lunes, 2 de febrero de 2009

LA GRAVE CONSECUENCIA DE DEJAR DE PAGAR LO DEBIDO

Una de las mayores consecuencias de esta época en la que nos encontramos es la morosidad que están sufriendo las entidades de crédito y que además de estar ya en niveles preocupantes, continúa en aumento. Tras haber evitado el colapso financiero con las ayudas concedidas por los Gobiernos a los Bancos, puede parecer que la situación de estos, por lo menos haya mejorado, pues bien esto es una verdad a medias, los Bancos con estas subastas de activos han tratado de corregir los daños producidos por la crisis financiera, pero la solución a sus problemas depende también y en gran medida de que sus clientes les devuelvan los capitales prestados y sus intereses cumpliendo así con su obligación y recuperando la Banca de esta manera lo prestado y obteniendo un beneficio por ello. Es más, debido a la burbuja inmobiliaria y al aumento desmesurado de la concesión de préstamos y créditos durante los últimos años, los problemas que el impago de éstos cause a las Entidades Bancarias y de Crédito sea aún mayor de lo se piensa. Dejar de pagar un crédito o una hipoteca no es algo que se haga a la ligera porque nuestra legislación acarrea graves consecuencias para los que no cumplan con su obligación de pago y las tasas medias de impago en situaciones económicas globales normales que ya tienen en cuenta los Bancos son muy inferiores a las actuales. Sin embargo ante circunstancias como las que estamos viviendo desde finales del año 2008 y hasta que los datos macroeconómicos indiquen una salida de la crisis una parte importante de la población no tiene más remedio que y como último recurso dejar de pagar sus compromisos crediticios. Todo esto hace que los bancos hayan comenzado a ser mucho más precavidos en cuanto a la concesión de préstamos e hipotecas.
Reclamar el pago es posible tras tres meses de impago, pero el verdadero problema es el cobro real y efectivo de las deudas que en algunos casos llega a postergarse un largo plazo de tiempo y en otros casi se convierte en imposible y si se logra suele ser a través de un proceso judicial auxiliado por negociaciones entre partes. Pero la morosidad también nos afecta a los solicitantes de créditos puesto que aunque los tipos de interés bajen los bancos no trasladan íntegramente estas bajadas a los clientes pues han de prevenirse ante impagos y con este diferencial disminuir sus deudas ocasionadas por los impagos, con ello todos sufrimos aunque no seamos causantes.
MIGUEL GUTIÉRREZ

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