lunes, 2 de febrero de 2009

LA MOROSIDAD EN LA BANCA

Las principales entidades manejan escenarios de «crecimiento cero o más bien negativo» del crédito para 2009 y tasas de morosidad que podrían llegar a una media de hasta el 8%. Hay que recordar que la peor tasa de mora alcanzó el 9,2% en febrero de 1994.
Si se llegan a alcanzar esas tasas que ahora pronostican bancos y cajas de ahorros, la solvencia de algunas entidades se encontraría en grave peligro y sería necesario recapitalizarla o en el peor de los casos fusionarla con otra para que no desapareciera. Hay que tener en cuenta que en estos momentos ningún Gobierno va a dejar quebrar a ninguna de sus principales entidades.
Las principales causas para la morosidad se encuentran en las dificultades que atraviesan las promotoras e inmobiliarias, y el reflejo de un elevado euríbor en las hipotecas, ya que aún no se había trasladado a los créditos el descenso de este indicador.
La morosidad de noviembre recoge nuevamente las quiebras inmobiliarias de los últimos meses, que contribuyen a que las cajas de ahorros, sus principales acreedoras, hayan llegado ya a tener una tasa de mora del 3,63%, mientras que la de los bancos se colocó en el 2,61%.
El volumen de créditos de dudoso cobro de las cajas fue de 32.259 millones de euros en el penúltimo mes del año, para una cartera crediticia total de 888.535 millones, casi 3.000 millones más en solo un mes. El pasado octubre, los dudosos eran 29.270 millones.
Por todo esto se han empezado a lanzar voces de alarma en el sector español sobre la posibilidad de que nuestras entidades vayan a necesitar más capital para mantener su solvencia a salvo. El propio vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, ya lo ha dejado caer al analizar lo que está pasando en otros países de nuestro alrededor.
Ahora bien, vaticinan que la recesión implica una desaceleración importante del crédito, lo que hace que el PIB se contraiga y los precios caigan, como ya ocurre. En esas condiciones consideran que es prácticamente imposible que el crédito vaya a crecer por encima del PIB nominal. Es decir, de cero. Además, el rápido y fortísimo endeudamiento de los últimos años producirá ahora el efecto contrario, con un incremento del ahorro para reducir ese apalancamiento. Con lo cual no sería descartable que incluso el crédito creciera menos que el PIB nominal.
Asimismo, el desconocimiento de cuánto va a durar la crisis financiera internacional puede llevar a una reducción muy importante en la concesión de créditos . Eso haría contraerse todavía más el PIB, algo, que a modo de ver de las entidades, hay que evitar de todos modos.
DIGNA CARRASCO

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