martes, 17 de febrero de 2009

Y ahora……. ¿Qué va a ser de CURRO?

Siempre me he imaginado que pasaría mi jubilación en una isla del Caribe. No dejo de pensar en palmeras, cocos, señoritas en bikini... y una pensión vitalicia de casi 2.200€ que me abona la seguridad social por haber “cotizado por lo máximo” durante la práctica totalidad de mi vida laboral. Sin duda un plan perfecto para el retiro.

Los sueños y planes de futuro, siempre están ahí con la esperanza de verse cumplidos, pero en todo hay excepciones, y la cruda realidad es una de ellas.

A esta conclusión he llegado después de saber que el primer informe actuarial que se hace en España sobre el sistema público de pensiones dice que la seguridad social es insolvente, o sea, que ¡¡no habrá pensiones para todos!!. ¿¡Pero cómo!? y mis cocos! y mis señoritas en bikini!

Básicamente, podemos decir que a la Seguridad Social, le pasa lo mismo que a las empresas: que no tienen claros sus costes de ventas. Esto es, el estado promete, promete y promete, -y más aún en época electoral, donde ya se sabe que, “un hombre, un voto”- pero realmente lo que se recauda no da para pagar lo que se ha prometido. Y ¡no es que aquí se recaude poco! – Digo yo – ¿no será que se promete mucho? Dicho de otro modo; hagámonos por un momento fabricantes de lámparas, hacerlas me cuesta unos 10€, pero las vendo a 8€, por lógica, ¡cuando más vendo más pierdo! Se ve el símil ¿verdad? Y mis señoritas en bikini, ¿alguien las ha visto? Yo es que tal y como pinta el panorama ya lo veo todo nublado.

¡Y es que es normal!, el sistema público de pensiones, que se denomina de reparto, se basa en que los actuales trabajadores paguen las pensiones de los actuales pensionistas. Esto no deja de ser un sistema piramidal, que de no ser instrumentado y respaldado por un ente público, se convierte en práctica ilícita ya que los sistemas piramidales son ilegales al considerarse una estafa. Siempre tiene que haber más pagadores que receptores, con lo que, el volumen de las aportaciones de los trabajadores debe ser mayor que el volumen de retribuciones a los jubilados. De lo contrario el sistema se derrumba.

Una de las causas de que este sistema de reparto se tambalee reside en un problema demográfico. Y es que si miramos la pirámide de población que España presenta actualmente, nos damos cuenta que se asemeja más a una obra de Botero. Lo peor, es que en pocos años, los demógrafos ya no hablarán de una pirámide de población si no de un “Champiñón de población”.

De todas formas, existe mucho canterano del INEM para solventar el problema, al menos a corto plazo. Ello pasa por estimular el crecimiento económico, con lo que se genera empleo y se incrementa el volumen de aportaciones. El problema es que cada vez se requiere de una mayor masa trabajadora para cubrir las pensiones que se pagan. ¿Porqué? Muy fácil, mucho del trabajo que se genera hoy en día es de baja o media remuneración, como las cotizaciones van en relación a ésta la parte aportada también es menor. Para cubrir una pensión de 2.500 €, el sistema de la seguridad social posiblemente necesite la aportación de 3 o incluso 4 personas, esta desproporción es la que provoca que el sistema de pensiones se ponga en peligro, y la única solución es mejorando las remuneraciones de los empleados.

¡Pues sí que va a estar complicado el asunto!, ni Caribe…, ni palmeras…! ¡a ver si iba tener razón la joven del banco cuando me ofrecía el plan de pensiones! Yo la verdad lo encasillé como la labor típicamente comercial de toda entidad financiera: buscarse las premisas necesarias para justificar la entrada en un mercado del que hoy por hoy no pueden participar en demasía.

Los planes de pensiones son sistemas de pensiones cuyo funcionamiento se basa en la capitalización, es decir, cada trabajador ahorra una parte de sus ingresos para después poder disfrutar de una pensión. Tienen el inconveniente de estar sujetos a las volatilidades de los mercados de los cuales proceden los rendimientos, aunque a favor, sostienen el tener unas rentabilidades considerables. Otro problema añadido es el hecho de que los sistemas públicos se basan en criterios universalistas, rompiéndose la libertad de elección, lo que provoca que un plan de pensiones se contemple como mejora del sistema de la seguridad social y no como elemento sustitutorio.

Cualquiera de los dos sistemas parecen tener sus ventajas y desventajas. Quizás lo ideal sería la creación de un sistema híbrido con las ventajas de ambos, de manera que se reducirían los costes para la administración y se contribuiría a una mayor eficiencia. Así lo afirmaba ya hace algún tiempo el Banco Mundial, promoviendo la creación de sociedades mixtas:

“Un sistema que incorpore el máximo de elementos posible, según las preferencias de cada país y el nivel de vida y de incidencia de los costos de transacción, puede, mediante la diversificación generar rentas de jubilación con mayor eficacia y eficiencia”,

En fin, creo que la única forma de tener mi isla del Caribe con sus palmeras, los cocos, las innumerables señoritas en bikini... y una pensión vitalicia de casi 2.200€ es tener el sistema de pensiones de este señor:

FELIPE ABAD

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