martes, 2 de febrero de 2010

EL CRÉDITO ES NECESARIO

El mercado de crédito ha sufrido severos ajustes desde el estallido de la crisis tanto en precios como en cantidades.

Las autoridades monetarias realizaron suculentas inyecciones de liquidez para salvar al sistema financiero e intentar solucionar la sequía de crédito instaurada en la economía mundial. Por ejemplo tras la quiebra de Lehman Brothers seis bancos centrales se coordinaron para poner en circulación 180.000 millones de dólares.

Con estas medidas se esperaba que el crédito se reactivara dentro de la economía hasta llegar al tejido empresarial, para así frenar la desaceleración que se había establecido tras la crisis financiera mundial.

Por desgracia los bancos no han llevado a cabo su cometido debido a la desconfianza instaurada en el sistema.

Los bancos miran con lupa a sus clientes para la concesión de créditos, por miedo a que aumenten sus listas de morosos. Por otro lado los buenos clientes tampoco piden tantos créditos como a los bancos les gustaría conceder. Se ha producido una ruptura en el mercado que precisa tiempo para volver a la normalidad.

Según los últimos datos del 2009 las previsiones sobre ritmos negativos en la concesión de créditos se han cumplido.

Tanto los particulares como las familias españolas sufren las exigentes condiciones establecidas por los banqueros a la hora de solicitar financiación. La prueba está en que los nuevos créditos a las familias entre enero y noviembre de 2009 sumaron 137.808 millones de euros, un descenso de más del 20% comparado con el mismo período del 2008.

El caso de las empresas no es muy diferente, según datos del mes de octubre recibieron 62.585 millones de euros, un 14% menos que lo registrado en el año anterior. Aunque las cifras han ido mejorando a lo largo del año, aún están lejos de las de antes del estallido del sistema financiero.

Pero este no es el único problema, los diferenciales de spread pagados en los créditos se han visto incrementados de manera considerable. A pesar de que el BCE ha mantenido los tipos de interés por los suelos, no se ha aliviado la presión de la financiación y nos encontramos en uno de los momentos de crédito más caro desde el inicio de la crisis.

Los créditos al consumo se han situado en un interés promedio del 11% TAE, mientras que el crédito hipotecario ronda valores superiores al 3%.

Por el contrario, las empresas si ven como se van reduciendo sus tipos de interés. Los créditos inferiores al millón de euros se sitúan algo por encima del 4%, mientras que los superiores a esa cantidad soportan un 2,2%.

En mi opinión este debe ser el camino a seguir, ya que es necesario que la economía se reactive y los bancos no pueden pretender que sean los clientes quienes paguen las consecuencias de sus maniobras especulativas causantes de la grave situación en la que nos encontramos. Es necesario llevar a cabo un control sobre los clientes a la hora de conceder créditos, pero tras la crisis pasaron de un extremo a otro y su actuación es imprescindible en estos duros momentos.

ENRIQUE ABUÍN CARNÉS


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