viernes, 29 de mayo de 2009

PROBLEMAS EN EL MERCADO HIPOTECARIO.

En estos momentos el mercado hipotecario está atravesando uno de sus peores momentos. En marzo alcanzó los 1,087 billones de euros, un incremento interanual del 2% unas seis veces menor que el año pasado.

Esta mala situación ya la empezaron a vislumbrar los mercados en 2006, cuando el mercado hipotecario alarmaba a los bancos y a las cajas de ahorros que temían por el gran endeudamiento de las familias ante las subidas del euribor, esto unido también al elevado volumen de crédito vivo. Hasta ese momento la situación era favorable debido, sobre todo, a los bajos tipos de interés y a los largos plazos, condiciones que han permitido a un gran porcentaje de población de recursos limitados acceder a una vivienda. Ya durante el primer trimestre del 2008 se contrataron un 36% de hipotecas menos que en el mismo período del año anterior y la cuota hipotecaria media incrementaba un 2% con respecto al 2007 por las subidas del euribor, un estudio estimaba que los españoles tendrían que destinar el 46% de sus ingresos brutos al pago de la hipoteca, además en 2008 descendió el importe medio por hipoteca un 3,8% respecto a 2007.

Ante esta situación las entidades financieras endurecen los criterios de aprobación de hipotecas, la concesión ha disminuido en gran medida debido sobre todo a los índices de morosidad, que en estos momentos han alcanzado niveles nunca vistos, son numerosas las familias que no pueden enfrentarse al pago de las cuotas de su hipoteca. En estos momentos la tasa de morosidad es un 1% pero se estima que aumentará y llegará a alcanzar el 2% a finales de este año, además se estima que dado la situación de nuestro país la morosidad aumentará en mayor medida que en el resto de países europeos, este incremento de la tasa de morosidad de deberá fundamentalmente por el parón inmobiliario, los riesgos asociados a los tipos de interés y la contracción del crédito.
La morosidad está muy emparejada sobre todo con las personas que adquirieron su hipoteca entre 2003 y 2006 años en los que se ha producido un excesivo aumento en los precios de la vivienda.
Pero ante esta oscuridad la reciente nueva ley hipotecaria da una esperanza para la mejoría de esta situación ya que se espera que la nueva regulación haga recuperar la confianza a los inversores y la competencia a los emisores. Esta nueva ley se prevé que aumentará la calidad de los mecanismos de financiación de las entidades de crédito y facilitará la financiación sin dejar a un lado la calidad. Se espera que la consecuencia sea una disminución de los tipos de las hipotecas de las familias y además mejoras en eficiencia y competitividad en el sector financiero.

MARÍA TEJELO GUDIÑA

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