En la actualidad, los diferentes Gobiernos están intentando tomar medidas para moderar la crisis en la que nos encontramos. Estados Unidos comenzó abriendo esta vía con el TARD (Troubled Asset Relief Program) que sería posteriormente modificado.
En Europa, tras los primeros pasos de desconcierto y descoordinación, los Gobiernos que conforman los diferentes países optaron por adoptar una estrategia basada en facilitar la financiación de los bancos, respaldada por unas garantías estatales, y en algunos casos en los que fuese necesario reforzar también, el capital de las entidades.
Cabe destacar el papel fundamental de los Bancos Centrales, que han inyectado liquidez y han realizado acciones coordinadas para rebajar los tipos de interés.
Aun así, mirando al futuro, el impacto de la crisis sobre la economía real parece extenderse en el tiempo. Es por ello, que ante el contexto de deterioro de las condiciones económicas a nivel global y la recesión conjunta a la que asistimos, haría falta una mayor cooperación macroeconómica por parte de las autoridades.
Ante dichos acontecimientos, se ha reunido el G-20 para debatir sobre las propuestas para abordar un plan de acción. Finalmente, y tras la acusada disparidad de opiniones entre Estados Unidos y la Unión Europea se emitió un comunicado conjunto en el que se concluyó usar estímulos fiscales para reactivar la demanda interna. Se comienza también a apostar por los planes de inversiones públicas en los distintos países.
Debido a las posiciones encontradas ante la forma de abordar la situación de cómo regular el mercado se deberá debatir en grupos de trabajo que presentarán sus conclusiones finales antes de abril de 2009.
Al mismo tiempo el FMI apuesta por nuevas políticas fiscales y monetarias de estimulo, y la OCDE opta por la cooperación, y por la revisión de las políticas de regulación y supervisión, las cuales deberían matizarse de forma que no se puedan eludir, el detalle esta en las lagunas legales.
Vanessa Lorenzo C.
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