viernes, 24 de octubre de 2008

HACIA UN NUEVO ORDEN FINANCIERO.

 Al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas  tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos. Al incrementarse los tipos  las hipotecas se fueron encareciendo y comenzaron a darse impagados, con ello comienza la crisis de las “hipotecas suprime.”

 

Esto afecta inmediatamente a los bancos que habían concedido estas hipotecas, pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió, abriendo paso a la  crisis financiera.

 

Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.

 

En mi opinión es de gran importancia destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo;  “las suprime” fue la gota que colmó el vaso, pero…¿a quién corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias?

 

 Los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que la banca actúe con plena libertad y con indeferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias.

Todos sabemos que el sector financiero es un oligopolio, en el que se cometen todo tipo de excesos a  la hora de competir, pero los Bancos Centrales deben supervisar y controlar los posibles riesgos.

Dada esta situación de crisis, los Gobiernos de medio mundo se han lanzado al rescate del sector bancario ante el colapso del sistema financiero internacional. El Estado garantizará mediante avales públicos las líneas de crédito que los bancos tendrán que renovar a lo largo de 2009 ya que, dada la desconfianza que existe en el mercado interbancario desde hace meses, nadie está dispuesto a prestar dinero a empresas cuya solvencia está en riesgo.

El primer gobierno en actuar, los EEUU, con un programa cuyo coste asciende a 700.000 millones de dólares para rescatar a entidades financieras, propuesto por el Tesoro y adoptado  por el Senado. En paralelo a esta medida surgen las criticas de los activistas:  "Queremos que las personas que causaron este problema y lucraron con él paguen por eso", argumentan que el plan de rescate es un regalo a los banqueros e injusto con los ciudadanos comunes, y sin dudarlo esto es cierto, los contribuyentes asumirán las malas inversiones crediticias efectuadas por la banca al calor de la expansión crediticia desarrollada durante los últimos 15 años.

 

Detrás de EEUU, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete ratificaron  el plan de rescate bancario aprobado  por los quince países del Eurogrupo, y que supone apoyos de casi 2 billones de euros para capitalizar con fondos públicos a los bancos en dificultades y garantizar los préstamos interbancarios.

En el caso español, el Congreso convalidó  por abrumadora mayoría los dos decretos de rescate bancario, por lo que no habrá que tramitarlos como proyecto de ley y podrán ponerse en marcha cuanto antes. Como aseguró Zapatero, los activos de “máxima calidad” se empezarán a adquirir ya en noviembre, pero aclaró que el fondo primará la adquisición de activos respaldados por nuevos créditos, es decir, los concedidos después del 7 de octubre. El objetivo de esta medida, dijo, es “impulsar la actividad económica y la creación de empleo”.

Respecto a la autorización al Gobierno para adquirir títulos de entidades para subsanar problemas de solvencia, en mi opinión el plan plantea algunas dudas: llama la atención la discrecionalidad en la redacción, sin límites de cantidades, ni precisión sobre los controles que eviten determinaciones políticas, ni exigencia de responsabilidades a los gestores.

Concluimos que la abundancia  de dinero es lo que ha originado las distintas burbujas, inmobiliarias, bursátiles y crediticias, que ahora están explotando a nuestro alrededor. Pero el mercado impone su ley, ya que la elevada rentabilidad que ofrecían ciertos negocios tan sólo era posible bajo el paraguas de la laxa política monetaria aplicada por los reguladores financieros.

Ahora todo se derrumba, y llegamos al actual crack, como consecuencia un brusco ajuste, que se traducirá en una intensa recesión; ahora bien, ya tenemos plan de rescate bancario, pero… ¿el plan de rescate a las familias?

MARIA GARCÍA

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un nuevo orden financiero, con mayor supervision y mayor restriccion a los banqueros para que no puedan realizar transacciones de alto riesgo.