jueves, 29 de octubre de 2009

SUELDOS GALÁCTICOS

9,6 millones de euros, 5,7 millones de euros, 4 millones de euros...Estos son los sueldos de algunos directivos de bancos españoles y no de algunos deportistas de élite como podría parecer. Pero esto no es nada si tenemos en cuenta que la mayoría tienen planes de pensiones por unas cantidades mucho más elevadas. Según datos publicados por el diario Expansión: Alfredo Sáenz (80,05 millones), Francisco González (72,55 millones), Emilio Botín (25,5 millones). Y conocidos por todos la cantidad cobrada por José Ignacio Goirigolzarri (53 millones). No parecen cantidades que pueda llegar a cobrar una persona en toda su vida.
Y estas cantidades son en España porque en países como EEUU todavía son mayores, y lo que resulta más impresionante: muchos de esos bancos lo han pasado muy mal en los últimos meses, algunos incluso han quebrado.
¿Es normal que estos directivos cobren estas cantidades? Algunos defenderán que hay que retribuir el talento, que no todo el mundo sería capaz de dirigir entidades como el Banco Santander, el BBVA, etc. Pero dada la actual situación económica de los bancos y cajas españolas: ¿no seria más adecuado que se rebajasen esos salarios? Cuando leemos en un periódico que Cristiano Ronaldo gana 12 millones de euros todos nos asustamos a pesar de que, según Florentino, él solo genera más dinero del que cobra. ¿Realmente esos directivos generan tantos beneficios por sí mismos para cobrar esas cantidades? Seguramente generen muchos beneficios para sus empresas pero seguramente también los generen los muchos empleados que nunca en la vida llegarán a ganar ni una parte de lo que ellos ganan. ¿No contribuyeron de alguna forma a la generación de la actual crisis? Pues que contribuyan también a solucionarla.

Quizás un primer paso para solucionar la crisis pueda ser que el mundo recupere la confianza en la banca. ¿Y no sería más fácil si no se publicasen constantemente cifras mareantes de los sueldos de sus directivos? Si, seguramente que estas cifras no fuesen tan elevadas y la gente observase como ellos también se aprietan el cinturón, ayudaría. Por tanto, quizás sea el momento de ponerse a recapacitar.
Francisco Doval Lois

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