El tipo de cambio frente al dólar es, en Uruguay, una variable de referencia. Afecta muchas decisiones pues la uruguaya es una economía pequeña, abierta y muy dolarizada. Tiene gran importancia para el endeudamiento y competitividad de las empresas, para el endeudamiento de las familias y por su incidencia en la inflación.
Desde Diciembre de 2008 cuando el tipo de cambio interbancario estaba a 24,362 pesos uruguayos por dólar hasta Abril de 2010 cuando se situó en 19,214 pesos por dólar, se registró una disminución del valor nominal del dólar del 21% aproximadamente.
En estos períodos, cuando el peso se aprecia frente al dólar, normalmente surgen protestas, fundamentalmente del sector exportador, reclamando una suba del tipo de cambio nominal para abaratar los precios locales en términos de dólares. Pero, ¿es esta una tendencia de la divisa norteamericana a nivel nacional o mundial?, ¿es el peso uruguayo el que se aprecia contra el dólar o éste es el que se deprecia frente al resto de las monedas del mundo?, ¿se está afectando la competitividad de las empresas locales? y ¿es el tipo de cambio nominal la variable adecuada para medir la competitividad?
Existe consenso a nivel general en que el dólar ha bajado en el mundo por el elevado desequilibrio fiscal y exterior de Estados Unidos y, porque esa economía no termina de recuperarse de la reciente crisis global.
Se puede decir entonces que, la cotización del dólar en Uruguay sigue la tendencia bajista a nivel mundial y que obedece a fundamentos propios de la economía norteamericana. Sin embargo, la moneda uruguaya está dentro de las que más se ha apreciado y esto lo explican también factores internos.
En primera instancia cabe señalar que el valor del dólar en Uruguay lo determina el mercado. El régimen cambiario es de flotación administrada por lo que la autoridad monetaria interviene puntualmente para minimizar la volatilidad del tipo de cambio. Entonces, la afluencia masiva de dólares por el mantenimiento de los altos precios de exportación de las materias primas, el turismo y el sostenido ingreso de capitales son factores que motivan también la baja de la cotización del dólar a nivel local. A su vez el desarrollo de la economía nacional genera una apreciación del peso que refleja sus fundamentos y fortalezas.
En cuanto a la competitividad de las empresas, no es el tipo de cambio nominal el indicador más adecuado para analizarla sino el tipo de cambio real. Éste índice es construido por el Banco Central y mide la relación entre los precios domésticos y los de los principales socios comerciales medidos en dólares.
El último informe emitido a Marzo de 2010 muestra que en el último año móvil la competitividad global cayó un 11%. Esto se verificó con casi la totalidad de los destinos comerciales donde el país exporta con excepción de Brasil. La mejora en términos relativos frente a este país está asociada a la fuerte valorización del real brasilero en el último año y explica la corriente exportadora hacia Brasil que concentra un 15% del total de las exportaciones uruguayas.
Aunque la caída de este índice es una luz amarilla, no parece haber aún graves problemas en la competitividad de los productos uruguayos pues se mantiene en niveles históricos relativamente adecuados, como también lo está la rentabilidad de la industria exportadora.
Si, adicionalmente, se tiene en cuenta que el Banco Central no tiene margen para influir en el valor del dólar porque iría contra los fundamentos de su evolución mundial y además porque descuidaría otros objetivos como por ejemplo la inflación, es que se debería de poner foco en otros aspectos para mantener y/o mejorar la competitividad.
A nivel macro habría que reducir el déficit fiscal para poder absorber el exceso de oferta de dólares con recursos propios, se tendrían que moderar las pautas de aumento salarial en la próxima ronda de negociación colectiva y mejorar las infraestructuras de transporte, comunicaciones y energía. A nivel micro se debería trabajar en algunos aspectos de nuestras empresas como por ejemplo: en la mejora de productividad, la capacidad de innovar y la posibilidad de contar con financiamiento adecuado entre otros.
Rodrigo Vázquez
lunes, 31 de mayo de 2010
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