viernes, 29 de mayo de 2009

LA VERDADERA CRISIS

La crisis económica mundial por la que estamos atravesando está afectando a todos los sectores de nuestra economía, pero sin duda, uno de los más afectados esta siendo el mercado hipotecario. El mismo mercado hipotecario al que se le coloca como uno de los principales causantes del fuerte azote de la crisis en España, es también uno de los sectores más afectados, sin duda por el desmesurado crecimiento al que estuvo sometido durante los últimos 10 - 15 años. Nuestra economía estaba y está basada, de momento, en un modelo de crecimiento que tiene como motor el llamado mercado del “ladrillo”. Durante años hemos estado basando el desarrollo de nuestra economía en un mercado que tenia fecha de caducidad, pero como todo iba bien, las grandes constructoras ganaban dinero a espuertas, y las pequeñas constructoras y pequeños empresarios metidos de la noche a la mañana promotores y constructores, viendo como otros dando el salto a la construcción se habían hecho considerablemente adinerados en un corto espacio de tiempo. Pues se había llegado a un nivel en el que cualquiera construía y prácticamente antes de terminar ya tenía prácticamente vendido, y a volver a empezar en otro lugar. Claro, esto arrastraba una gran carga de trabajo aprovechado por la industria auxiliar para desarrollarse y crear, también pymes, reclamando una cantidad considerable de mano de obra, que junto con el proceso de expansión llevado a cabo por las entidades de crédito, afanadas en establecer prácticamente una sucursal delante de cada nueva promoción de viviendas en todos los pueblos de España, para poder quedarse con trozo de pastel, llegando incluso a romper las normas de prudencia en materia de riesgos que hasta la fecha habían llevado a cabo, dispuestos a conceder préstamos hipotecarios por encima del 80% del valor de tasación de las viviendas llegando incluso al 100% o a veces algo más. Un trozo de pastel que ahora están intentando desesperadamente digerir o regurgitar en el peor de los casos, llevaron a nuestro mercado laboral a cifras de empleados nunca conocidas por nuestra economía.
Pero ahora este modelo de crecimiento ha llegado a su fecha de caducidad y al margen de las medidas tomadas para su saneamiento, el mismo se está sometiendo a un proceso de depuración intentando ajustar la demanda y la oferta a unos niveles sostenibles. Mientras tanto todos los afectados se encuentran intentado afrontar la situación que les permita salir con el menos número de heridas posibles o por lo menos vivos. La construcción sometiéndose a un ajuste de tal calibre, que está haciendo temblar a los más grandes, incluso con alguno ya ha podido. En el caso de la industria auxiliar, sigue el mismo camino ya que ahora se encuentran demasiadas empresas para un mercado que se ha recortado hasta límites insospechados
hace meses. ¿Y las entidades de crédito? Estas se encuentran inmersas, en
un proceso de fusiones, absorciones, rescates por parte del gobierno etc.
Todo con el fin de sanear su maltrechos balances azotados por un fantasma que creían, sino desaparecido, si al menos tan sumamente inofensivo que no creían por qué tenerlo en cuenta, la morosidad, se están encontrando con que muchos de los prestamos que concedieron para la compra de viviendas, tienen sumas dificultades para recuperarlos y cuando en último caso son del todo irrecuperables, descubren por si fuera poco que ahora las propiedades que estaban en garantía de las operaciones valen menos que cuando las concedieron.
Mientras sucede todo esto los grandes factores macroeconómicos de nuestro país, seguirá resintiéndose, el IPC y el PIB a la baja y el paro al alza.
Pero quizás habría que recordarle a nuestros dirigentes o a los que algún día lo fueron , que trabajen por una vez por el bien común en lugar de recordarnos todos los días lo mal que estamos, que cada vez somos más parados, que esto es un desastre de tan grandes dimensiones que parece que nunca jamás vamos a poder salir, bueno, solo en un caso que cambiemos a los que gobiernan, entonces ahí la salida de la crisis será inmediata, pues ellos tienen la solución, y si no seguro que conocen a alguien a quien preguntárselo y con quien todo esto nunca habría pasado.

FELIPE SEOANE

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