Se escucha en las voces de las familias españolas, que les resulta cuanto menos impactante, el escuchar todo tipo de noticias y hechos acerca del llamado proceso de rescate de la banca, aunque son conscientes que en esta sociedad del S. XXI, marcada por la avaricia, la especulación… y demás pecados capitales, importa poco si la demanda de ayuda a Cáritas aumentó en un 40% en los últimos meses, pues sólo interesa que me rescaten a mi, que soy un banco el cual he dejado de ganar, o he percibido una reducción muy drástica de mis beneficios.
Parecería contradictorio ayudar a unas instituciones que han ganado dinero a mansalva en épocas anteriores, y que son las principales sospechosas de la autoría de esta crisis financiera; pero también, son el muro que sustenta al edificio económico global y a los ciudadanos que interactúan en la selva financiero económica; pero oh!, que sorpresa, hay que ayudarles a los bancos, porque si se caen éstos, caemos todos, y la estrategia sería pues hacerse tan necesario y poderoso, como para que te ayuden forzosamente sino hay bonanza económica, y el sistema depende de ti.
Pero una vez puesto en claridad que es necesario rescatar a estos “pobres” bancos, la pregunta sería de que manera ayudarles, ante la cual aparecen muchas y singulares respuestas.
Una posible opción seria comprarles los activos tóxicos, culpables de esta situación a los bancos, y así actuar sobre el foco del problema y promover el préstamo entre al menos las distintas instituciones financieras.
Otro punto sería nacionalizar las propias entidades bancarias; es decir, que el Estado entre en el capital de los bancos; (véase gobierno holandés en ING), pero entraríamos en el peligro del aumento de la intervención estatal en nuestro querido Mr Marshall, y en el uso ineficiente de los recursos, al carecer el ente público de motivación para la eficiencia.
Otra resolución podría ser la de actuar directamente sobre uno de los principales focos del problema, que es la desconfianza de las instituciones y del ciudadano de a pié; véase con mecanismos como una bajada global de tipos de interés o medidas que rebajen la presión fiscal de los distintos agentes económicos.
Así pues tenemos un amplio abanico de soluciones y de factores que intervienen en esta crisis, pero también está el temido efecto boomerang de las medidas que se tomen, bien sea por que se estén matando moscas a cañonazos, o bien porque se estén poniendo sacos de arena para contener un tsunami; con lo cual unido también a la falta de aprendizaje que podamos sacar de esta situación; provoca que el gran enigma de esta crisis sea que hacer o que no hacer para parar la escalada de la desconfianza, y ya de paso la de la inflación o el euríbor en Europa.
Aunque lo que si queda totalmente puesto en la práctica es que es una crisis importante, y que se va a salir de ella; pero a base de soluciones como las mencionadas anteriormente y de otras que a parte de soluciones también son medidas preventivas, como son el riguroso control realizado por alguno bancos centrales, entre ellos el Banco de España; y la gestión rigurosa y controlada de entidades bancarias muy concretas.
Pero de poco vale ser optimista y pensar que se va a salir de la crisis; pues la situación es grave y repercute y repercutirá en la economía real, provocando que las clases bajas y medias de la sociedad se ahoguen cada vez más debido al yugo financiero, y se queden perplejas cuando Wall Street manda un S.O.S.
GERMÁN XAVIER MARTÍN
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