miércoles, 6 de mayo de 2009

EL G-20 NO ARREGLARÁ LOS PROBLEMAS DE ESPAÑA

El G-20 nace a finales de los noventa para que las economías emergentes se pronuncien en el panorama financiero internacional, funcionando como un foro de cooperación que se reúne una vez al año con sede rotatoria, tratando de proporcionar informes y análisis a los diferentes ministros y autoridades financieras que lo componen.
Frente a la actual situación internacional, lo que trata es de alcanzar un acuerdo para endurecer y adoptar medidas más fuerte y vinculantes (ejemplo: paraísos fiscales). En esta cumbre, los líderes mundiales y sus respectivos ministros de finanzas han acordado no sólo triplicar los fondos del FMI, sino también reformar los sistemas financieros globales -incluyendo los hedge funds- y acabar con los paraísos fiscales para eliminar la era del secretismo bancario.
Pero, en realidad, ¿qué es lo que puede hacer el G-20? .Prácticamente nada, pues carece de influencia en varias de las grandes cuestiones del momento. Las políticas presupuestarias no se pueden coordinar en un grupo tan amplio y heterogéneo, al igual que con las políticas de cambio, y el rescate de los bancos continúa siendo una responsabilidad nacional o como mucho regional en el caso de la UE.
Y con los temas a corto plazo, este foro sólo puede hacer recomendaciones, como con la trampa del proteccionismo, por lo que lo más correcto será que únicamente se centre en asuntos a medio plazo, aún con las esenciales urgencias del momento.

Por otra parte, el G-20 mantiene promesas sin concreción, ya que además de abordar cómo hacer frente a la actual recesión, los líderes reunidos en Londres pronunciaron un compromiso conjunto en materias como reactivar la Ronda de Doha, los objetivos del Milenio o el cambio climático…

Por ello, es necesario que nos planteemos si la soluciones de esta comisión resultan útiles, y lo cierto es que no se aprecian grandes diferencias entre el documento de noviembre y el de ahora, salvo en la medida 5ª con 1,1 billones de dólares de apoyo para restaurar el crédito, el crecimiento y el empleo en la economía mundial. El desglose que se ha conformado lo forman medidas macroeconómicas insuficientes para ciertas necesidades microeconómicas, como el importantísimo problema del paro y las prestaciones por desempleo.

Como nota característica, fue destacable el que la canciller alemana, Ángela Merkel, esperase buenos resultados de la cumbre, pero que tras la finalización de la misma reconociese que la crisis no se puede frenar en una sola reunión, y lo más curioso es que la canciller pide medidas a Zapatero, pero el G-20 no solucionará los problemas de nuestro país.

IRENE DE CASTRO

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