Un reciente estudio de la agencia de calificación de riesgos Moody`s rebaja la calidad crediticia de ciertos bancos y cajas españolas, y asegura que es necesaria una importante cantidad para hacer frente a esta pérdida de valor de los activos bancarios. No es nada nuevo, ya que ellos tampoco se libran de las consecuencias de toda esta crisis en la que nos encontramos inmersos. La actividad inmobiliaria sigue todavía en stand-by y no tiene demasiada pinta de recuperación, por lo menos a corto plazo, y los bancos y cajas tienen una importante cantidad de activos inmobiliarios que no se están adjudicando: crédito promotor, crédito a las familias y la capacidad de captación de fondos (pasivo) ha disminuido bastante, lo que hace que el margen financiero de la actividad ordinaria bancaria se estreche. A esto hay que añadir la gran competencia en el sector bancario ya que nos encontramos con que en la actualidad hay 150 bancos, 46 cajas de ahorro y 82 cooperativas de crédito, lo que hace que haya a mi entender un exceso de oferta en este sentido y de ahí que se plantee la posibilidad cada vez más real de llevar a cabo fusiones.
El Banco de España es claro en este sentido y considera que hay que acelerarlas, especialmente en el caso de las cajas de ahorros, aunque reconoce que las peculiaridades de las mismas y sus particulares órganos de gobierno hará bastante complicado todo este proceso para lo cual será fundamental acudir al FROB (fondo de reestructuración ordenada bancaria). En las últimas semanas están apareciendo numerosas informaciones acerca de las posibilidades de fusión como Caja Duero, Caja España y Caja Burgos en Castilla y León, Caja Navarra con Caja Canarias (será la primera fusión interregional si llegan finalmente a un acuerdo), las catalanas con Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa, Caixa Galicia y Caixanova en nuestra comunidad y más alternativas que irán apareciendo con el paso de los días.
La mayor parte de los expertos creen que para que se lleven a cabo fusiones fuertes es imprescindible que estas uniones sean entre cajas de diferentes regiones, pero los gobiernos autonómicos son bastante reacios a ello.
Se habla de unas pérdidas de un 50% en los beneficios para el año
Y mientras en los bancos se frotan las manos porque las cajas perderán grandes cuotas de mercado durante toda esta reconversión y no podrán ser tan agresivas en precios como antes de las fusiones.
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