jueves, 14 de mayo de 2009

Más de lo mismo.

Es necesario que haya una cooperación internacional para garantizar que la mayor crisis tras la Segunda Guerra Mundial no nos vuelva a coger desprevenidos. Para ello, se reúnen los líderes de las 19 grandes economías desarrolladas en el país que ejerza la presidencia rotatoria, en este caso el Reino Unido.
Previamente a la Cumbre en sí, se producen reuniones bilaterales entre los dirigentes de los países participantes en la misma para discutir cuestiones que atañen a la reunión global.
Tanto en estas reuniones como en la Cumbre, se ha hecho un esfuerzo por promover la expansión coordinada de una demanda global y establecer medidas que generen confianza a los ciudadanos en este momento de incertidumbre en los mercados y en la mayor parte de los ámbitos de la economía.
En esta ocasión ha sido novedad la comparecencia del actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, que demandaba por parte de los europeos nuevos programas que estimularan la economía, por otro lado se pedía desde China un cambio del dólar como moneda de referencia.
Por su parte, los Estados europeos creen que es prioritario una mayor regulación financiera internacional que llegue incluso a alcanzar a los Estados Unidos y la eliminación de los paraísos fiscales.
Las medidas generales de esta última Cumbre han sido planes de estímulo de la economía, regulación financiera, estímulos fiscales, impulso del Fondo Monetario Internacional…es decir, medidas que nos resultan altamente reconocibles a los ciudadanos y cuya falta de ejecución no hace más que justificar la opinión de quienes consideran estas reuniones como actos donde tan sólo se declaran intenciones.
Este G-20 en Londres pasará a los anuales de la historia por la presencia del primer presidente negro en la corta historia de los Estados Unidos, las violentas protestas que precedían a la Cumbre y por las que se tuvieron que lamentar varias muertes y por la triste ausencia de ningún representante de España tras la exclusión a la ministra Elena Salgado.

PEDRO VIDAL

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