viernes, 23 de octubre de 2009

Paseo de la Castellana

Paseo de la Castellana, Madrid. Lugar elegido por bastantes entidades financieras para tener ahí su sede central o su lugar de gestión operativa en la capital. En todos los casos, un mismo edificio y dos mundos. Unos entran en el edificio en coche conducido por chofer, leyendo tranquilamente la prensa del día. Otros entran a pie, tras haberles dejado el metro unas calles antes, y bajo el brazo el periodico gratuito que les han entregado en la boca más cercana a su domicilio.
Dejando a un lado ideologías, las noticias en el fondo son las mismas. Mal momento económico, crisis. Pero por lo menos ayer ganó el Madrid, piensan muchos.

Desde muchas de esas sedes no se ve el Santiago Bernabeu, pero se intuye su presencia. En las zonas nobles de estos edificios cercanos solamente unos pocos pueden comparan sus sueldos con los futbolistas que cada 15 días juegan allí, mientras que otros muchos ven en ese estadio simplemente la válvula de escape a sus problemas cotidianos.

Puede que a los primeros les duela la forma en que sus sueldos y contraprestaciones monetarias salen a la luz en esos diarios matutinos cada cierto tiempo, mientras que el sueldo de un futbolista más del Real Madrid, sin ser el más alto o el más bajo, no sea motivo de ríos y ríos de tinta. La verdad, espero que así sea.

Cada empresa es libre de retribuir a sus directivos como crea más conveniente. Cada una ocupa una posición en nuestro panorama, lograda a lo largo de años de trabajo. Son momentos difíciles para todas y cada una de las entidades, y cada decisión tomada es importante, con unas consecuencias detrás. Por ello, no vale precisamente cualquiera para esto. Solo unos pocos en este país. Y hay que retribuirselo consecuente y merecidamente.

Pero a la vez han de darse cuenta estos gestores de que tienen que ser los primeros en dar ejemplo a la sociedad, y precisamente en este momento, evitar dar la sensación de que están por encima del bien y del mal, y como mínimo les pediría congelar esa fabulosa contraprestación, ya no digo reducirla. Habría que ponerse en su piel, para en una junta de accionistas defender el hecho de que debido a la coyuntura y para reducir gastos se ha tenido que prescindir de X empleos, y que de las ayudas del Gobierno para inyectar liquidez a la economía, irremediablemente una parte va a ir a parar directamente su bolsillo.

Siempre les quedará decir que en este país no se retribuye a los directivos como en otros países , llegando a considerarse escandalosas las contraprestaciones y las circunstancias en que se las dan. O como último recurso, ya más a pie de calle, compararse con el sueldo de un futbolista, a ver quien lo merece más. Que aún encima si les pagan eso es porque estas mismas entidades (y en consecuencia estos directivos) les financian los fichajes en vez de utilizar esos millones para ayudar a Pymes o dar crédito a las familias, por ejemplo.

De esto último hace ya 2 meses y hoy a poca gente le importa. Si total, y a pesar de todo, si el Madrid ganó ayer media España estará hoy contenta, y si también lo hizo el Barcelona, la otra media. Qué sería de este país sin futbol…
Daniel Fernández Artázcoz

No hay comentarios: