viernes, 29 de enero de 2010

La morosidad de los bancos y cajas y la crisis

Últimamente no se para de hablar de los altos niveles de morosidad soportados por los bancos y cajas y su relación con la etapa de crisis por la que se está pasando a nivel mundial.

Antes de la actual crisis, las entidades tuvieron una época en la que daban créditos e hipotecas con pocas garantías. Se han dado muchos casos en los que se concedieron hipotecas a matrimonios con pocos ingresos e incluso con empleo temporal, que con la llegada de la crisis en muchos casos han perdido su empleo por lo menos uno de los cónyuges. También sufren la crisis las empresas que al ver disminuida su actividad se ven con dificultades para afrontar sus deudas con las entidades.

En esta década no ha dejado de crecer la morosidad año a año en las entidades financieras y como es lógico ésta se ha incrementado en mayor proporción a partir del 2008 con la llegada de la crisis financiera. A finales del 2009 los créditos dudosos de la banca española alcanzan los 91.500 millones de euros, casi el doble que a finales del 2008.

El problema es que debido, entre otros factores, a la especulación con la vivienda y la facilidad de crédito existente, las entidades financieras se han visto obligadas a “cerrar el grifo” en cuanto a la concesión de créditos y préstamos debido a la falta de liquidez y a la morosidad existente, lo que no ha ayudado a estimular el consumo entre la población y ayudar a las empresas a aumentar su actividad y así poder crear empleo para paliar la crisis, evidentemente no es el único factor culpable de la situación actual.

En estos momentos, nos encontramos con el EURIBOR en mínimos históricos que intenta incentivar la concesión de créditos a familias y empresas para lograr un aumento de la actividad e intentar superar esta fase de crisis. Se estima que a finales del 2010 comenzará a subir de nuevo el EURIBOR y se espera que se logre la salida a esta crisis.

Para no volver a caer en una situación como la actual, las entidades no deben volver a dar crédito sin las suficientes garantías para no volver a caer a estos niveles de morosidad, pero no por ello dejar de prestar o exigiendo más garantías de las necesarias porque eso no ayudaría a mejorar el escenario actual.

Alejandro Santamariña

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