y de tipos de interés del 4%, los agentes económicos solicitaban créditos a mansalva, pero cuando la situación se torció, estos créditos se volvieron morosos o impagados y los individuos no tenían mas remedio que dejar de pagarlos y declararse insolventes, pese a que en España a diferencia de EE.UU., si un individuo no paga su hipoteca, responde con todos sus bienes presentes y futuros.

La morosidad ha aumentado hasta tal punto que ha supuesto que sea uno de los mayores retos a los que se enfrentan los bancos, ya que esta unida a su otro gran reto que es la no dependencia del sector inmobiliario, y para eso los departamentos de riesgos de las propias entidades tiene que tener un importante protagonismo, ya que deberán ser mas cuidadosos a la hora de dar créditos, lo cual no significa cerrar a cal y canto el grifo del crédito, ya que eso sería propiciar que aumente la tasa de defunción de las PYMES, y ralentice todavía mas el ritmo del consumo.

Los resultados de las dos principales entidades bancarias en España, muestran una drástica reducción de su beneficio en 2009 con respecto a 2008, circunstancia obvia pues la morosidad les obliga a aumentar el nivel de provisiones que tienen que realizar por estas circunstancias. No obstante la mella en los resultados bancarios no es la única consecuencia del incremento de la morosidad, pues han proliferado las entidades que se dedican a la compra y venta de créditos fallidos.

Para resolver tanto la imparable escalada de la tasa de morosidad como para abrir el grifo del crédito a los consumidores, los bancos y especialmente las cajas (en las que la morosidad es mucho más superior a los bancos, ya que están mas unidas que los bancos al sector inmobiliario), no van a tener mas remedio que buscar procesos de fusión o concentración para ser mas competitivas y oxigenar sus balances, y así evitar el aumento de la tasa de morosidad de las entidades financieras, que es lo que se veía venir.
GERMÁN X. MARTÍN

LA MOROSIDAD EN LA BANCA

Las principales entidades manejan escenarios de «crecimiento cero o más bien negativo» del crédito para 2009 y tasas de morosidad que podrían llegar a una media de hasta el 8%. Hay que recordar que la peor tasa de mora alcanzó el 9,2% en febrero de 1994.
Si se llegan a alcanzar esas tasas que ahora pronostican bancos y cajas de ahorros, la solvencia de algunas entidades se encontraría en grave peligro y sería necesario recapitalizarla o en el peor de los casos fusionarla con otra para que no desapareciera. Hay que tener en cuenta que en estos momentos ningún Gobierno va a dejar quebrar a ninguna de sus principales entidades.
Las principales causas para la morosidad se encuentran en las dificultades que atraviesan las promotoras e inmobiliarias, y el reflejo de un elevado euríbor en las hipotecas, ya que aún no se había trasladado a los créditos el descenso de este indicador.
La morosidad de noviembre recoge nuevamente las quiebras inmobiliarias de los últimos meses, que contribuyen a que las cajas de ahorros, sus principales acreedoras, hayan llegado ya a tener una tasa de mora del 3,63%, mientras que la de los bancos se colocó en el 2,61%.
El volumen de créditos de dudoso cobro de las cajas fue de 32.259 millones de euros en el penúltimo mes del año, para una cartera crediticia total de 888.535 millones, casi 3.000 millones más en solo un mes. El pasado octubre, los dudosos eran 29.270 millones.
Por todo esto se han empezado a lanzar voces de alarma en el sector español sobre la posibilidad de que nuestras entidades vayan a necesitar más capital para mantener su solvencia a salvo. El propio vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, ya lo ha dejado caer al analizar lo que está pasando en otros países de nuestro alrededor.
Ahora bien, vaticinan que la recesión implica una desaceleración importante del crédito, lo que hace que el PIB se contraiga y los precios caigan, como ya ocurre. En esas condiciones consideran que es prácticamente imposible que el crédito vaya a crecer por encima del PIB nominal. Es decir, de cero. Además, el rápido y fortísimo endeudamiento de los últimos años producirá ahora el efecto contrario, con un incremento del ahorro para reducir ese apalancamiento. Con lo cual no sería descartable que incluso el crédito creciera menos que el PIB nominal.
Asimismo, el desconocimiento de cuánto va a durar la crisis financiera internacional puede llevar a una reducción muy importante en la concesión de créditos . Eso haría contraerse todavía más el PIB, algo, que a modo de ver de las entidades, hay que evitar de todos modos.
DIGNA CARRASCO

LIMITES LEGALES A LA INSCRIPCION EN REGISTROS DE MOROSIDAD

La Asociación Hipotecaria a mitad del 2008 pronosticaba que la crisis que en ese momento estaba empezando a sufrir la economía española, duplicaría la tasa de morosidad hipotecaria a final de año.
Este incremento que había tenido su origen en el encarecimiento del precio del dinero ya se había intensificado a lo largo del ejercicio del 2007, provocando la primera caída de los beneficios de los bancos desde el estallido de la crisis de las punto.com y un frenazo de los beneficios de la cajas como consecuencia de las provisiones que se vieron obligadas a realizar para cubrir el aumento de la morosidad.
Esta subida de la morosidad en las entidades financieras españolas en comparación con la media europea no es alarmante para el sistema pero en cambio si tiene importantes repercusiones negativas para familias y entidades, viéndose fuertemente incrementados los embargos por impagos de hipotecas, situación que se pronostica que se agravara en los próximos meses ya que muchos hipotecados han dejado de pagar ya dos cuotas lo que les sitúa al límite del embargo, ya que es a partir del tercer impago cuando se pasa a engrosar la partida de créditos de dudoso cobro en los balances de las entidades financieras.
Entidades financieras que deben poner el máximo cuidado en cumplimentar todos los requisitos preceptivos para la inclusión de personas y empresas en ficheros de morosidad como ASNEF Y BADEXCUG. Debiéndose prestar especial atención a las personas físicas por ser las directamente protegidas por la legislación sobre datos de carácter personal. En este sentido la instrucción 1/1995 de la Agencia Española de Protección de Datos dice para poder inscribir a una persona en uno de los registros de morosidad será preceptivo “requerimiento previo de pago a quien corresponda, en su caso, el cumplimiento de la obligación”
Por otra parte la Audiencia Nacional en ST de 7 de Noviembre de 2007 matiza que “la carga de acreditar la comunicación corre de cuenta del que comunica los datos al fichero, pues se trata de salvaguardar un derecho fundamental”. De lo cual se deduce que la carga de la prueba de demostrar el envío del correspondiente requerimiento de pago al deudor, le corresponde a la entidad financiera.
Requisito que se convierte en especialmente necesario en el caso de los avalistas, por poder concurrir en ellos la figura de apoderado de una empresa, que como tal puede conocer la existencia de una deuda, lo cual en cambio no exime a la entidad financiera de llevar a cabo el requerimiento de pago, tal y como se pone de manifiesto en Resolución 198/2008 donde se impone una multa de 6000 euros a una entidad financiera por no haber realizado el requerimiento preceptivo a un avalista y haberlo incluido en el fichero de morosidad.
Por lo que aunque la inscripción en estos ficheros son de gran importancia para evaluar la solvencia de una persona y poder denegar crédito a quien en ellos aparece inscrito con alguna deuda, las entidades se ven sujetas al cumplimiento de lo que marca la normativa para poder llevar a cabo esta inscripción.

Rebecca T Vilariño

¿24900 pts?

Os preguntareis, y éste porque pone esto. Pues era la cuota que pagaban mis padres al comprar su vivienda, en el años 1984. Y está cuota la pagaron toda su vida. Pues esta cuota que pagaron durante la duración del crédito, creo que es la clave del aumento de morosidad de los bancos, en este año2008, y posteriores

Ahora os lo analizare, el porque de está teoría. Me baso en que antiguamente, la gente pedía créditos a tipo fijo, y sabían durante la vida del mismo lo que pagaban, de la cantidad total, esto se desdobla, en una parte de capital y otra de interés, que se movían inversamente, entre sí.

Pero en está época de que todo el mundo se puso a comprar pisos como locos, esto conlleva que las familias piden créditos para pagar los mismo, es ese época comienza la espiral de bajada de tipos, que llevan a los mismos a un euribor increíble de casi 2%. Aquí los bancos vieron un filón, dándolos a euribor+0.5%. Me explico todo con cuota variable. Mientras hubo bonanza no había problema la gente compraba, pedía y sobre todo pagaba, no había problema, pero el BCE, al tener los tipos tan bajos, tuvo miedo de la inflación, entonces para controlarla, comenzó a subir tipos.

Y a aquí el problema principal, ¿Por qué?, el tipo subió porcentualmente hasta un 100%, si un 100%, lo cual creó el gran problema, que la gente ya pagaba por su cuota de interés, el doble de lo que pagaba, y esto redujo el consumo, y llevó a una reducción de la economía. Y eso es una de las razones de la crisis actual, que hay gente que va al paro, y no puede pagar sus deudas, por lo que aumenta los impagos, pero no solo les pasó a las familias, sino que también a las empresas, y ahora no dan pagado por la crisis de liquidez y de confianza, se incrementa el paro.

¿Entonces de quien fue la culpa?, de los bancos o de las familias, pues de los dos, unos por no asesorar bien, porque no recomendaban a muchas familias tipo fijo, para que fuesen desahogados, porque siempre pagaban lo mismo, y los sueldos se incrementaban, respecto al IPC. Y las familias no acordarse de los cuentos de los abuelos, y pensar que el tipo de interés estaría siempre bajo.
Para mí aquí está la crisis, los bancos prestaron a variable a personas que no daban soportado en sus cuentas, incrementos de tipos de interés.
La situación actual es mala, y las entidades para no declarar, grandes morosidades, están refinanciando muchos créditos y líneas de financiación.

Vamos responder a la pregunta, que implicaciones tiene la declaración de morosidad. Pues principalmente, es la provisión de cuentas (ahorro fiscal, algo positivo, ¿no?), pues si pero eso implica comerse las reservas y capital. Por lo que tendremos que ampliar capital y mejorar los cuore capital.
Entones están refinanciando, y controlando todo lo que prestan, y eso unido, a empezar a montar sociedades inmobiliarias, para rentabilizar la morosidad que le entra.
ANTONIO VÁZQUEZ

MOROSIDAD

Nuestro sistema financiero ha demostrado solidez en malos momentos. Mientras caen bancos en las economías más desarrolladas, como Estados Unidos, Reino Unido o Francia, los bancos españoles están absorbiendo a otros bancos extranjeros, se están capitalizando y dan garantías de solvencia.
El Gobierno español ha impulsado un plan de ayuda al sistema financiero que consta de tres medidas importantes: el aumento de las garantías de depósitos hasta los 100.000 euros, la compra de activos bancarios sanos hasta los 50.000 millones de euros, y la concesión de avales a los bancos hasta los 100.000 millones de euros. A través de este plan, los bancos están obteniendo importantes fondos del Estado, nunca de forma gratuita, sino que tienen que pagar el correspondiente interés de mercado.
Los datos que se manejan sobre la morosidad tanto de bancos como cajas de ahorro. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ha advertido que la morosidad de las entidades bancarias alcanzará el 6 por ciento durante 2009, un porcentaje "malo", pero "no preocupante", ya que España ha tenido tasas de hasta un 8 o 9 por ciento, por lo tanto confía en la fortaleza de las entidades.
A pesar de ser nuestro sistema financiero sólido, de contar con importantes ayudas del gobierno español, la realidad contrasta con otra que también vivimos. Nuestras empresas y las familias tienen muchas dificultades en la obtención de créditos. La morosidad de los bancos se ha triplicado y la de las cajas se ha multiplicado por cuatro en un año. La bajada de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) no se está trasladando de forma inmediata al euribor.
Los bancos justifican la menor concesión de créditos alegando que ha bajado mucho su demanda, por la caída del consumo y la inversión, pero el principal cambio que se ha producido con la crisis financiera internacional es que ha aumentado mucho el riesgo. Por ello, si el objetivo de la banca, hace unos años, era obtener beneficio con la concesión de más préstamos, ahora se ha fijado como principal objetivo el reducir el riesgo, ante la pérdida de confianza que se ha producido.
Por otra parte, las crisis financieras conducen a procesos de concentración y ajustes. Si en los años 80 se redujo en más de cuarenta el número de cajas de ahorro, hasta llegar a las 45 que actualmente existen, en la actual crisis también se iniciará una nueva concentración de entidades financieras. Cuando se reducen los ingresos, lo normal es adoptar medidas que les permitan reducir costes, mediante economías de escala.
La banca ha de ajustarse a las nuevas circunstancias y hay que exigirle un comportamiento más comprometido con la situación económica en general y con su participación activa en la salida de la crisis. Y, sobre todo, los fondos públicos, para que cumplan con sus objetivos, no pueden ser utilizados más que para conceder créditos a las empresas y familias.
IGNACIO GONZÁLEZ

El desempleo, posible causa de morosidad

La crisis financiera internacional ha golpeado duramente los cimientos del sistema bancario. Prueba de ello son las gigantescas ayudas estatales a las entidades en aprietos. Pero ya se menciona otro aspecto que podría desatar una nueva oleada recesiva: la falta de capacidad de las personas para pagar sus créditos.
El panorama no pinta nada bien. Y lo peor aún está por llegar.
En esta crisis que provoca un aumento exponencial del desempleo, incluso en países como Alemania, verse en dificultades económicas no es una rara excepción. En los próximos meses, la cifra de hogares con dificultades de pago podría dispararse dramáticamente. Se trata de un grupo de personas para las cuales problemas como un defecto en la lavadora o que aumente el precio de la energía podría suponer su colapso financiero.
El motivo hay que buscarlo en la débil coyuntura económica, que provocará que muchos hogares no puedan pagar las deudas contraídas, especialmente en forma de créditos para la compra de viviendas o vehículos.
Los expertos advierten, además, que el mercado laboral no es tan sólido como en épocas anteriores, y los empleados que trabajan a tiempo parcial o bien con contratos temporales están más expuestos a quedarse en el paro.
No hay que olvidar, además, que la falta de trabajo es la primera causa que conduce al sobreendeudamiento. La separación, divorcio o muerte del cónyuge, además de las enfermedades y los accidentes, son las otras principales causas de la quiebra económica de las familias.
En los próximos meses, algunos de los candidatos a engrosar la lista de sobreendeudados serán, por ejemplo, empleados de banca de perfil bajo que se hayan quedado sin trabajo o personas que hayan perdido dinero a causa de malos consejos de inversión.
Señores, se nos avecina un año pésimo en el que el paro va a subir de forma alarmante y, por ende, la morosidad se multiplicará. No se que va a ser de nosotros.
LUCAS RIVAS

MOROSIDAD Y FONDO GENERICO DE INSOLVENCIAS

Podemos definir los créditos dudosos como aquellos que presenten dudas razonables sobre su reembolso total (principal e intereses) en los términos pactados contractualmente, incluyendo también los créditos morosos, que son aquellos que tienen algún importe vencido, bien del principal, bien de los intereses o gastos pactados contractualmente, con más de tres meses de antigüedad.
La morosidad en España sigue aumentando mes a mes alcanzando en noviembre de 2008 en el conjunto de Entidades de crédito hasta el 3,184%, con 59.460 millones de créditos dudosos sobre 1.867.472 millones de euros en créditos concedidos a familias y empresas.
De enero a diciembre de 2008, el número de embargos ha crecido un 15% respecto a 2007, pasando de 116.341 embargos en toda España a 134.319. El aumento en el número de embargos estuvo liderado en 2008 por el sector del reciclaje, que experimenta un incremento del 40% en el número de sociedades afectadas, seguido por diversos sectores que registran un significativo incremento del 30%, como es el caso de la producción y distribución de energía, las actividades inmobiliarias y los servicios financieros y de seguros. La contracción del consumo doméstico, las dificultades de acceso a la financiación por parte de las empresas y el desplome de la actividad en sectores clave como la construcción han provocado un incremento en el número de embargos sufridos por las sociedades mercantiles. Los próximos trimestres serán decisivos para evaluar los impactos que la falta de liquidez provoca en las empresas españolas. Muchas de nuestras empresas siguen sin pagar, lo que supone que muchas otras siguen sin cobrar.
Las facturas incobrables provocan un serio daño económico a las empresas. Los problemas de cobro provocan el cierre y desaparición de miles de empresas afectadas por los créditos fallidos. Sobre todo son las pequeñas y medianas empresas las que pueden desaparecer por culpa de los problemas de cobro, puesto que un quebranto de cierta magnitud o varios fallidos de importe medio, pueden provocar la quiebra a una pequeña empresa, mientras que una empresa más grande puede superar la situación gracias a su mayor facilidad para obtener recursos económicos. Mientras las grandes empresas son capaces de absorber los costes producidos por los incobrables, los negocios más pequeños pueden verse obligados a cesar en sus actividades, representando el 99% de las empresas españolas y generan el 70% del empleo español. Hay una sola razón por la que la duplicación de los índices de morosidad no haya lastrado al sistema bancario: el Fondo Genérico de Insolvencias, el cual, desde hace algunos años se exige a los bancos como garantía para afrontar sus deberes en el caso de una hecatombe financiera. Ya se ha iniciado el consumo del fondo genérico de insolvencias de las entidades financieras y, de continuar este ritmo, terminará afectando las ratio de solvencia y, por tanto, la capacidad de dar crédito (que ya es escasa). El fondo genérico es una particularidad del sistema español, que ha permitido que, hasta ahora, los bancos y las cajas hayan resistido el desafío de la crisis mejor que sus homólogos extranjeros.

Las expectativas por parte de expertos nos adelantan una tasa de morosidad del 9% para este año que no es del todo descabellada, pues la tasa de morosidad en el sector de las pymes esta provocando embargos que en breve contribuirá a aumentar las ya altas tasas de parados, por lo que el sistema financiero tendrá que prepararse para futuros problemas de morosidad que se le avecinan para el año 2009. El problema no ha hecho más que comenzar. Los datos más desalentadores han comenzado a notarse en las pymes, pero pronto estos mismos problemas se agudizaran entre los particulares, cuando los parados dejen de percibir las prestaciones por desempleo. Esperemos que el Fondo Genérico de insolvencias ayude a mitigar las consecuencias de la morosidad a nuestro sistema bancario.

Mª Teresa Prieto Sánchez.