lunes, 20 de octubre de 2008

EL RESCATE BANCARIO, ALGO MÁS QUE MEDIDAS ECONÓMICAS

Los distintos procedimientos de rescate bancario adoptados por los diferentes países  son sólo una primera solución al problema, tratando con ello de evitar males mayores. Lo que ocurre es que el colapso del actual sistema financiero global nos ha llevado a descubrir que el problema es grave y que su solución no pasa únicamente porque los Estados inyecten ingentes cantidades de dinero en el sistema.

En un primer momento lo más importante es tratar de frenar la situación y sus consecuencias. Por ello se ha tratado con estas intervenciones estatales de evitar grandes quiebras bancarias. La vital importancia de los bancos en todos los ámbitos de la vida de las personas les hace gozar de una posición privilegiada respecto de otras empresas privadas, todo gira en torno a ellos, por lo que cualquier desequilibrio o problema que tengan puede ser de consecuencias nefastas para todo un Estado. Las ayudas económicas concedidas a este sistema han ido por este camino: tratar de sostener el sistema bancario o evitar en la medida de lo posible su total caída, lo que sería de enormes consecuencias al ser este uno de los pilares básicos de la sociedad. Motivo suficiente para proceder a la concesión de ayudas públicas a estas entidades privadas.  

Estos rescates en un segundo momento tienen que dirigirse a realizar un cambio en la forma en la cual se venían realizando las cosas hasta ahora. De un sistema financiero que tendía a la desregularización y libertad de actuación bancaria, que no ha funcionado, tenemos que ir avanzando hacia una regularización. Si un sistema tan importante como este no ha funcionado adecuadamente al dejarlo en cierto modo libre, y además nos ha causado tan nefastas consecuencias, tenemos que replantearnos sus bases. Puesto que  la economía tiene carácter global y genera consecuencias globales es necesario un sistema normativo universal. Sistema duro y enérgico que permita una alta transparencia y claridad en las operaciones financieras y con ello una mayor seguridad y confianza en todo el mundo que nos permita al menos reducir las consecuencias que la falta de estas características ha provocado.

 Este sistema regulador necesita  un sistema internacional de control de la actividad financiera que combine y controle a los distintos sistemas de control internos de los diferentes estados. Y que sea el encargado de estudiar y de controlar los complejos medios de inversión que por su novedad no estén regulados. Con todo ello podríamos dar soluciones globales y adoptar medidas conjuntamente para solucionar problemas globales que no pueden ser solventados con actuaciones independientes como hemos podido observar.

Pero esta actividad regularizadora del sistema financiero global ha de ser realizado con cuidado porque no se puede pasar muy rápidamente de un sistema tendente a la desregularización y la libre actuación a otro duramente regularizado y controlado. Lo que se ha de hacer es tratar de controlar los mercados, productos y transacciones que puedan causar mayores consecuencias negativas reduciendo con ello futuros problemas. Controlar y fiscalizar la actividad financiera por medio de organismos internacionales de control y de regulación  de manera que las actividades de las entidades de un estado no generen consecuencias negativas de carácter global.

Unido a la tendencia regularizadora nos encontraremos tras los rescates por parte de los estados con un claro interés intervencionista por su parte dentro de las entidades rescatadas. El sistema financiero debe de quedar sometido a un control y supervisión público que mantenga la actividad financiera dentro de los límites de riesgo tolerables por el sistema financiero global, tratando de evitar con ello situaciones como la actual. Pero debe de quedar libre de una intervención total y de un férreo control estatal que sólo lograrían asfixiar el mercado.

Los procedimientos de rescate bancario no pueden quedarse en meras aportaciones económicas pues el verdadero problema reside en las bases del sistema financiero de nuestros días.

MIGUEL ÁNGEL GUTIÉRREZ NOVOA

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