lunes, 8 de febrero de 2010

Volver a empezar

El sistema financiero español afronta este ejercicio 2010 sumido por completo en un proceso de reestructuración que se presume prolongado y complejo a partes iguales, pero que presentará como resultado un nuevo panorama económico y bancario en nuestro país.

Uno de los principales obstáculos para llevar a cabo este plan de reconversión lo constituyen, sin duda, los elevados niveles de morosidad que presentan las entidades financieras españolas, que en la actualidad se sitúan ya en niveles de máximos históricos. Cabe destacar que, a efectos estadísticos, el Banco de España considera un crédito como moroso cuando acumula tres meses de falta de pago.

Así, las cajas de ahorro continúan liderando las tasas de mora existentes en el sector situándose en el 5’26%, seguidas de los bancos con un 4’70% y, por último, encontramos a las cooperativas de crédito, que alcanzan el 3’86%. En términos absolutos, las cajas suman en la actualidad 46.469 millones en créditos de dudoso cobro, por los 37.249 millones de los bancos y los 96.719 de las cooperativas de crédito.

La distancia existente entre cajas de ahorros y bancos en cuanto a las cifras de morosidad, debe achacarse a la mayor exposición al riesgo de las primeras en relación al sector de la construcción. Las cajas se involucraron en su momento en mayor medida en la financiación de proyectos inmobiliarios, incluso mediante participaciones accionariales, y en esos activos ligados a inmuebles se encuentran una buena proporción de los créditos impagados. Esto no hace más que poner de manifiesto la conexión existente entre la crisis del sector inmobiliario, el paro y la morosidad en el sector bancario.

El deterioro de la actividad económica y el aumento del paro que todavía se prevé por parte de organismos y analistas, provocará que la morosidad continúe aumentando como mínimo hasta finales de año, lo que significa que probablemente el sector bancario deberá esperar por lo menos a 2011 para certificar el tan ansiado comienzo de la recuperación.

En este sentido, 2010 será fundamentalmente un año de ajustes, en el que debido a estos problemas de solvencia, al menos quince cajas de ahorros deberán consolidar distintos procesos de fusión para evitar la intervención del Banco de España. Asimismo, el sector financiero deberá afrontar el final de las ayudas en forma de inyecciones de liquidez procedentes del Banco Central Europeo, que en los últimos meses constituyeron una de las principales fuentes de financiación de las entidades.

Parece indudable que el gran reto del sector bancario español a corto plazo consistirá en contener el avance de la morosidad, indicador que permanecerá inevitablemente ligado a la evolución de la tasa de paro. El crédito impagado se seguirá viendo afectado por el aumento del número de desempleados, pero se elevará todavía más a medida que los ya parados vayan agotando sus prestaciones de desempleo.

Por tanto, nos encontramos ante un grave problema estructural que requerirá una profunda reconversión de todo el sector financiero, aunque, advirtiendo cómo se repiten determinados comportamientos y prácticas irresponsables de forma cíclica en el ámbito económico, parece que éstas no serán ni la última crisis, ni la última reestructuración profunda que la banca afrontará.

Rubén Río García

1 comentario:

Salomón dijo...

Hola, escribo desde Perú. Está interesante tu artículo sobre el sistema bancario español. Aquí el BBVA tiene operaciones y todos esperamos que termine esta crisis. Saludos.