martes, 17 de febrero de 2009

¿ CONFIAMOS EN NUESTRO SISTEMA DE PENSIONES?

¿Sería recomendable que empezásemos a pensar en un plan de pensiones alternativo a la seguridad social afín de asegurarnos una prestación de jubilación digna? ¿Es este un buen momento? Lo que está claro es que una gran parte de los españoles no confían en el sistema público español de pensiones. Y los datos están ahí, salta a la vista. Se ha producido un aumento del envejecimiento de la población española unido a un aumento considerable de la esperanza de vida.

Por otro lado destacar que la Seguridad Social española ha perdido un gran número de extranjeros afiliados, provocado directamente por la crisis y la relación entre estos y el sector de la construcción (ya que uno de cada cuatro se dedicaba a este sector). Y si algo sobra en estos momentos es mano de obra

Ante este panorama cabe pensar que el sistema de pensiones en España, de cara al futuro tendrá serios problemas de solvencia y que las cantidades a percibir en el momento de la jubilación serán mínimas, siendo optimistas. Otro aspecto a tener en cuenta es que nuestro reparto está basado en un sistema piramidal, es decir, se parte de la base formada por todos los cotizantes y esto sirve de sustento para pagar a los jubilados. Y aunque nuestro sistema goza del respaldo del Estado, el aumento frenético del desempleo que estamos viviendo, supondrá aún un mayor coste a la hora de mantener la financiación de nuestro sistema de pensiones.

El epicentro del debate político durante los últimos veinte años se ha centrado en la divergencia entre el mantenimiento del sistema de reparto o la transformación en un sistema de capitalización (público o privado). En el caso del público el Gobierno tomaría el mando y las decisiones de inversión. En el privado las prestaciones por este método vendrían determinadas en función de las aportaciones realizadas a una cuenta personal, algo que perjudicaría a aquellas personas con largos periodos de paro a lo largo de su vida.

Dado que esto no plantea un final para nada feliz, ya que las alternativas que nos quedan serían bajar la cuantía de las prestaciones a percibir o por el contrario aumentar los impuestos, en mi opinión deberíamos dirigirnos hacia un sistema de pensiones privado. Este nos proporcionaría una mayor libertad, mayores beneficios, un reparto más justo y mayor seguridad.
IÑAKI GÓMEZ

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