lunes, 2 de febrero de 2009

MOROSIDAD Y FONDO GENERICO DE INSOLVENCIAS

Podemos definir los créditos dudosos como aquellos que presenten dudas razonables sobre su reembolso total (principal e intereses) en los términos pactados contractualmente, incluyendo también los créditos morosos, que son aquellos que tienen algún importe vencido, bien del principal, bien de los intereses o gastos pactados contractualmente, con más de tres meses de antigüedad.
La morosidad en España sigue aumentando mes a mes alcanzando en noviembre de 2008 en el conjunto de Entidades de crédito hasta el 3,184%, con 59.460 millones de créditos dudosos sobre 1.867.472 millones de euros en créditos concedidos a familias y empresas.
De enero a diciembre de 2008, el número de embargos ha crecido un 15% respecto a 2007, pasando de 116.341 embargos en toda España a 134.319. El aumento en el número de embargos estuvo liderado en 2008 por el sector del reciclaje, que experimenta un incremento del 40% en el número de sociedades afectadas, seguido por diversos sectores que registran un significativo incremento del 30%, como es el caso de la producción y distribución de energía, las actividades inmobiliarias y los servicios financieros y de seguros. La contracción del consumo doméstico, las dificultades de acceso a la financiación por parte de las empresas y el desplome de la actividad en sectores clave como la construcción han provocado un incremento en el número de embargos sufridos por las sociedades mercantiles. Los próximos trimestres serán decisivos para evaluar los impactos que la falta de liquidez provoca en las empresas españolas. Muchas de nuestras empresas siguen sin pagar, lo que supone que muchas otras siguen sin cobrar.
Las facturas incobrables provocan un serio daño económico a las empresas. Los problemas de cobro provocan el cierre y desaparición de miles de empresas afectadas por los créditos fallidos. Sobre todo son las pequeñas y medianas empresas las que pueden desaparecer por culpa de los problemas de cobro, puesto que un quebranto de cierta magnitud o varios fallidos de importe medio, pueden provocar la quiebra a una pequeña empresa, mientras que una empresa más grande puede superar la situación gracias a su mayor facilidad para obtener recursos económicos. Mientras las grandes empresas son capaces de absorber los costes producidos por los incobrables, los negocios más pequeños pueden verse obligados a cesar en sus actividades, representando el 99% de las empresas españolas y generan el 70% del empleo español. Hay una sola razón por la que la duplicación de los índices de morosidad no haya lastrado al sistema bancario: el Fondo Genérico de Insolvencias, el cual, desde hace algunos años se exige a los bancos como garantía para afrontar sus deberes en el caso de una hecatombe financiera. Ya se ha iniciado el consumo del fondo genérico de insolvencias de las entidades financieras y, de continuar este ritmo, terminará afectando las ratio de solvencia y, por tanto, la capacidad de dar crédito (que ya es escasa). El fondo genérico es una particularidad del sistema español, que ha permitido que, hasta ahora, los bancos y las cajas hayan resistido el desafío de la crisis mejor que sus homólogos extranjeros.

Las expectativas por parte de expertos nos adelantan una tasa de morosidad del 9% para este año que no es del todo descabellada, pues la tasa de morosidad en el sector de las pymes esta provocando embargos que en breve contribuirá a aumentar las ya altas tasas de parados, por lo que el sistema financiero tendrá que prepararse para futuros problemas de morosidad que se le avecinan para el año 2009. El problema no ha hecho más que comenzar. Los datos más desalentadores han comenzado a notarse en las pymes, pero pronto estos mismos problemas se agudizaran entre los particulares, cuando los parados dejen de percibir las prestaciones por desempleo. Esperemos que el Fondo Genérico de insolvencias ayude a mitigar las consecuencias de la morosidad a nuestro sistema bancario.

Mª Teresa Prieto Sánchez.

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