martes, 7 de julio de 2009

Esos anhelados brotes verdes, son realmente verdes….?


Hemos asistido en el último año y medio a la eclosión de una profunda crisis económica originada por unas graves perturbaciones en el sistema financiero internacional. La creciente globalización de la actividad financiera en los últimos años provocó la propagación de una intensa desconfianza en el sistema, paralizando por completo la propia actividad en el sector.

En las últimas semanas se ha descontado la posibilidad de que la recesión en la economía mundial hubiese tocado fondo en este segundo trimestre del año, en base a la mejora de ciertos indicadores económicos adelantados en forma de índices de confianza de los principales agentes de la economía.

La aparición de los llamados “brotes verdes” en la economía, en base una mejora en el comportamiento de ciertos indicadores, no deja de ser algo circunstancial que requiere de cierta continuidad en el tiempo para que se puedan tener en consideración.

En un contexto económico como el actual, en el que las tasas de paro de las principales economías mundiales se encuentran en máximos sin que haya expectativas de que alivie en los próximos trimestres, y del que está pendiente una profunda reestructuración de todo el sistema financiero internacional, la recuperación económica requiere, si cabe, de un mayor empuje de los principales indicadores económicos.

La crisis financiera ha puesto al descubierto ciertas carencias en el plano regulatorio, así como ciertas debilidades de carácter estructural en el sistema financiero internacional. Una política monetaria excesivamente laxa en los últimos años, unido a una inadecuada e irresponsable gestión del riesgo por parte de las entidades financieras, ha provocado un excesivo endeudamiento en determinadas economías desarrolladas, entre las que se encuentra España.

A pesar de las buenas condiciones de partida que presentaba el sistema financiero español al comienzo de la crisis, resistiendo la primera oleada de la crisis financiera mundial, el progresivo deterioro del contexto económico internacional ha acabado por incrementar el nivel de riesgo en cuanto a la futura estabilidad financiera en España.

El menor ritmo de crecimiento del negocio bancario y el espectacular incremento de la morosidad en el último año y medio, al pasar de 0,9% de finales de 2007 hasta el 4,5% correspondiente a abril de 2009, supondrá una mayor presión en la cuenta de resultados de las entidades financieras españolas.

La fuerte exposición que presenta el sistema financiero ante el defenestrado sector inmobiliario va a provocar que muchas de las entidades financieras de nuestro país no sean inmunes a la crisis y deban afrontar una difícil etapa en los próximos dos años, teniendo en cuenta que muchas de las deudas contraídas por las inmobiliarias se han permutado por activo en las entidades financieras antes de resultar fallidas, evitando de esa manera que computen en mora y así incrementen aún más la tasa.

La situación del sistema financiero en España se deteriorará en los próximos meses, circunstancia por la cual el Gobierno ha presentado recientemente un plan de recapitalización y rescate bancario dirigido, principalmente, a entidades financieras con problemas de solvencia que acrediten viabilidad en su negocio bancario. Estas ayudas provocarán una reestructuración del sistema financiero español ya que estos fondos estarán supeditados a planes de empresa que presenten una adecuada reducción en la estructura de costes que garantice ganancias de eficiencia y se elimine, así, el sobredimensionamiento del sector.

Por todo ello, los brotes verdes que han aflorado en esta primavera puede que no aguanten las inclemencias del tiempo que supongan los rigores del próximo otoño en cuanto a los claros y oscuros que se vislumbran para la banca en un futuro próximo.
Rubén Vázquez Mazaira

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