La semana pasada el BCE ha decidido mantener los tipos de interés en el 4%. Esto es algo que, aunque era descontado prácticamente al 100% por el mercado, no deja de ser un hándicap para la economía de la eurozona. El crecimiento del área euro se ve reducido trimestre a trimestre pero el BCE ha vuelto a incidir el pasado jueves en que su objetivo es la inflación. Y mientras ésta no se controle no habrá reducción de tipos de interés.
Según publica hoy EUROSTAT los precios de la producción en la zona euro han subido un 0,7% en marzo y un 5,7% interanual. Y en España, el incremento fue un tanto superior, 0,9% en marzo y 6,9% interanual.
Y, a mi modo de ver, uno de los grandes problemas inflacionarios de Europa y, por ende, de España, es el descontrol del precio del petróleo. A día de hoy el barril de Brent está cotizando en torno a 124 euros, lo cual representa un récord histórico más, de los que ya llevamos viviendo uno tras otro en los últimos meses. Ya sea por huelgas en Nigeria, mar del Norte ó Escocia que hacen detener la producción de crudo; ya sea por nuevos datos sobre los inventarios de EEUU; o porque Goldman Sachs alerte de la posibilidad de que el Brent llegue a 150 ó 200 dólares en verano, el petróleo no da tregua. Y cuando la principal materia prima de cualquier país desarrollado incrementa su valor exponencialmente durante más de un año, es un hecho imposible controlar la inflación.
Bien es cierto que ésta materia prima cuenta con una elevada carga fiscal en su suministro, pero no es menos cierto que el peaje fiscal no es más que un porcentaje sobre el precio inicial del producto; con lo cual, si se contiene el precio de base, también se contendrá la carga impositiva. Y en una situación como la que estamos viviendo en estos momentos, la reactivación de las arcas del Estado pueden ser una buena noticia, toda vez que parece obvio que en los próximos trimestres el gasto público va a tener que incrementar con nota su participación en el PIB nacional, ante la inminente desaceleración del crecimiento.
Además, no podemos olvidar que la fortaleza del euro ha jugado a nuestro favor en todo este camino, ya que de regresar a cotizaciones euro-dólar de 0,9, como las que se vivieron hace pocos años, el precio del petróleo (gasóleo, gasolina,…) prácticamente duplicaría su cotización actual.
Por tanto, pese a la fortaleza del euro, el petróleo en máximos, conjuntamente con un elevado peaje fiscal (tanto en nuestro país como en el resto de países de la zona euro) son, a mi juicio uno de los principales problemas de la elevada inflación en la U.E. Y por lo tanto, uno de los principales causantes de que el BCE mantenga los tipos de interés en el 4%, a pesar de la clara desaceleración económica.
Según publica hoy EUROSTAT los precios de la producción en la zona euro han subido un 0,7% en marzo y un 5,7% interanual. Y en España, el incremento fue un tanto superior, 0,9% en marzo y 6,9% interanual.
Y, a mi modo de ver, uno de los grandes problemas inflacionarios de Europa y, por ende, de España, es el descontrol del precio del petróleo. A día de hoy el barril de Brent está cotizando en torno a 124 euros, lo cual representa un récord histórico más, de los que ya llevamos viviendo uno tras otro en los últimos meses. Ya sea por huelgas en Nigeria, mar del Norte ó Escocia que hacen detener la producción de crudo; ya sea por nuevos datos sobre los inventarios de EEUU; o porque Goldman Sachs alerte de la posibilidad de que el Brent llegue a 150 ó 200 dólares en verano, el petróleo no da tregua. Y cuando la principal materia prima de cualquier país desarrollado incrementa su valor exponencialmente durante más de un año, es un hecho imposible controlar la inflación.
Bien es cierto que ésta materia prima cuenta con una elevada carga fiscal en su suministro, pero no es menos cierto que el peaje fiscal no es más que un porcentaje sobre el precio inicial del producto; con lo cual, si se contiene el precio de base, también se contendrá la carga impositiva. Y en una situación como la que estamos viviendo en estos momentos, la reactivación de las arcas del Estado pueden ser una buena noticia, toda vez que parece obvio que en los próximos trimestres el gasto público va a tener que incrementar con nota su participación en el PIB nacional, ante la inminente desaceleración del crecimiento.
Además, no podemos olvidar que la fortaleza del euro ha jugado a nuestro favor en todo este camino, ya que de regresar a cotizaciones euro-dólar de 0,9, como las que se vivieron hace pocos años, el precio del petróleo (gasóleo, gasolina,…) prácticamente duplicaría su cotización actual.
Por tanto, pese a la fortaleza del euro, el petróleo en máximos, conjuntamente con un elevado peaje fiscal (tanto en nuestro país como en el resto de países de la zona euro) son, a mi juicio uno de los principales problemas de la elevada inflación en la U.E. Y por lo tanto, uno de los principales causantes de que el BCE mantenga los tipos de interés en el 4%, a pesar de la clara desaceleración económica.
DIEGO BARRO FUENTES
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