lunes, 2 de febrero de 2009

¡SE VEÍA VENIR!

Se percibía en los corrillos del mundo financiero, era una consecuencia obvia de los pasados años, en los que tipos de interés no demasiado altos y una buena situación económica, propiciaban que si las cosas se torcieran, no era factible pensar que no se iba a producir una alarmante subida de la tasa de morosidad y de la tasa de impagados en el sector bancario por parte de sus clientes.

Lo primero sería puntualizar la diferencia entre un crédito moroso y un fallido, y es que en el primero, se ha producido un retraso de tres meses en el pago de las cantidades a entregar (principal y/o intereses) por parte del deudor; lo que difiere del crédito fallido, que es aquél que es considerado como incobrable por parte de la entidad.

La situación de crisis financiera y económica que vivimos actualmente es el caldo de cultivo y el origen para que la tasa de morosidad aumente, pues ahogados hace unos meses por el yugo de la inflación, del euribor, y de tipos de interés del 4%, los agentes económicos solicitaban créditos a mansalva, pero cuando la situación se torció, estos créditos se volvieron morosos o impagados y los individuos no tenían mas remedio que dejar de pagarlos y declararse insolventes, pese a que en España a diferencia de EE.UU., si un individuo no paga su hipoteca, responde con todos sus bienes presentes y futuros.

La morosidad ha aumentado hasta tal punto que ha supuesto que sea uno de los mayores retos a los que se enfrentan los bancos, ya que esta unida a su otro gran reto que es la no dependencia del sector inmobiliario, y para eso los departamentos de riesgos de las propias entidades tiene que tener un importante protagonismo, ya que deberán ser mas cuidadosos a la hora de dar créditos, lo cual no significa cerrar a cal y canto el grifo del crédito, ya que eso sería propiciar que aumente la tasa de defunción de las PYMES, y ralentice todavía mas el ritmo del consumo.

Los resultados de las dos principales entidades bancarias en España, muestran una drástica reducción de su beneficio en 2009 con respecto a 2008, circunstancia obvia pues la morosidad les obliga a aumentar el nivel de provisiones que tienen que realizar por estas circunstancias. No obstante la mella en los resultados bancarios no es la única consecuencia del incremento de la morosidad, pues han proliferado las entidades que se dedican a la compra y venta de créditos fallidos.

Para resolver tanto la imparable escalada de la tasa de morosidad como para abrir el grifo del crédito a los consumidores, los bancos y especialmente las cajas (en las que la morosidad es mucho más superior a los bancos, ya que están mas unidas que los bancos al sector inmobiliario), no van a tener mas remedio que buscar procesos de fusión o concentración para ser mas competitivas y oxigenar sus balances, y así evitar el aumento de la tasa de morosidad de las entidades financieras, que es lo que se veía venir.
GERMÁN X. MARTÍN

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