viernes, 29 de enero de 2010

COMPARATIVA DE MOROSIDAD: BANCOS VS. CAJAS DE AHORROS

Si tuviéramos que destacar una de las más significativas consecuencias de la actual crisis financiera, ciertamente sería el incremento de la morosidad, tanto en el ámbito de la banca como de las cajas de ahorro. Si hacemos un breve análisis comparativo de la situación que ambos sectores enfrentan, observamos que las cajas están siendo más golpeadas. Su situación está llegando a tal punto que, en muchos casos, la única solución posible es la fusión en la tentativa de intentar, a través de este proceso de concentración, poner fin a sus abrumadores problemas financieros.

Al observar los datos aportados por el Banco de España, vemos que esta situación es más grave en el caso de las cajas (5,2%) que en la de los bancos (4,59%), lo que, si traducido en cifras, se constata que durante los primeros meses de este año los bancos tendrán que hacer frente a un total de 39 millones de euros de impagos frente a los 43 millones de las cajas. Una de las consecuencias directas de esta situación será el notable descenso de concesiones de crédito en ambos casos, llegando incluso a tasas de variación negativas.

Otra de las causas de esta evidente diferencia es que las cajas de ahorros se han visto más perjudicadas por el estallido de la burbuja inmobiliaria en virtud de la posición que han adoptado a lo largo de los últimos años, período en que el sector inmobiliario estaba en auge. A esta circunstancia debemos añadir el hecho de que las generosas y numerosas inyecciones de liquidez proporcionadas por el Banco Central Europeo han llegado a su fin, perdiéndose así una de las alternativas a la hora de obtener financiación.

Según datos de Credit Suisse, la morosidad de la banca española está siendo infravalorada en unos 30.000 millones de euros, ya que se deben tener en cuenta los activos inmobiliarios que, con un valor poco realista, se han ido incorporando al balance de las entidades.

Sin embargo, una gran parte de los analistas sí se pone de acuerdo en afirmar que, en ambos casos, la situación está muy lejos de haber tocado fondo, argumentando que es preciso añadir la incertidumbre existente y, sobre todo, la necesidad de considerar el volumen de los créditos que, a pesar de no encontrarse en mora, se vienen renegociando para evitar el impago.

Vivimos la morosidad de manera más drástica en nuestro país debido a la dependencia que al sector inmobiliario se ha creado durante su época de bonanza. También en este caso las cajas han salido peor paradas pues la cantidad de los créditos dudosos, relacionados con el mercado inmobiliario, es mayor en el caso de las cajas de ahorro que en caso de los bancos.

Solamente a través de valientes, claras y decisivas políticas dirigidas al incremento de la productividad, del consumo y de la disminución del 20% de la tasa de desempleo será posible combatir la morosidad y, en definitiva, evitar el hundimiento del sistema.

Tania Marcos Alonso

Grandes cambios

En el año 2003 la banca española mostró los mejores niveles de calidad crediticia de su historia, a pesar de que un año antes tuviera algún que otro pequeño problema debido a alguna dificultad que atravesó el sector. Para ser exactos, los niveles de morosidad en el 2003 estaban por debajo del 1%, un 0,87%. En 1993 las tasas de morosidad se habían situado en un 7,4% (las cajas) y en un 8,4% (los bancos), “gracias” a esto se hizo una limpieza de carteras, se bajaron los tipos de interés, se exigió más prudencia al sector y surgieron mejores mecanismos para el control de riesgos. Además, el Banco de España obligó en junio de 2000 a crear un fondo para insolvencias y así prevenir futuras situaciones de impagos. Al terminar 2002, el índice de cobertura superaba el 200% (aunque el volumen de créditos morosos por ejemplo se duplicara, las entidades tendrían recursos suficientes para cubrirse)

Pero todo este panorama ha cambiado, ahora, con la crisis, la tasa de morosidad es la más alta de los últimos 13 años. Los últimos datos disponibles muestran que los efectos de la crisis (alta tasa de paro, falta de actividad en el sector inmobiliario y la desconfianza) aumentan la cartera de impagados de bancos y cajas; así, el indicador que muestra los impagos roza ya el 5% (unos 85.000 millones de euros), fueron los promotores inmobiliarios los que mayor tasa de morosidad registraron. Los datos de morosidad relativos a los préstamos hipotecariospréstamos personales. tampoco son buenos, así podemos ver un crecimiento del 3% de créditos impagados y un 7,58% de los

A pesar de todos estos datos preocupantes, parece ser que la situación no va a mejorar mucho durante este año, se piensa que la morosidad seguirá creciendo aunque la economía se empiece a recuperar. Por potra parte también hay cierta confianza en que las entidades sepan gestionar sus dificultades puesto que tienen ratios de morosidad y una cobertura del 70% de los activos dudosos superior al que tenían otros países. Además, esta cobertura está por encima de la pérdida esperada de los activos dudosos, esto hace que el fondo creado en el 2000 esté demostrando lo eficaz que es.

Lo que sí parece claro es que la crisis nos ha dejado una nueva reestructuración del sistema financiero para así llegar a ser más eficaces y competir con otras entidades internacionales.


Inés Cartelle Sáez

ALERTA ROJA EN MOROSIDAD

La morosidad en los créditos concedidos por bancos, cajas de ahorros a particulares y empresas en los últimos meses hemos visto como una vez que empezase la crisis, mes a mes esta tasa era superior al mes anterior.

Como podemos comprobar en los datos publicados por el Banco de España el 18/01/2010, comprobamos que en los últimos meses el crédito ha ido en aumento, hasta situarnos en noviembre 92624 millones de €, de un total de 833.975 millones de euros. Sin embargo, durante todo el año 2009 (falta por publicar datos de diciembre 2009), los morosos han ido en aumento exceptuando el mes de Junio de 2009 que ha tenido una bajada referente al mes anterior. Desde que se ha iniciado la crisis financiera, en ningún mes hemos podido observar una leve bajada del dudoso crédito, por lo que Junio de 2009 ha sido el primer mes en presentarlo. Pero las subidas continúan, por lo que las previsiones de bajada de morosidad se descartan a corto plazo. El Banco de España considera un crédito como moroso, cuando acumulan tres meses de falta de pago.

Si la morosidad la clasificamos por entidades, podemos observar que en la cabeza de la clasificación tenemos en primer lugar los establecimientos financieros de crédito, debido a que su principal actividad en los últimos años ha sido referente al sector inmobiliario. Por entidades, las cajas de ahorro tienen un % de morosidad superior al de los bancos.

Y como no la pregunta que nos preguntamos continuamente la sociedad es, ¿Cuanto tiempo seguirá el sistema financiero con el nivel de morosidad en aumento y sin conceder créditos? La respuesta, como es lógico, nadie la conoce. Pero si podemos especular un poco. Podemos decir que el nivel de morosidad esta muy elevado y los bancos no están concediendo créditos, por lo que si el desplome del crédito continua la crisis financiera cada vez se aproxima a tiempos peores, porque al fin y al acabo el negocio sigue seco, y eso hará que la cuenta de resultados de las entidades financieras se va a ver mas resentida.

En esta situación tan difícil, por lo que he leído en los últimos meses y en mi opinión, lo pero esta por venir. Ya no solo por las altas tasas de morosidad, sino que también como consecuencia los bancos y cajas, debido a la escasez de actividad económica en las familias y empresas, han disminuido gravemente la concesión de créditos. Lo que perjudica al sistema financiero. Mira hasta que punto llegamos con la alta tasa de morosidad, que ahora en las sucursales de las entidades financieras en vez de prestar dinero, se encargan de cobrar los créditos concedidos.

Por lo que nos seguiremos preguntando la misma pregunta, ¿Hasta cuándo aguantara el sistema financiero esta situación? Destacando, que en estos momentos no tenemos ningún indicador macroeconómico que nos proporcione una idea para la recuperación a finales del 2010.

Rossana Santiago Allo

La morosidad de los bancos y cajas y la crisis

Últimamente no se para de hablar de los altos niveles de morosidad soportados por los bancos y cajas y su relación con la etapa de crisis por la que se está pasando a nivel mundial.

Antes de la actual crisis, las entidades tuvieron una época en la que daban créditos e hipotecas con pocas garantías. Se han dado muchos casos en los que se concedieron hipotecas a matrimonios con pocos ingresos e incluso con empleo temporal, que con la llegada de la crisis en muchos casos han perdido su empleo por lo menos uno de los cónyuges. También sufren la crisis las empresas que al ver disminuida su actividad se ven con dificultades para afrontar sus deudas con las entidades.

En esta década no ha dejado de crecer la morosidad año a año en las entidades financieras y como es lógico ésta se ha incrementado en mayor proporción a partir del 2008 con la llegada de la crisis financiera. A finales del 2009 los créditos dudosos de la banca española alcanzan los 91.500 millones de euros, casi el doble que a finales del 2008.

El problema es que debido, entre otros factores, a la especulación con la vivienda y la facilidad de crédito existente, las entidades financieras se han visto obligadas a “cerrar el grifo” en cuanto a la concesión de créditos y préstamos debido a la falta de liquidez y a la morosidad existente, lo que no ha ayudado a estimular el consumo entre la población y ayudar a las empresas a aumentar su actividad y así poder crear empleo para paliar la crisis, evidentemente no es el único factor culpable de la situación actual.

En estos momentos, nos encontramos con el EURIBOR en mínimos históricos que intenta incentivar la concesión de créditos a familias y empresas para lograr un aumento de la actividad e intentar superar esta fase de crisis. Se estima que a finales del 2010 comenzará a subir de nuevo el EURIBOR y se espera que se logre la salida a esta crisis.

Para no volver a caer en una situación como la actual, las entidades no deben volver a dar crédito sin las suficientes garantías para no volver a caer a estos niveles de morosidad, pero no por ello dejar de prestar o exigiendo más garantías de las necesarias porque eso no ayudaría a mejorar el escenario actual.

Alejandro Santamariña

jueves, 28 de enero de 2010

LA MOROSIDAD EN LAS ENTIDADES FINANCIERAS.

La morosidad es un tema que se ha puesto de moda últimamente debido a la crisis. Durante los años de bonanza nadie leía ni escuchaba en las noticias ninguna información respecto a la morosidad de las entidades financieras.

Pero, ¿qué es la morosidad? El Banco de España considera mora cuando han resultado tres meses consecutivos como impagados.

¿Por qué ha cobrado tal importancia? Básicamente porque se ha multiplicado por cuatro en apenas un año, pasando del 1,11% (totalidad del sector) al 4,44%. En noviembre del 2009, los créditos de dudoso cobro ascendían a una tasa del 5,05%. Esta tasa superior al 5% no se alcanzaba desde 1996.

¿Qué suponen estas cifras? Según los datos del Banco de España suponen 92.624 millones de € de créditos que pueden resultar impagados, casi el doble que en el mismo mes del año anterior.

Podemos dividir estas cifras en lo que se refiere a cajas de ahorros y a bancos. La morosidad es superior en las cajas, que alcanza el 5,26% en noviembre de 2009, mientras que las entidades bancarias, en el mismo mes, llega al 4,70%.

En lo que respecta a las entidades gallegas, las tasas están ligeramente por debajo de la media nacional, algo que no debe alegrarnos ya que siguen siendo altas. Caixa Galicia se situaba en el mes de noviembre en el 4,92%, mientras que Caixanova estaba unas décimas por debajo, concretamente en el 4,65%. El Banco Pastor también alcanzaba un nivel levemente inferior respecto a la media española, un 4,66%.

Ante tal situación las entidades se han apresurado a paliar estas cifras y han aumentado los niveles de provisiones, superando con creces los niveles de los años precedentes.

La tasa de morosidad ha ido creciendo de forma exponencial a lo largo del año 2008 y, de forma menos acentuada durante el año 2009. Durante el año 2010 se espera una evolución más moderada que en los últimos años.

La crisis ha acuciado de forma incesante a las familias y a las pymes, lo que se ha traducido en unos riesgos de impago mayores, fundamentalmente en estos dos sectores.

La morosidad puede ser una de las causas por la que las entidades financieras no conceden créditos con la misma facilidad a como lo hacían anteriormente. Sin embargo, pymes y familias, principalmente, han perdido la confianza en las propias entidades. La confianza ha de ser un factor importante a considerar por ambas partes.

Todo esto nos hace llegar a una conclusión evidente. Las previsiones de morosidad no son nada halagüeñas para los próximos meses, y esto sólo podrá revertir en cuanto la economía comience una recuperación sostenida y sostenible.

David Casás Cheda


“Evolución de la morosidad en España”


Los créditos dudosos son aquellos que presentan dudas razonables sobre su reembolso total (principal e intereses) en los términos pactados contractualmente. Para el Banco de España, un crédito se considera moroso cuando se acumulan tres meses de falta de pago.

En el año 2006, el sector financiero vivía una época de prosperidad, con un Informe de estabilidad financiera muy positivo, ratios de morosidad muy reducidos y ratios de solvencia por encima de lo que exigía la ley. Esta eficiencia se debía en parte al gran crecimiento de los créditos, por tanto, el riesgo de impago de dichos créditos, se vería incrementado con respecto a períodos anteriores.

A lo largo del año, la morosidad creció un 10% respecto al 2005, año en el que el incremento anual fue del 4,6%. Aún así, el ratio de morosidad (activos de dudoso cobro / activos totales), era de un 0,6%, nivel muy bajo, que se debía a la notable expansión del crédito.

Las entidades financieras cerraron el año 2007 con el doble de hipotecas de dudoso cobro. La tasa avanzó hacia el 1% y, aunque este dato aún no era motivo de alarma, los bancos y cajas se centraron en captar depósitos. En octubre de ese mismo año, el Banco de España tenía contabilizados créditos de dudoso cobro por un importe un 83% mayor a la cifra del año 2006 en la misma fecha.

Las cajas de ahorro sufren este problema con una mayor intensidad debido a la concentración de su actividad en la concesión de créditos a hogares.

En septiembre de 2008, la tasa de morosidad, por primera vez en 10 años superaba ya el 2% (en julio estaba en un 2.148%, más de medio punto por encima de la del mes anterior, lo que suponía el mayor incremento mensual desde el año 93). Esta subida fue la decimotercera consecutiva, por lo cual, la estabilidad de las instituciones de crédito comenzó a ponerse en duda.

El gran incremento de la tasa de paro, junto con el hundimiento del sector inmobiliario han sido las dos principales causas del aumento de la morosidad en el sector financiero.

El 2008 acabó con una tasa de morosidad del 3,38%. Esta cifra aún estaba lejos de las de la crisis del 93, cuando se alcanzó el 9%, pero las perspectivas de los expertos situaban el dato en el 7% en un corto período de tiempo.

A finales de 2009, el índice de morosidad estaba situado en el 5,05%. Las entidades que lideran la clasificación, en lo que se refiere a impagos, son, los establecimientos financieros de crédito (9,79%), las cajas de ahorro (5,26%), los bancos (4,70%) y las cooperativas de crédito (3,86%).

En cuanto al año 2010, se prevé un incremento de la tasa de morosidad para el primer trimestre, y a su vez, un mayor deterioro de la tasa de impago en los bancos que en las cajas de ahorro.

Lucía Márquez Quiza.

¿Cómo afecta la crisis a la morosidad en bancos y cajas?

La gran banca española, compuesta por las cinco principales entidades financieras del país (Santander, BBVA, Popular, La Caixa y Caja Madrid) triplicó en el año 2008 su tasa de morosidad. Esta pasó de un 0,82% al 2,86.

En el caso de las cajas de ahorro, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha afirmado que “es más fácil que haya cajas de ahorros afectadas por la crisis económica financiera que bancos”. Y es que son las cajas de ahorro las que reflejan una mayor morosidad, ya que casi el 48% de la cartera de prestamos en España está en manos de estas instituciones que no cotizan en bolsa y que en su mayoría son controladas por los gobiernos regionales.

“La morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas que operan en España a empresas y particulares superó el 4% en febrero del año 2008 y se situó en el 4,13%, un nivel que no se alcanzaba desde hace más de doce años, concretamente desde noviembre de 1996.”

Datos publicados por el Banco de España defienden que esta tasa de morosidad en el mes de febrero supone más que triplicar el 1,04% alcanzado un año antes. Sin embargo, si nos fijamos en el ritmo de crecimiento que experimenta mes a mes, vemos que este a sufrido una pequeña frenada, ya que el incremento respecto al 3,80% de enero es menor que el de enero comparado con diciembre, cuando se situó en el 3,29%.

Por tanto, la crisis tiene una afectación directa a la tasa de morosidad de estas entidades debido a, entre otras cosas, el creciente desempleo y el deterioro de la economía española, en un momento crítico para la concesión de créditos.

Patricia Lancina

LA INFLUENCIA DE LA CRISIS EN LA MOROSIDAD

Las normas internacionales de prudencia bancaria recomiendan controlar la morosidad. Siguiendo la misma política, las regulaciones internas impuestas por la Superintendencia General de Entidades financieras exigen sin ningún tipo de miramientos dicho control. La razón de que se tome esta medida radica en que de esta manera se protege a los bancos y entidades financieras y, de manera indirecta a todo el sistema financiero nacional, y si éste está sano ello llevará consigo una estabilidad y crecimiento de la producción.
Se considera moroso un crédito cuando se ha producido un retraso de tres meses en el pago de las cantidades a entregar por parte del deudor. Es un concepto que debemos de diferenciar claramente del crédito fallido, que es aquél que es considerado como incobrable por parte de la entidad financiera. Una morosidad de un 3% por ejemplo, significa que de los créditos concedidos por la entidad, un 3% presentan serias dudas acerca de su recuperación por parte de la misma.
Durante toda esta crisis económica en la que estamos inmersos la morosidad bancaria ha aumentado bastante, debido fundamentalmente a dos motivos. El primero, es la crisis económica internacional que afectó al crecimiento de la producción, a los ingresos y al empleo, lo que provocó que disminuyese la capacidad de pago de los deudores individuales y empresariales. El segundo, es el aumento de las tasas reales de interés, lo que provoca que el crédito suba y los deudores encuentren más dificultades a la hora de hacerle frente.
La morosidad de los créditos concedidos por bancos cajas y cooperativas de crédito ha aumentado, hasta niveles que no se recordaban desde el año 1996. La agencia de recobros Gesif hablaba de 85.000 millones para finales del año 2009, y estos datos es bastante previsible que se eleven todavía más en el presente año 2010. Las cajas son las que tendrán que soportar una mayor tasa de mora, seguidas de los bancos, lo que ya ha provocado que hayan tenido que cerrar un total de 1.345 oficinas. En comparación con el año 2007 la morosidad se ha multiplicado por seis y si la comparamos con el año 2008 lo ha hecho por tres. Todo esto sin incluir la morosidad de los establecimientos financieros de crédito que soportan una tasa de morosidad muy alta.
La realidad no es que vaya a haber mora o que la mora pueda aumentar, sino que el problema con el que nos podemos encontrar, es que esa mora se transforme en impago, lo que ya sería bastante problemático para el sector financiero. De alguna manera, podemos decir que los bancos han sido un poco víctimas de su propia avaricia.

Fernando López

El mal funcionamiento del mercado de crédito.

La incertidumbre a la que nos enfrentamos en esta época de crisis económica ha provocado que los bancos limitasen o incluso eliminasen la concesión de créditos de entre sus funciones principales, tanto a clientes particulares como a compañías en general.

Esto impide un consumo normal por parte de los clientes particulares, porque ya no pueden comprar ahora y pagar durante varios años después, y también provocó la quiebra de un gran número de empresas, que, aún con pérdidas, lograban la financiación necesaria para mantenerse en el mercado, a la espera de que los problemas económicos se solucionaran.

Como consecuencia, aunque en principio esta situación parecía una destrucción de la riqueza, en realidad podría ser la forma de volver a la normalidad, y dejar de invertir más de lo que teníamos ahorrado, que fue lo que estaba ocurriendo desde hacía muchos años.

Durante el 2009, aunque la oferta de crédito disminuyó considerablemente, y los requisitos para llegar a ellos son cada vez más estrictos, también es cierto que la demanda de los mismos cayó, ya que las empresas en quiebra y las familias ya no tenían ningún interés en endeudarse. Por este motivo (la disminución de la demanda de crédito) el Euribor está situado en mínimos históricos.

El desplome del sector de la construcción ha sido también una causa por la cual la demanda de créditos se ha visto disminuida.

En cuanto a los créditos hipotecarios, cabe decir que la Asociación Hipotecaria Española prevé que para 2010 los tipos de interés continúen como hasta ahora, en valores mínimos. Sin embargo, podría verse a lo largo del año una evolución favorable de los mismos. El mercado hipotecario creció en octubre de 2009 un 0,82% interanual, por debajo del 1%, al igual que en septiembre del mismo año. Estos datos confirman la desaceleración de esta actividad económica, sobre todo si lo comparamos con el crecimiento en 2008, de un 5,7%.

A pesar de la intervención del Banco Central Europeo y del Gobierno español, el mercado de crédito no termina de funcionar con normalidad, a causa de las elevadas tasas de morosidad registradas, la incertidumbre y los préstamos tan elevados que el sector financiero debe devolver.

La deuda pública se ha disparado, por el afán de los gobiernos de endeudarse para ayudar a las economías a salir de la recesión, sin embargo, esto ha provocado que los propios bancos coloquen en deuda pública el dinero que el Banco Central Europeo les proporciona. De esta manera, obtienen un rendimiento con mucho menos riesgo que si se lo prestase a particulares o empresas.

Como conclusión podríamos decir que el 2009 no ha presentado síntomas de recuperación claros en cuanto al mercado crediticio, y, por tanto, el próximo año comenzará con la situación de incertidumbre que vivimos en la actualidad. A lo largo del año se espera que la oferta financiera vaya mejorando, de forma que la propia economía nos anuncie el tan ansiado fin de la recesión.

Lucía Márquez Quiza.

En busca del crédito perdido

Uno de los grandes problemas de la economía española a lo largo de todo este ciclo de crisis financiera está siendo, sin duda, la constricción del mercado de crédito bancario. Tal y como refleja el Eurobarómetro, los españoles somos los ciudadanos de la Unión Europea que presentamos mayores dificultades para conseguir hipotecas, créditos y tarjetas de pago. Para intentar mitigar esta situación, el Estado ha prestado al sector bancario español grandes sumas de dinero en concepto de ayudas con el objetivo de inyectar liquidez en el sistema y así restablecer el flujo de capitales por toda la economía.

Sin embargo, y a pesar de la aprobación de estas medidas, en el conjunto de la sociedad persiste la sensación de que esas ayudas no están llegando realmente a las familias y a las pymes, colectivos que constituyen indiscutiblemente los núcleos económicos más importantes y numerosos de cualquier país. En el caso concreto de las pymes, no debemos olvidar que representan más del 99’8% de las empresas en España y son responsables de casi el 80% de la ocupación total, por lo que su trascendencia en relación al empleo y la economía nacional resulta ciertamente decisiva.

La banca argumenta, de forma totalmente razonable, que en tiempos de crisis como los que estamos viviendo, es lógico que se produzca un descenso considerable en la concesión del crédito bancario. Esta situación está motivada por el propio aumento de las peticiones de crédito, pero se ve igualmente agravada por un descenso generalizado en la solvencia de los solicitantes. Obviamente, prestar dinero en las condiciones actuales implica un gran riesgo que no todas las entidades están dispuestas a asumir.

No obstante, no debemos olvidar que durante la época de bonanza económica anterior a la crisis, fueron concedidos un número totalmente desorbitado de créditos y préstamos en nuestro país y, dado que el ahorro español resultaba insuficiente para hacer frente a esta desenfrenada tendencia, el sector bancario no tuvo otra solución que recurrir al endeudamiento exterior. La obligación por parte de los bancos de devolver ahora esa deuda, explica, en parte, que el mercado de crédito español todavía no haya experimentado una cierta recuperación a pesar de las ayudas estatales recibidas. Esto se debe a que gran parte de ese dinero no se está poniendo en circulación tal y como era su propósito, sino que está siendo destinado a paliar la deuda contraída por los bancos en una época tan rebosante de euforia y bienestar como plena de irresponsabilidad.

En cualquier caso, las entidades bancarias tampoco podrían, aunque quisieran, dedicar sus esfuerzos a la reactivación del mercado crediticio, ya que muchas de ellas tienen ahora mismo como máxima prioridad el intentar reducir a toda costa el elevado stock inmobiliario acumulado en los últimos años. Y, por si todo esto no fuera suficiente, la gran mayoría de estas entidades se encuentran asimismo sumidas en arduos y eternos procesos de fusión e integración, por lo que, en resumen, nos encontramos con que las entidades de crédito permanecen enfrascadas en un sinfín de operaciones de toda clase con la excepción, precisamente, de la concesión de créditos.

Rubén Río García

lunes, 25 de enero de 2010

EVOLUCIÓN DE LA MOROSIDAD CREDITICIA DE LOS BANCOS Y CAJAS DE AHORRO

Para hacer este análisis tomaremos como referencia datos de las previsiones del Boletín Gesif (agencia de cobros) de seguimiento de la morosidad. Según nos dice este boletín la morosidad desde noviembre del 2007 (0,84%) hasta hoy, que tiene la mayor tasa que se ha registrado en la última década, se ha cuadriplicado.
A finales del 2008 la morosidad crediticia superó los 60 000 millones de euros, pero en el primer trimestre del 2009 ya había aumentado hasta los 90 000 millones de euros. El año 2008 cerró con una tasa de mora del 3,52 %, repartida de la siguiente manera: un 3,64% para las cajas y del 2,93% para los bancos.
Gesif ha pronosticado que la tasa de morosidad superará el 5% a finales de primer trimestre del 2009, ya que va en aumento. A finales de este trimestre el resultado fue el siguiente un 5,06% para las cajas de ahorro y un 4,5% para los bancos.
Sobre el mes de agosto del 2009 el total de impagos era de 77.100 millones de euros, siendo de 32.900 millones de euros en los bancos y de 44.200 millones de euros en las cajas.
Durante el cierre del 2008 y el año 2009 podemos observar que según los datos obtenidos los valores de impago son superiores en las cajas que en los bancos; pero a finales del año 2009 los bancos pasan a ser los perjudicados alcanzando una morosidad 36.400 millones de euros, mientras que las cajas logran rebajar su morosidad por debajo de los 40.000 millones de euros.
En el 2009 dada la incertidumbre y desconfianza económica generada, la recesión, quiebras de empresas inmobiliarias, y sobre todo el paro, las entidades, tanto bancos como cajas de ahorro, no han dado créditos. Y todos estos factores harán que se incremente la tasa de morosidad, pudiendo llegar a alcanzar tasas del 8%. Bancos y cajas solo concederán créditos aquellos clientes que tengan solvencia o a empresas que no estén relacionadas con el sector del ladrillo o sectores de riesgo.
Por otro lado, según ha mostrado Gesif, el descenso de los recobros para importes y antigüedades similares ha afectado más a los deudores extranjeros que a los españoles, para estos últimos el descenso de los cobros estuvo entre el 15% y 25%, y para los extranjeros el 30%.
Llegado ya el año 2010, Gesif nos muestra que el impago sigue siendo superior en los bancos que en las cajas, y prevé que en los primeros meses del 2010 habrá un incremento de la morosidad.

Bancos y cajas de ahorro reducirán el crédito en los próximos meses hasta mantener tasas de variación negativas más allá del primer trimestre. Los pronósticos para marzo en descenso de concesión son los siguientes: un 4,95% para los bancos y un 2,68% para las cajas.
Por otra parte, Merrill Lynch, Banca Privada, cree que la morosidad de los bancos y cajas seguirá subiendo y superará el 9% en el 2010. También está en contra de la idea de que las provisiones bastarán para compensar estos impagos.
El director de inversiones de Merrill Lynch, piensa que se podría alcanzar los valores de la anterior crisis de 1993, lo que se está haciendo ahora es retrasar un ajuste que acabará llegando, y que está siendo demasiado lento y progresivo.
Y esta propuesta del Banco de España de intentar solucionar la morosidad con las provisiones no es del todo viable, ya que en el momento que a los bancos y cajas se les agoten las provisiones tendrán que cargar contra resultados los créditos morosos y, si entran en pérdidas, tendrán que afrontarlas con los recursos propios.
De todas formas España va retrasada en la recuperación en relación con otros países de la zona euro, este año se prevé una estabilización, pero no una recuperación sólida. Se prevé que el PIB registre un aumento del 0,8% en 2010, siendo en la zona euro del 2,2%. Por lo que aún nos quedará un año de caídas.

Lidia Sanda Lopez

martes, 19 de enero de 2010

¿“Sequía” crediticia?

Al tratarse de uno de los sectores más castigados por la crisis financiera en la que estamos inmersos, ciertamente la actuación del mercado de crédito cobra una gran importancia en el contexto actual.

Sabemos que el mercado de crédito es aquel en el que, entre instituciones, empresas o personas naturales (nacionales o internacionales), se realizan operaciones de financiamiento en base a la cesión de recursos financieros, en sus dos acepciones: “préstamos” y “créditos”, siempre a cambio del pago de un tipo de interés y de la devolución del capital prestado más el interés, en un determinado período de tiempo.

La cuestión es: ¿Estamos ante una sequía crediticia? La observación de la mayoría de los recientes indicadores económicos conduce en efecto a una conclusión afirmativa. Sin embargo, al analizar con más detalle esta cuestión, es posible constatar que ya desde hace algunos años viene gradualmente produciéndose la debilitación del crédito hasta llegar a los actuales e insostenibles niveles. Las dificultades por las que está atravesando la banca española y los problemas de los mercados financieros han sido determinantes para que innegablemente se intensifique la contracción de los créditos. Tampoco es menos cierto que, justo en un momento en que se hace más necesaria la búsqueda de financiación por parte de las empresas y de los particulares, se viene progresivamente dificultando el acceso a los créditos que, además, son cada vez más caros.

La caída y el deterioro del mercado crediticio no se ha producido en soledad pues han sido múltiples los sectores simultáneamente arrastrados por esta tendencia. Una de las causas de este debilitamiento ha sido la concesión, con frecuencia imprudente, de numerosos créditos dirigidos particularmente al sector inmobiliario e inclusive, de forma general, a las actividades económicas secundaria y terciaria relacionadas con la vivienda, antes mismo del estallido de la burbuja inmobiliaria.

Aunque son muchas las circunstancias negativas, es posible considerar que no se está, de forma generalizada, ante un sistema crediticio en sequía. Son ciertos sectores los que efectivamente se encuentran en esta situación, lo que se agrava si tenemos en cuenta la dependencia del sector crediticio y del sistema financiero al ahorro externo, circunstancia que contribuye a incrementar la deuda y a debilitar el sistema.

En esta fase de la crisis sería conveniente volver a reflexionar acerca de los reales motivos y circunstancias financieras que motivaron el desvío del crédito del sistema productivo, actividad fundamental para generar riqueza, y lo redireccionaron, en buena medida, hacia la administración pública haciendo con que sea el gobierno uno de los principales, sino el principal, cliente de los créditos. Por tanto, refugiarse en la idea o prejuicio de la insolidaridad de la banca es sencillamente no comprender que el verdadero negocio de los bancos es tomar depósitos y dar créditos.

Es imperativo restablecer urgentemente la confianza en los mercados financieros para sanear el sector crediticio y así llevar a cabo las políticas monetarias precisas. Asimismo, nos encontramos ante un proceso de reestructuración financiera que deberá ser concluido lo antes posible para que las entidades de crédito puedan en definitiva dedicarse a una de sus dos actividades primordiales: conceder créditos, lo que contribuirá a reactivar la economía.


Tania Marcos Alonso

martes, 12 de enero de 2010

Restricción del Crédito

Como dijo en su momento Goldman Sachs, ‘recuerden que el crédito es la grasa que hace girar la rueda de la actividad; si ésta se seca radicalmente, lo más probable es que la rueda se pare’.

Y la rueda se paró.

Tras el derrumbe bursátil mundial en cadena, los mercados financieros y de dinero alrededor del planeta entraron en una increíble reacción de pánico, lo cual ocasionó como consecuencia directa que el dinero se volatilizara y desapareciese de los mercados financieros rapidamente. Pero ahí estaban los supuestos salvadores: los bancos centrales que, en una reacción sin precedentes salieron como locos a inyectar liquidez en unos mercados que se encontraban totalmente secos de fondos y enfermos de una increíble furia vendedora.

¿Fue esto suficiente para calmar los ánimos y devolvernos el espíritu del que gozábamos anteriormente? Muchos analistas dicen que lo mejor en estos casos es por supuesto tomar el efectivo y dejar la platea raudos y veloces hasta que pase el huracán.

Pero, ¿qué ocurre con la frase que tanto y a muchos hemos oído durante la crisis de ‘ya no creo en mi banco’? O peor, ‘Ya no creo en los bancos’, generalizando la frase.

Si a crisis financiera le sumamos una fuerte depresión, miedo y paranoia de los clientes y su correspondiente conmoción, lo que tenemos en realidad es que todo el efectivo que existía hasta el momento se diluye y se detiene el crédito interbancario.

Hay muy poco dinero y es caro. ¿Quieres financiarte? Págamelo caro.

¿Qué significa esto? Pues volviendo a la frase con la que iniciaba el artículo, fin del crédito significa fin del consumo, y por extensión fin del crecimiento.

¿Y qué hay de la crisis de la economía real tan acusada en España, y que deriva de todo esto? Es sin duda un juego de palabras, pero en mi más humilde opinión creo que hemos pasado de hablar de volatilidad del mercado, a hablar de la volatilidad del dinero, pero en términos distintos. Se dice que la desconfianza en el sector se encuentra en máximos históricos y es verdad, además es algo que no tardó en reflejarse en el mercado desde que empezamos la crisis.

Esta desconfianza hace que el coste de financiación bancario de eleve, limitando la concesión de crédito de éstos, de prestar dinero.

Nuestra rueda sigue parada, pero surge en este momento una pregunta muy recurrente: ¿volverá a rodar como siempre y con la misma confianza de antaño, o será necesario un cambio?

Creo que la dirección que tomaremos a partir de ahora implicará un cambio, y grande.

Alex Pampin

jueves, 7 de enero de 2010

¿Hay o no hay?

Hace algunos años estábamos acostumbrados a situaciones de excesiva liquidez de crédito. En cualquier entidad bancaria, los clientes de la misma o sin serlos con más o menos riesgos de pagar dicho préstamo, se le concedía préstamos sobrevalorados de los cuales no llevarían acabo la contrapartida (el pago de la deuda). Esto era una bomba de relojería que en 2007 empezó a explotar con la quiebra de algunos bancos.

En 2008, los bancos centrales optaron por proporcionar liquidez a la economía para así solucionar la crisis que tenían las entidades financieras, ya que el componente fundamental era la sequia del crédito. La cual no sólo se presentaba en España, sino que se extendía a Europa y el resto del Mundo. Una crisis económica mundial, condicionada porque el mercado de crédito se quedo seco. Por lo que una vez que los bancos centrales inyectaron liquidez con el fin de acabar con la crisis existente, no vieron que sus objetivos se cumpliesen por lo que el proceso de proporcionar liquidez se había realizado en vano.

El proceso había fallado porque a parte de la liquidez existía la FALTA DE CONFIANZA, que los bancos centrales, políticos, los clientes no tenían sobre las entidades financieras. Por eso, la crisis perduro durante el año 2009.

Por lo que podemos comparar es que las cifras de prestamos tradicionales e hipotecas nos encontramos con que ahora con referencia en el 2006, las concesiones de dichos prestamos han disminuido hasta un 21% (datos de society generale corporale & invest banking).

Ahora a finales del 2009, nos encontramos en una situación totalmente diferente, y que ahora las entidades financieras, ahora estas mas enfocadas al perfil crediticio de sus clientes, ya que revisan con mas detalle su nivel de deuda y la capacidad de pagar el préstamo en un periodo de tiempo determinado. Por lo que facilidad para encontrar crédito ha desaparecido, y nadie en estés momentos esta dispuesto a correr riesgos.

El problema de la sequia en el crédito, se vio mas afectada por el sector inmobiliario y construcción. Estas empresas, han tenido que reestructurar sus deudas por bajada y parón de ventas, e incluso vender sus activos a precios inferiores para así bajar el endeudamiento.

Por lo que se esta leyendo en la prensa en estés últimos meses, algunos aportan que en 2010 va a presentar una leve mejoría para el mercado financiero, y por lo tanto para las empresas,… Aunque por lo que respecta a mi opinión, puede ser que en Europa si suceda esa leve mejoría, pero en España existen una seria de sucesos que no ayudan a confiar en que en el primer semestre se del caso, como son:

El número de parados cada vez es más elevado. (en los últimos meses el paro ha ido en aumento)

La falta de liquidez y confianza en las entidades financieras.

La falta de liquidez en empresas.

El aumento de la deuda publica.

Estas características, apuntan a que la evolución del mercado de crédito será igual que en los últimos meses.

Todos tenemos una mínima esperanza, a que el estado tome las medidas macroeconómicas apropiadas y que en el segundo semestre del 2010, España tenga una evolución positiva en la crisis en la que nos encontramos umergidos. Soñar y especular es posible.

Rossana Santiago Allo

SABER HASTA CUANDO

Sin pretensión alguna de profundizar en el eterno debate, de dudosa utilidad y con más inesperado

consenso sobre si Intervencionismo si o Intervencionismo no; lo cierto es que, sorprende la persistencia de algunos problemas del sector Financiero dada la existencia de regulaciones , normativas sobre control y recomendaciones masivas en la materia.

Desde Basilea II. Convergencia internacional de medidas y normas de capital.; Circulares; Directivas del Parlamento europeo y del Consejo y Reales Decretos entre otros detallan el “savoir faire” y garantiza a priori una absoluta transparencia. Pone aparentemente de manifiesto los instrumentos e información de que disponen los Bancos Centrales, el BCE y en consecuencia el Banco De España y ello trasladado a escala Internacional con sus respectivos modelos pero con idéntica misión.

Con una superficial lectura de esta “Biblia” confeccionada por los Órganos Supervisores, se intuye que ningún cabo puede quedar suelto.

Se establecen políticas y procedimientos de medición y gestión de las posiciones netas de financiación; alternativas estudiadas ante escenarios excepcionales; revisiones periódicas de todo lo imaginable y susceptible de ello. Igualmente se clasifican los activos y pasivos que, en cuanto a liquidez se refiere, sus vencimientos serán los determinantes.

El elevado riesgo sistémico y efecto contagio inherente a la Banca justifica la suma dedicación que de forma interesada que se le brinda. Los costos de las crisis bancarias son muy importantes para un país. La crisis de 1977-1985 en España, supuso un desembolso del 15% del PIB.

En el seno de la Unión Europea, a diferencia de la Reserva Federal por ejemplo, el sostenimiento de los tipos de interés constituye una prioridad; sin embargo y aún no dudando de las bienintencionadas medidas para la consecución de la estabilidad deseada, el retraso en unos meses en su aplicación y/o la tardanza en su retirada le restan total efecto provocando lo que en el origen se trataba de evitar.

A ello, se debe sumar el polémico planteamiento de si algún remanente de tal liquidez ha traspasado las arcas de las las grandes empresas del sector financiero para mezclarse entre las pequeñas, las de microfinanzas. Importante en cualquier escenario y vital en el caso nacional, donde este grupo supone un porcentaje excesivamente elevado dentro del esquema productivo.

Por otra parte, cabe preguntarse qué coste supone el mantener estas tasas bajas de tipos de interés. En los mercados, dada la tendencia a autocontrolarse, cabría esperar que la traducción lógica de tal política monetaria implicara generar expectativas de inflación.

Prueba de la existencia de este exceso es la voluntad de traslado de aquél. Santander ha sido el primero anunciar la recompra de 16.500 millones de bonos de titulización, obteniendo ganancias aprovechando los precios muy por debajo de su valor nominal. Mercado especialmente golpeado por la crisis, no se espera que con esto, recobre la estabilidad y confianza perdidas.

Con los intereses en mínimos históricos, los inversionistas andarán a la caza de mayores retornos concentrándose en diferentes mercados y clases de activos, corriendo el riesgo de provocar nuevas burbujas financieras. Recordemos que, el objetivo implícito de la actuación de los Bancos Centrales es precisamente inculcar la aversión al riesgo olvidada por un demasiado período de tiempo.

Conveniente por tanto ir retirando los sobrantes a medida que sea posible.

Catalina Martinez