lunes, 27 de octubre de 2008

¿Son suficientes estas medidas?

En las últimas semanas, tanto el gobierno de Estados Unidos como la Eurozona parece que se han decidido por coordinar un plan de rescate del sistema financiero. Por un lado, garantizando temporalmente su deuda y sobre todo garantizando el funcionamiento del sector bancario, lo que supone un gran paso en el restablecimiento de la confianza del sistema financiero, base de la economía internacional.

         La volatilidad sigue siendo la tónica relevante pero los esfuerzos realizados empiezan a obtener sus frutos; por una parte, la reacción alcista de las bolsas estabiliza el sector financiero y por otra, el mayor recorte del Euribor a tres meses desde 2003 permite cierta relajación en el mercado interbancario.

         Europa reaccionó a la crisis con contundencia, cada país diseñando sus propias soluciones pero siguiendo las líneas generales del plan británico. En conjunto, los estados europeos destinarán más de 1.8 billones de euros para esta causa, más de tres veces lo que Estados Unidos ha dispuesto para rescatar a su sector financiero.

         El gobierno español, siguiendo las directrices del eurogrupo, aprobó un decreto mediante el que garantizará avales a las entidades financieras por un valor máximo de 100.000 millones de euros para 2008, por otro lado, también se autoriza al Tesoro a adquirir títulos de entidades por si fuera necesario una recapitalización. Estas iniciativas se suman a las ya acordadas anteriormente en las que se elevó la garantía de depósitos hasta 100.000 euros y se creó un fondo de hasta 50.000 millones con cargo a la deuda pública para adquirir activos de calidad de bancos y de esta forma añadir liquidez al mercado.

         ¿Son suficientes estas medidas? ¿Cuáles van a ser los efectos sobre la economía real española?

         Es necesario realizar un pequeño análisis de la situación crediticia.

         En España se produce una coincidencia desde mediados de 2007 de la crisis hipotecaria estadounidense con el desplome del sector inmobiliario causado por la especulación (peso aproximado del 18% del PIB). España está mucho mejor resguardada que Estados Unidos porque el sistema financiero español, basado sobre todo en la banca comercial tradicional, aparece como bien capitalizado, regulado y eficiente. Aún así, como el resto del mundo, se nota esta crisis al tener más dificultades para conseguir liquidez. Lo que se traduce en menos préstamos a empresas y hogares.

         A la crisis crediticia se une la inflación, con un diferencial de precios de algo más de un punto porcentual respecto a Europa; la política de tipo de interés aplicada por el BCE en su lucha contra la inflación se ha notado tanto en las duras condiciones crediticias como en la subida de las hipotecas sujetas al Euribor.

         Ante estas variables, la renta disponible de los hogares ha mermado, esto ha provocado el hundimiento del consumo, lo que supone a su vez el desplome de la economía española y con ello la pérdida de miles de empresas y expectativas de que la tasa de paro se incremente hasta alcanzar un 14.5%, sobre todo por los sectores de construcción y automoción.

         Así las tasas de morosidad de bancos y cajas de ahorro aumentan con fuerza en los últimos meses y en un ciclo continuo provoca mayor dificultad para acceder a créditos y especulaciones de que se produzcan en España fusiones y reestructuraciones bancarias (especialmente entre cajas pequeñas o medianas) o rescates de activos de alguna caja por parte de algún banco.

         En consecuencia, las medidas serán suficientes siempre que el plan de rescate bancario ayude a solucionar los problemas del crédito, es por tanto completamente necesario que las inyecciones masivas de liquidez  se hagan con la mayor transparencia y con garantías de que llegue a las familias y pymes.

         De momento, organizaciones como la OCDE, el FMI o el BCE coinciden en que el próximo año será peor que el actual, aunque esperan cierta recuperación a finales del segundo semestre.

         Habrá que esperar acontecimientos…

 

PEDRO VIDAL

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