Las cajas gallegas y en definitiva las del resto de España, se encuentran desde hace tiempo y sobre todo estos días ante un proceso de decisión. La culpable es una nueva ley sobre reestructuración bancaria (creada por el FROB) que las obliga a tomar decisiones que afectarán a su futuro. El Banco de España prefiere la fusión, porque su objetivo es conseguir que estas entidades adquieran un tamaño adecuado junto con una solvencia segura. Existe la posibilidad de que las entidades soliciten préstamos al FROB para poder mejorar su solvencia sin tener que someterse a esta reestructuración pero es algo en lo que el Banco de España no hace mucho hincapié puesto que a largo plazo no sería la mejor solución.
En un documento presentado hace unos días por el presidente de la Cámara de Comercio de Vigo y el presidente de la Confederación provincial de Empresarios evaluaban las posibles consecuencias de una fusión: se recortarían 2.000 millones en créditos, podrían llegar a perderse 1.800 empleos (entre cierre de oficinas y servicios centrales), sobrarían unas 300 sucursales y el impacto que causaría en la obra social de cada una de las entidades.
Por otra parte, los beneficios de la fusión también son importantes: una caja única, cuyo objetivo es la solvencia por encima de todo y el sentimiento de galleguidad para mantener en Galicia los centros de decisión ahora y en el futuro.
Inés Cartelle Sáez
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