viernes, 30 de octubre de 2009

ALTOS CARGOS EN LA EMPRESA PRIVADA: SALARIOS Y PENSIONES . ¿Una lotería?

D. José Ignacio Goirigolzarri pone fin a su actividad profesional como consejero delegado de la entidad financiera BBVA, tras más de 30 años de dedicación. Durante su gestión, el BBVA ha llegado a ser una de las entidades bancarias de mayor peso en nuestro país y ha sido internacionalmente reconocida como una de las entidades financieras más seguras en estos momentos. Además, se destaca que fue uno de los pocos bancos que en su día renunció al fondo de adquisición de activos financieros ofrecido por el gobierno, gracias a la iniciativa de adaptar sus recursos y estrategias a las circunstancias del mercado.

Sin entrar en valoraciones de orden ético-moral, social o político, y únicamente considerando la relación entre empresa privada y sus altos cargos, ciertamente sus salarios y pensiones deben de estar en relación directa con los beneficios que aportan, o han aportado, a sus respectivas entidades.

Además, si se piensa en lo que perciben económicamente determinados deportistas de élite como, por ejemplo, algunos profesionales del mundo del fútbol, es factible llegar a la conclusión de que están más que justificadas las compensaciones económicas que, en calidad de sueldos o de pensiones, puedan percibir los altos cargos, en base a los resultados alcanzados en beneficio de sus empresas y de la contribución al estado de bienestar social, mediante la creación de innumerables puestos de trabajo, etc.

Ciertamente, ante la aguda crisis que el mundo está afrontando, y concretamente en el caso de España, puede parecer inaudito el hecho de que un consejero delegado del BBVA perciba una pensión por jubilación anticipada que rondará la sustanciosa cuantía de 3 millones de euros anual.
Por otro lado, aunque la excesiva regulación, la excesiva injerencia del Estado en la iniciativa privada no resulte deseable en una sociedad de libre mercado regulada básicamente en función de la oferta y la demanda, también es cierto que, en la medida en que son los ciudadanos, a través del Estado, los que en efecto están financiando buena parte de la crisis bancaria, de cierta forma comparten con el empresario el riesgo del negocio, lo que debería ser asumido
exclusivamente por el capital.

En consecuencia, puede considerarse la necesidad de ejercer una supervisión más estrecha y la necesidad de establecer controles dirigidos a que este tipo de contratos sean totalmente transparentes y a que se adopten medidas destinadas al establecimiento de límites para estos salarios y pensiones, que jamás deben dar lugar a interpretarse como siendo una lotería. Todo lo contrario, deben de significar siempre una justa compensación por los logros alcanzados a partir de una eficaz y leal labor profesional.

Tania Marcos Alonso

La disparidad en los salarios

El las últimas semanas los informativos eran ocupados por un tema objeto de crítica de políticos y ciudadanos, “el sueldo de los ejecutivos financieros”. Este tema salió a la luz por la pensión del número dos de BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, que se llena los bolsillos con tres millones de euros al año de por vida. Tal cantidad desproporcionada es un insulto para todos los trabajadores en esta época de crisis económica y más aun cuando esta remuneración esta vinculada al éxito. Un profesor universitario no tiene un plus porque haya un mayor número de aprobados entre sus alumnos. Un medico no tiene un plus en función del número de enfermos que sane. Entonces ¿estos ejecutivos tienen una naturaleza distinta? ¿Viven en un sistema económico externo al nuestro? o por el contrario ¿ya que rigen la economía, tienen derecho a este tipo de retribuciones desproporcionadas? Esto se explica por el liberalismo económico de las empresas privadas, cuyos consejos de administración y juntas generales son quienes deciden como repartir beneficios. Esta distribución no es considerada justa en el momento en el que el Estado inyecta fondos públicos para rescatar bancos, mientras sus ejecutivos se elevan el salario un 58,2% en el 2008, año en el que la economía cae. Las consecuencias de la crisis generarán movilizaciones de protesta que harán que los políticos reconsideren tales diferencias e injusticias, y se planteen el control de tal situación. Pues lo principal es solucionar la crisis desde el epicentro ya que, la economía no se recuperará hasta el momento en que la gente vuelva a confiar en la banca, se incentive el consumo y disminuya la liquidez. No se podrá recuperar esta confianza mientras quienes gestionan nuestro dinero se llenan los bolsillos pese a la situación económica actual, siendo ellos los principales causantes de la crisis.

Ana B. Vila Falcón

HOMBRE RICO, HOMBRE POBRE

La polémica ha aflorado, de nuevo. Las retribuciones que reciben los altos directivos de la banca es siempre un tema controvertido que, con la crisis que estamos viviendo, vuelve a esta de moda. Y no es para menos.

Uno de los últimos ejemplos es el del consejero delegado del BBVA, el señor Goirigolzarri. Tras haber pactado su prejubilación, ésta ha quedado fijada en torno a los 3 millones de euros anuales, ¡de por vida! Realmente, ¿se han parado a pensar en todo lo que se puede hacer con ese dinero? Hay muchas personas que necesitan que alguna entidad financiera les conceda un préstamo para poder sobrevivir, y la respuesta que obtienen es la misma: no. Entiendo que no pueden dejarle dinero a todo aquel que lo solicite. Pero estos salarios tampoco son austeros.

Estas entidades alegan que si ellos no les dan lo que quieren se irán a la competencia. Pero que nos convenzan es difícil. Porque, ¿quién puede creerlos cuando hay familias enteras que no tienen lo suficiente como para poder hacer frente a sus gastos más básicos?


Beatriz Abal Rodríguez

jueves, 29 de octubre de 2009

Fuga de cerebros

Tras la cumbre del G-20 en la que se habló de limitar las primas de los directivos de la banca, yo me levanto todas las mañanas pensando si algún día el G-20 limitará los sueldos a algunos futbolistas, artistas del mundo de la farándula … y así podría estar enumerando distintas “profesiones” de manera casi indefinida. Pero… ¿por qué? ¿Por qué se va a limitar las primas de los directivos que lo han hecho bien, que han tenido grandes beneficios para sus accionistas? Sí es verdad que para aquellos que no lo hayan hecho bien, aquellos que han arriesgado, desestabilizado y puesto en peligro el sistema financiero, a ellos no deberían de limitarles sus primas, a ellos deberían de prohibírselas. El problema lo encontramos cuando hemos concedido créditos pensando en lo que cobraremos a final de año, sin ningún tipo de sensatez, ni remordimiento. En realizar inversiones arriesgadas poniendo en riesgo el dinero de quién le paga (el accionista). Pero quién lo haya hecho bien ¡no! a ese no.

Uno de los problemas más importantes que puede sufrir este sector, el sector financiero, es la fuga de altos y medios directivos hacia otros sectores, es decir los altos directivos de BBVA perfectamente podrían ser los altos directivos de una empresa como ENDESA, IBERIA, REPSOL… empresas donde no se limitan sus salarios o al menos “por ahora”.

Señor Goirigolzarri coja su dinero y márchese a su casa tranquilo, dejando usted su empresa con una salud financiera envidiable. Otros no pueden decir lo mismo y mi mirada llega incluso al otro lado del charco donde Goldman Sachs, JP Morgan, Merryl Linch y otro que se hacía llamar Lehman Brothers sufrían grandes pérdidas y sus directivos recogían sus primas disfrutando de unas apetecibles vacaciones. Sus agresivas políticas de crédito han ocasionado pérdidas millonarias, han provocado que los estados tengan que recomprar todos los activos basura que han concedido de una manera fácil y sencilla.

Una solución a este problema de “gula monetaria “ la podríamos encontrar simplemente haciendo un seguimiento en el tiempo de las operaciones financieras realizadas, es decir, si las inversiones realizadas por una entidad en un año (corto plazo) es retribuida su prima al final de éste, debemos esperar en el tiempo a comprobar si dicha inversión fue realizada con éxito para poder cobrar las primas. De ese modo quien desempeñe sus funciones de manera eficaz y no ponga en riesgo el sistema podrá seguir disfrutando de jugosas comisiones.


Francisco Javier Vidal Ferro

SUELDOS GALÁCTICOS

9,6 millones de euros, 5,7 millones de euros, 4 millones de euros...Estos son los sueldos de algunos directivos de bancos españoles y no de algunos deportistas de élite como podría parecer. Pero esto no es nada si tenemos en cuenta que la mayoría tienen planes de pensiones por unas cantidades mucho más elevadas. Según datos publicados por el diario Expansión: Alfredo Sáenz (80,05 millones), Francisco González (72,55 millones), Emilio Botín (25,5 millones). Y conocidos por todos la cantidad cobrada por José Ignacio Goirigolzarri (53 millones). No parecen cantidades que pueda llegar a cobrar una persona en toda su vida.
Y estas cantidades son en España porque en países como EEUU todavía son mayores, y lo que resulta más impresionante: muchos de esos bancos lo han pasado muy mal en los últimos meses, algunos incluso han quebrado.
¿Es normal que estos directivos cobren estas cantidades? Algunos defenderán que hay que retribuir el talento, que no todo el mundo sería capaz de dirigir entidades como el Banco Santander, el BBVA, etc. Pero dada la actual situación económica de los bancos y cajas españolas: ¿no seria más adecuado que se rebajasen esos salarios? Cuando leemos en un periódico que Cristiano Ronaldo gana 12 millones de euros todos nos asustamos a pesar de que, según Florentino, él solo genera más dinero del que cobra. ¿Realmente esos directivos generan tantos beneficios por sí mismos para cobrar esas cantidades? Seguramente generen muchos beneficios para sus empresas pero seguramente también los generen los muchos empleados que nunca en la vida llegarán a ganar ni una parte de lo que ellos ganan. ¿No contribuyeron de alguna forma a la generación de la actual crisis? Pues que contribuyan también a solucionarla.

Quizás un primer paso para solucionar la crisis pueda ser que el mundo recupere la confianza en la banca. ¿Y no sería más fácil si no se publicasen constantemente cifras mareantes de los sueldos de sus directivos? Si, seguramente que estas cifras no fuesen tan elevadas y la gente observase como ellos también se aprietan el cinturón, ayudaría. Por tanto, quizás sea el momento de ponerse a recapacitar.
Francisco Doval Lois

¿Deberían los ejecutivos bancarios renunciar a sus bonificaciones?


Esta es una de las preguntas que más se están comentando ultimamente en los medios de comunicación, debido sobre todo a las noticias que se están viendo por todos los medios sobre las grandes sumas de dinero que cobran los altos ejecutivos en forma de bonus, que incrementan sus cuentas aún más que con sus ya elevados sueldos.

Desde mi punto de vista y en épocas de crisis como la que estamos viviendo en estos momentos en todo el mundo, sí, deberían renunciar por completo a ellos.

En épocas de bonanza o estabilidad económica, si la gestión empresarial del ejecutivo es meritoria de tales bonificaciones, me parece bien que reciba una compensación por todo el trabajo que ha realizado, siempre y cuando la cantidad no sea exagerada e insultante.

Es factible cobrar un bonus por un trabajo bien realizado, por un buen management que conduzca a tu empresa al éxito empresarial, y que ello repercuta en beneficios palpables para los trabajadores y los accionistas de la compañía. Pero con la coyuntura económica y mundial en la que estamos inmersos, el enfoque debería cambiar, y creo que lo hará para siempre de cara al futuro en nuestra percepción de los bonos a ejecutivos, concretamente con la reducción e incluso eliminación de los mismos en algunas entidades.

Como comentaba hace unos días el presidente Americano Barack Obama –y con el que comparto totalmente su opinión- “creo que si estás ganando decenas de millones de dólares y te ves en la necesidad de despedir trabajadores, lo menos que puedes hacer es decir `también estoy dispuesto a hacer un sacrificio.´”

Y es que es así, pues una de las cosas que más se ha criticado sobre este asunto es que los ejecutivos sigan cobrando millones mientras que sus empresas reducen enormemente sus gastos -hecho que tiene como consecuencia casi directa que estas compañías se vean obligadas a llevar a cabo grandes despidos de plantilla- sobre todo cuando algunas de ellas han recibido fondos públicos y siguen pagando bonus desorbitados.

Para muchas personas –entre las que me encuentro- es impensable el hecho de que grandes ejecutivos no renuncien a sus exacerbadas bonificaciones cuando la enconomía está vacilando de esta manera y miles de trabajadores se enfrentan irremediablemente a las consecuencias de las reducciones de plantilla.

Si renunciaran a estas bonificaciones en estos tiempos darían la impresión de estar asumiendo una mayor responsabilidad ante la crisis.
Alejandro Pampín Saavedra

miércoles, 28 de octubre de 2009

UN PREMIO AL TALENTO

Voy a comenzar mencionando un clarísimo ejemplo del significado de la palabra “ética”.

Ética es lo que tienen los directivos que hundieron, gracias a su buen hacer, la mayor aseguradora del mundo (AIG). El gobierno americano, gracias a sus contribuyentes intentó rescatarla con fondos públicos (nada más y nada menos que 170 millones de
dólares), lo que ahora en España llamamos Fondo de Reestructuración Ordenada de la Banca .
Éstos directivos, por lo visto, tuvieron un gran dilema: ¿qué hacer con tanto dinero?, existían 2 opciones, la primera era utilizar la totalidad del dinero para conseguir que la aseguradora saliese a flote ó la segunda, que consistía en repartir aproximadamente unos 12.1 millones de dólares en primas y bonus en concepto de premio al talento. No tengo ni que decir lo que decidieron hacer, pues claro, la segunda opción. Pero esto no era suficiente, sino que además tuvieron el ingenio de gastarse unos 440.000 dólares en un viaje de balneario a California un mes después de haber recibido el dinero de los contribuyentes americanos.

En el caso de España, tenemos que darles en parte las gracias a los grandes ejecutivos de algunas entidades financieras, por ayudarnos a llegar a esta situación de crisis en la que vivimos. Gracias a la mala gestión: dando préstamos e hipotecas, aceptando riesgos absurdos, vendiendo productos fraudulentos con información engañosa… todo esto a cambio de los incentivos que actualmente están tan de moda, llamados bonus.

Aquí los perjudicados siempre seremos nosotros, a ellos nunca les pasará nada, porque están respaldados por el gobierno con nuestros impuestos. Pero eso no es todo, todavía hay más, que decir de los “golden parachutes”, sí, sí, paracaídas dorados, son esos contratos blindados en caso de ser despedidos por realizar fiascos como estos.

Y ya ni que hablar de esas pensiones de jubilación que éstos días las ha puesto tan de moda el ex consejero delegado del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, aproximadamente unos 3 millones de euros al año, lo mismo están cobrando nuestros abuelos, con una “pequeña” diferencia: los ceros de la derecha, ¿ quién dijo crisis?


Montse Gondar Lores

martes, 27 de octubre de 2009

Vuelta al círculo


Otra vez están en boca de todos los sueldos de los directivos del sistema financiero, y ahora debo romper una lanza a favor del sistema financiero de este país: no creo que los directivos del sector en España cobren demasiado, o por lo menos, más que sus iguales en otros sectores. De hecho sus sueldos son menores que en otros países de la Unión y desde luego mucho menores que en Estados Unidos. Esto además sería justificable desde el punto de vista de oferta y demanda de profesionales que defiende el sector privado, ya que todo el mundo quiere tener a los mejores entre los suyos, lo que exige premiarles con un incentivo. El problema llega como (casi) siempre del otro lado del charco, cuando quien reparte los beneficios, son los mismos que nos han metido en el problema, es decir, la banca de inversión. No parece muy lógico que quien hace unos meses necesitó una inyección de dinero público, anuncie hace escasas dos semanas unos beneficios para el tercer trimestre cuatro veces mayores que en el mismo periodo del año pasado. Estoy hablando en este caso de Goldman Sach, pero se puede aplicar a los resultados de JP Morgan y a los de otros gigantes del sector. ¿De qué manera se han generado tales beneficios? ¿Ha cambiado en algo la forma de retribuir y por tanto la forma de actuar de dichos directivos? Porque mientras la banca de inversión parece seguir moviendo cantidades astronómicas de dinero, en la banca tradicional continúa existiendo una rigidez a la hora de prestar dinero, lo que hace realmente difícil y lenta la salida de la crisis en la economía real.

El problema es más concreto de la banca de inversión estadounidense y de los riesgos que asume, por tanto nos viene impuesto y poco podemos hacer sino esperar la reforma del sistema financiero americano que tanto anunció Obama y a la que hace ya unos cuantos meses que se le pasó la oportunidad. Así que sólo nos queda confiar en salir de la crisis y esperar que la próxima tarde mucho en venir, a ver si mientras estos directivos aprenden algo sobre gestión de riesgo y desarrollo sostenible de la banca.

Ya se demostró lo que se podia y lo que no se podia hacer en banca, y sin embargo, nadie parece haber aprendido nada de esto, más que el contribuyente.


Paulo Rocamonde Lago

MIRAR PARA OTRO LADO


Aún no he salido de mi asombro al enterarme de la pensión vitalicia que cobrará el ahora ex-consejero delegado del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, que deja el cargo por jubilación anticipada. Nada más y nada menos que unos 3 millones de euros anuales...

Esta noticia, ha reabierto el debate de los “bonus” o primas que cobran los altos directivos de la banca, y no solo la española.
Para olvidar, los abusos cometidos por varios ejecutivos financieros de multinacionales norteamericanas y europeas, que cobraron unas fuertes sumas de dinero en concepto de indemnización a pesar de llevar a sus respectivos grupos a la bancarrota.
En Francia ya han tomado medidas estableciendo una serie de limitaciones, entre ellas, los banqueros no podrán cobrar sus retribuciones variables hasta 3 años después y si en los 2 años siguientes su gestión provocase pérdidas, no cobrarían dichas retribuciones.

Los 5 mayores bancos de Reino Unido han aceptado unas limitaciones por las cuales, los acuerdos de las primas serán supervisadas por una comisión independiente y serán publicadas en los informes anuales. De forma similar a Francia, si a medio plazo se demuestra que las gestiones de los directivos no han sido las correctas, devolverán las primas, así como también si la política salarial favorece un entorno financiero inestable los bancos tendrán que provisionar más capital.

Puede parecer extraño el intervencionismo de los gobiernos pero recordemos que varias entidades han recibido inyecciones de capital público y que de ese mismo dinero salieron las elevadas retribuciones variables a los altos directivos.

En España de momento no se trabaja en ninguna regulación específica....Un portavoz del gobierno ha confirmado que no hay ningún tipo de plan para bajar los sueldos a los directivos y recordó que no han recibido ayudas públicas....

Un dato: los bancos españoles se han garantizado 200.000 millones de euros en avales estatales pero según el Ministerio de Economía “eso no es ningún regalo: de hecho el Estado ya ha ingresado más de 1000 millones con las comisiones” que cobra a las entidades por esas emisiones de deuda...

Pues eso, nosotros a mirar para otro lado....
Laura Fernández López

lunes, 26 de octubre de 2009

Política retributiva austera, ¿es posible?

Durante las últimas semanas, uno de los temas más destacados a nivel europeo ha sido el de los elevados salarios que cobran los directivos del sector bancario.

En España, el hecho de que José Ignacio Goirigolzarri, ex consejero delegado del BBVA, se vaya a embolsar unos 53 millones de euros en concepto de pensión de jubilación (aproximadamente 3 millones de euros al año), ha puesto de manifiesto la oposición de una gran parte de la sociedad, teniendo en cuenta el período de crisis económica en el que nos encontramos.

Este caso no ha sido el único, ya que en los últimos años, empresas de gran importancia a nivel mundial, como el Banco Santander, Endesa o Repsol YPF, han hecho frente a indemnizaciones millonarias para despedir a sus altos cargos, aunque quizás por el momento en el que ocurrieron, años en los que no escuchábamos cada día, varias veces incluso, la palabra crisis, pasaran más o menos desapercibidos para nosotros.
Desde mi punto de vista, las indemnizaciones anteriormente mencionadas, así como los bonus por objetivos que cobran los altos directivos son excesivamente elevados, y provocan que la solución a la crisis económica actual se vea cada vez más lejos.

Cualquier política retributiva debe perseguir dos objetivos fundamentales, atraer y mantener a los empleados más eficientes y capacitados, y compensarles en función del trabajo que se les exige.

Que las entidades financieras utilicen una retribución variable es beneficioso en cuanto a que los trabajadores luchan por alcanzar los objetivos, y así obtener los incentivos que la empresa ofrece. Sin embargo, esto puede tener efectos contrarios a los deseados, cuando un trabajador arriesga demasiado o de manera innecesaria para lograr dichos incentivos y enriquecerse de manera individual, obviando los objetivos de la empresa.

Hay que tener en cuenta que, en el sector bancario, el exceso de riesgo asumido tiene más relevancia, ya que, si una operación en estas condiciones fracasa, las pérdidas son trasladadas a los accionistas, a los clientes y, en algunos casos, al sector público, por tanto, estamos ante una situación que pone en peligro la estabilidad financiera.

Estoy de acuerdo con la utilización de una política retributiva variable, pero de forma moderada, ¿es esto posible? Quizás la solución radique en la limitación (no desaparición) de los bonus, estableciéndolos en función de los resultados de la entidad, es decir, en caso de que el resultado sea positivo, un porcentaje de dicho beneficio podría ser repartido entre los directivos, en función de su trabajo y del esfuerzo empleado en lograrlo.

De esta manera, el objetivo de los directivos coincidiría en su totalidad con el de la entidad (alcanzar el máximo beneficio posible), y todos irían en la misma dirección para lograr su consecución. Evitaríamos así las conductas oportunistas y, se produciría un aumento importante de liquidez en el sistema, contribuyendo a la mejora de la situación económica actual.

En definitiva, si todos debemos poner de nuestra parte para que la crisis termine lo antes posible, ¿por qué no empezar a hacer las cosas bien desde el núcleo del problema, con simples limitaciones?
Lucía Márquez Quiza

viernes, 23 de octubre de 2009

Una cuestión de coherencia

Tras el reciente anuncio de la jubilación anticipada por parte del ya ex-consejero delegado de BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, y la publicación de las formidables cifras que percibirá en concepto de pensión vitalicia, hemos asistido al surgimiento inmediato de un encendido debate originado por la dimensión de las propias cifras y agravado por la especial sensibilidad que existe actualmente en toda la sociedad debido a la situación económica.

Más allá de juicios éticos y morales, extensibles por otra parte a múltiples ámbitos laborales como el deporte profesional, la política o el mundo del espectáculo, creo que en el caso concreto que nos ocupa (el de los salarios y pensiones de los dirigentes bancarios) nos encontramos ante una cuestión que nos lleva inevitablemente a preguntarnos dónde están el criterio, el respeto y, sobre todo, la coherencia que se les supone a los hombres más poderosos de un país a la hora de tomar decisiones.

Resulta entendible que cualquier compañía privada muestre su disconformidad cuando desde distintos organismos públicos se habla de poner en práctica mecanismos de control y supervisión de los salarios de sus directivos. Toda empresa está en su derecho de organizar su política de retribuciones e indemnizaciones según su propio juicio. Sin embargo, no resulta muy coherente que ante una situación de dificultad como la actual, estas mismas entidades, antes autosuficientes, reclamen desesperadamente una intervención pública en forma de planes de rescate que las salven de una quiebra a la que se ha llegado en parte a causa de la imprudencia de algunos de sus directivos. Advertimos también por estas fechas un sector bancario en pleno proceso de reconversión, realidad que se manifiesta en forma de fusiones de entidades, reducciones de costes, congelación del negocio crediticio o cierre de oficinas. En este escenario de restricciones generalizadas, cualquier empresario requiere más que nunca la confianza de sus clientes y, para conseguirla, sería conveniente que esos clientes se sintieran identificados con las personas que van a manejar, en este caso, nada menos que su dinero. Prácticas como la asignación de pensiones e indemnizaciones tan desproporcionadas, son interpretadas por la ciudadanía como una enorme contradicción y una absoluta falta de coherencia que, desde mi punto de vista, no hace sino provocar un sentimiento creciente de desconfianza hacia las entidades bancarias y sus directivos.

Puede asumirse con naturalidad que un alto cargo de una compañía de la importancia del BBVA obtenga una pensión sensiblemente superior a un ciudadano de a pie. No obstante, si tenemos en cuenta que la pensión media de jubilación en este país está en los 857 euros anuales y que el señor Goirigolzarri obtendrá el resto de su vida unos 3 millones de euros cada año, ciertamente nos invade una gran curiosidad por conocer con exactitud qué tareas desempeñaba durante su jornada laboral, si difieren mucho de las de cualquier otro trabajador y, en ese caso, si esas diferencias son tan abismales como reflejan las cifras anteriores. No creo que sea necesario hacer análisis demasiado profundos más allá del sentido común. Esta situación, sencillamente, ni es razonable, ni refleja la realidad.


Rubén Río García

Los sueldos desorbitados de los ejecutivos del sector financiero

En estos momentos “delicados” del sistema financiero, han tomado protagonismo los elevados y desorbitados sueldos de los ejecutivos del sector.

En el escenario actual en el que pedir, por ejemplo un préstamo, es toda una odisea; o la falta de liquidez existente en el sistema está a la orden del día, no es coherente la magnitud de dichos sueldos.

Va a ser una tarea difícil pero es necesario cambiar las reglas en las que se basan los sueldos en este sector. Al existir una parte fija y una parte variable (muy importante), los ejecutivos en su afán por aumentar sus ingresos pueden actuar de forma demasiado arriesgada y aun así saben que la parte fija de su sueldo no va a variar y tienen oportunidad de ganar más al arriesgar más. Esta parte variable tendría que basarse en las ganancias a largo plazo y no a corto como se está haciendo hasta ahora; es en el largo plazo donde se ven realmente los resultados de una buena o una mala gestión. Esto debería ir acompañado de un cambio en la proporción parte fija y variable del sueldo.

Otro aspecto que se debería cambiar son las indemnizaciones por despido, ya que son muy elevadas y aún después de una mala gestión, el ejecutivo se asegura un buen “pellizco” en caso de despido, lo que tampoco ayuda a que dicho ejecutivo actúe de manera racional. Estas indemnizaciones son independientes de las ganancias o pérdidas que haya generado su gestión, y deberían ser dependientes de las acciones y resultados que se hayan cosechado.

Otro de los motivos por los que está de actualidad este tema, es que en esta crisis hay entidades financieras que están siendo intervenidas con dinero público para evitar su quiebra después de una mala gestión, y evidentemente mantener estos elevados sueldos es algo más que incoherente.

Uno de los mayores problemas a la hora de contraer dichos sueldos, es que este mercado se basa en la oferta y la demanda. Actualmente ha habido recorte de personal debido a la crisis, pero una vez superada esta etapa, el mercado volverá a demandar ejecutivos y sus sueldos se multiplicarán. Es más, las retribuciones fijas de las nuevas contrataciones se están manteniendo y solo la parte variable está cayendo ya que se basa en los resultados obtenidos.

En conclusión, se debería: dar mayor proporción a la parte de retribuciones fijas, relacionar la parte variable del sueldo con los resultados a largo plazo y disminuir las indemnizaciones por despido.
Alejandro Santamariña Dörr

Paseo de la Castellana

Paseo de la Castellana, Madrid. Lugar elegido por bastantes entidades financieras para tener ahí su sede central o su lugar de gestión operativa en la capital. En todos los casos, un mismo edificio y dos mundos. Unos entran en el edificio en coche conducido por chofer, leyendo tranquilamente la prensa del día. Otros entran a pie, tras haberles dejado el metro unas calles antes, y bajo el brazo el periodico gratuito que les han entregado en la boca más cercana a su domicilio.
Dejando a un lado ideologías, las noticias en el fondo son las mismas. Mal momento económico, crisis. Pero por lo menos ayer ganó el Madrid, piensan muchos.

Desde muchas de esas sedes no se ve el Santiago Bernabeu, pero se intuye su presencia. En las zonas nobles de estos edificios cercanos solamente unos pocos pueden comparan sus sueldos con los futbolistas que cada 15 días juegan allí, mientras que otros muchos ven en ese estadio simplemente la válvula de escape a sus problemas cotidianos.

Puede que a los primeros les duela la forma en que sus sueldos y contraprestaciones monetarias salen a la luz en esos diarios matutinos cada cierto tiempo, mientras que el sueldo de un futbolista más del Real Madrid, sin ser el más alto o el más bajo, no sea motivo de ríos y ríos de tinta. La verdad, espero que así sea.

Cada empresa es libre de retribuir a sus directivos como crea más conveniente. Cada una ocupa una posición en nuestro panorama, lograda a lo largo de años de trabajo. Son momentos difíciles para todas y cada una de las entidades, y cada decisión tomada es importante, con unas consecuencias detrás. Por ello, no vale precisamente cualquiera para esto. Solo unos pocos en este país. Y hay que retribuirselo consecuente y merecidamente.

Pero a la vez han de darse cuenta estos gestores de que tienen que ser los primeros en dar ejemplo a la sociedad, y precisamente en este momento, evitar dar la sensación de que están por encima del bien y del mal, y como mínimo les pediría congelar esa fabulosa contraprestación, ya no digo reducirla. Habría que ponerse en su piel, para en una junta de accionistas defender el hecho de que debido a la coyuntura y para reducir gastos se ha tenido que prescindir de X empleos, y que de las ayudas del Gobierno para inyectar liquidez a la economía, irremediablemente una parte va a ir a parar directamente su bolsillo.

Siempre les quedará decir que en este país no se retribuye a los directivos como en otros países , llegando a considerarse escandalosas las contraprestaciones y las circunstancias en que se las dan. O como último recurso, ya más a pie de calle, compararse con el sueldo de un futbolista, a ver quien lo merece más. Que aún encima si les pagan eso es porque estas mismas entidades (y en consecuencia estos directivos) les financian los fichajes en vez de utilizar esos millones para ayudar a Pymes o dar crédito a las familias, por ejemplo.

De esto último hace ya 2 meses y hoy a poca gente le importa. Si total, y a pesar de todo, si el Madrid ganó ayer media España estará hoy contenta, y si también lo hizo el Barcelona, la otra media. Qué sería de este país sin futbol…
Daniel Fernández Artázcoz

viernes, 16 de octubre de 2009

Ganar de cualquier manera

Hace un par de semanas ha saltado a los medios de comunicación la noticia de que el señor José Ignacio Goirigolzarri, consejero delegado del BBVA, va a percibir más de 52 millones de euros en concepto de jubilación los cuales se repartirán aproximadamente en 3 millones de euros al año para Goirigolzarri.
Esta noticia ha provocado gran alboroto en los medios por lo abultado de la cifra, y en esta polémica también se han implicado los políticos y los analistas de muchos programas de televisión y personas de toda clase y condición expresando su opinión, sincera o no.
Ha habido muchas manifestaciones sobre la justicia (concepto que no es para todos el mismo en este tema) y sobre la fiscalidad de dichas remuneraciones (algunos creen que debería ser más alta), y otras muchas cuestiones relacionadas con este hecho no insólito, pero a mí me gustaría centrarme en la idea de cuales son las consecuencias de los bonus tan suculentos que perciben los directivos de la banca, sobre todo los que son variables, que dependen del resultado de la gestión.
Es decir, yendo al grano, ¿da igual cual sea el medio por el cual el directivo genere una ganancia superior, ya que así es más recompensado? Evidentemente NO.
¿ Ha sido hasta cierto punto este sistema retributivo culpable de la gran especulación que han sufrido los mercados financieros y que ha creado un gran agujero del que aún no vemos el fondo?
¿Porque que es la especulación? Especular es según el diccionario de la RAE: “Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios” A mi por lo menos esta definición me hace pensar, veamos, habla sobre las variaciones de los precios no sobre las variaciones del valor, y me lleva a la siguiente pregunta: ¿ Será quizá que la especulación llevada a cabo por muchos con tal de obtener una ganancia superior nos haya llevado a todos, por lo menos en gran parte, a estar inmersos en la crisis en la que estamos? Puede ser, la ambición es algo inherente al ser humano, y tanto la ambición de los que vendían, sabiendo o no lo que vendían, como la de los que compraban, sabiendo o no lo que compraban, parece ser que estaba poco fundamentada en el valor. Haciendo una analogía: ¿Es lo mismo que yo apruebe un examen haciendo chuletas que habiendo estudiado? NO. Siempre va a haber alguien que haga chuletas es natural, pero así no ha generado el valor que suponen, o deberían suponer, los conocimientos asimilados, pero si va a recibir el bonus que es el aprobado.
Y bien, ¿cual es la solución? ¿El control? ¿No tiene solución, simplemente es una consecuencia del sistema?¿Se refieren en parte a evitar la especulación, lo que no es valor, cuando hablan de “refundar el capitalismo”? No lo se, yo creo que hay que procurar que los estudiantes no hagan chuletas, que entiendan porque no deben y que aprueben porque han estudiado.

JORGE G. GONZÁLEZ VILELA

Confundir Ética con Estética

Ética, esa es la palabra de moda. Cada vez que sale a la palestra un tema tan delicado como el movimiento de grandes cantidades de dinero, con unos fines poco o nada sociales; a casi todos los políticos de este país se les llena la boca hablando de si es ético o no el asunto. Ya lo vivimos durante el fichaje del futbolista más caro de la historia, y ahora le toca el turno a la prejubilación del consejero delegado del BBVA, el señor José Ignacio Goirigolzarri Tellaechez.
Y nos hablan de ética los mismos que en Ayuntamientos, Diputaciones, Gobiernos Autónomos, Congreso, etc., se aumentan el sueldo con alevosía, tras ganar elecciones (da igual el signo político del gobernante); mientras piden austeridad y contención de los sueldos a los asalariados. Los que no necesitan cotizar 20 años para poder cobrar una pensión, les basta con “trabajar” una legislatura, los que por su cargo político, al abandonarlo, cobran una pensión vitalicia, compatible con casi todo… Por favor.
Reconozco que en la difícil situación actual, no es muy Estético (no se ve del todo bonito) que el gobierno esté inyectando dinero para ayudar a los bancos, y se conozcan datos como éste; pero compañeros, ética es otra cosa. Ético es recompensar a cada uno por una trayectoria de trabajo a lo largo de los años. Trabajo que sirvió para colocar a su banco como Nº 2 en el ranking, lo cual hizo ganar a la Entidad, prestigio, posición y dinero. Si los que deben valorar estos méritos (los accionistas), juzgan que se merece esta “recompensa”, ¿por qué no? A ellos les saldrá de sus bolsillos.
En estos días, en los que alguien puede cobrar esos 3 millones de euros (que el ex consejero va a recibir anualmente en concepto de pensión) por hacer una película, o por competir una temporada en la Formula 1, o bien por jugar una serie de partidos de fútbol. Días en que se siguen fabricando, y demandando, supercoches de lujo de más 300.000 euros que contaminan más que 20 coches de gama media, que se siguen solicitando suites de hoteles de más de 3.000 euros la noche; me pregunto si son éstos los mejores ejemplos de comportamiento en el marco actual, que el que está dando el BBVA por retribuir a su “número 2”. ¿Acaso cada uno de nosotros no sigue viviendo lo mejor que puede?, entonces ¿dónde se ha quedado la ética?

También es necesario comentar que ha tenido mala suerte al prejubilarse en este momento, en el que el contexto internacional lleva otra tendencia, ya que se plantea limitar los incentivos para los altos directivos del sector financiero. Es más que evidente, que la pensión del señor Goirigolzarri no tiene nada que ver con la de la mayoría de la población; pero su trayectoria profesional seguro que tampoco.
En mi opinión no se deberían de regular los salarios de los altos directivos de cualquier entidad privada, ya que cada empresa debe ser libre para remunerar a sus empleados como le plazca, ya sea dependiendo de su puesto, valía, esfuerzo o trabajo a lo largo de su trayectoria profesional dentro de la compañía. Aunque en este momento, de cara a la galería, parezca una pensión exagerada, pienso que no debería de influir si estamos o no en una época de opulencia para juzgar este acontecimiento, ya que si hubiera sucedido hace dos años, lo único que hubiese sido noticia sería su marcha de la entidad.
Sin embargo, no vería tan descabellado congelar temporalmente los grandes incentivos a los directivos como medida de ayuda; para que los bancos obtengan más liquidez y así acelerar el saneamiento del sistema financiero, además de mejorar su imagen. Quizás fuera una medida a medio camino entre lo Ético y lo Estético, según mi manera de ver las cosas.

DIEGO COUCE MANSO