jueves, 20 de noviembre de 2008

LAS MEDIDAS DE LA CUMBRE DEL G-20.

Ha llegado la hora de tomar decisiones importantes, decisiones de reforma del sistema financiero, pues la crisis ha puesto de manifiesto demasiados puntos débiles en el sistema financiero internacional. El pasado fin de semana ha tenido lugar la cumbre de los G-20 en Washington, en la que se han perfilado las directrices que supuestamente evitarán que volvamos a caer en una crisis como la actual.

La cumbre se ha esperado impacientemente, pues existía la incertidumbre de que supusiese “más Estado, menos mercado”. Pero no nos confundamos, con la regulación no desaparece la economía de mercado, basta con comparar los grandes bancos europeos con los españoles, a pesar del colapso de la burbuja inmobiliaria en un país como el nuestro, los grandes bancos españoles de momento han salido airosos, debido a la política exigida por el Banco de España, que les obligó a realizar provisiones por cada hipoteca concedida. Pero esta medida no es suficiente para frenar una crisis como la actual, el sistema financiero tiene más grietas y sobre ellas se han adoptado medidas en la cumbre.

La primera decisión acordada es la creación de un colegio de supervisores destinados a la vigilancia de los grandes bancos, motivada por la inexistencia de reglas estrictas de capitalización de las entidades financieras, lo que hasta ahora les había conducido a un alto nivel de apalancamiento que aumentaba falsamente sus beneficios y forjaba un ambiente de despreocupación por el riesgo latente en sus activos y operaciones. Al hilo de esta decisión se incorporaba otra de las intenciones de los países reunidos que es la de armonizar y examinar las normas contables ante la decepción actual respecto a la valoración de los activos.

La segunda de las medidas adoptadas es intensificar el control sobre las agencias de rating. Se trata de una de las decisiones con mayor importancia si queremos garantizar la transparencia del mercado y la protección del inversor, pues las agencias han tenido un papel fundamental en la crisis dando el visto bueno a activos respaldados por hipotecas basura.

Otra de las medidas es la creación de nuevos patrones que obliguen a los agentes participantes del mercado de derivados a incrementar la transparencia de sus operaciones. Se trata de evitar la opacidad de muchos de los productos que existen en el mercado.

También se ha decidido cambiar las normas de conducta, de forma que se eliminen las retribuciones ligadas a objetivos a corto plazo, pues provocó que se otorgasen  hipotecas sin discriminación alguna. Este es uno de los objetivos más comprometidos, tal y como está la competencia entre entidades financieras.

Ahora solo nos queda esperar con qué rapidez se aplican tales medidas y cómo las absorberá el mercado, pues de momento los mercados no se han manifestado de forma favorable, las bajadas en las bolsas mundiales no cesan y los indicadores económicos nos auguran pésimos resultados, aunque estos últimos dependerán del otro grupo de medidas, fiscales y de libre comercio, tomadas también en la cumbre de Washington.

 

Mª Teresa Prieto Sánchez.

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