jueves, 30 de abril de 2009

LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LAS REUNIONES DEL G-20

A medida que va pasando el tiempo desde que la actual crisis salió a la luz de manera internacional, hemos ido observando como cada Estado está intentando aplicar medidas de solución o cuanto menos paliativas frente a ella. Que hayan sido efectivas o que sean más o menos acertadas depende de cada Gobierno, no obstante en el fondo todas ellas resultan tener una serie de características comunes que se deben a que han nacido en el seno de un acuerdo multilateral. Es por ello que las reuniones del G-20 han cobrado una especial e importante relevancia desde el año pasado, relevancia que ya tenían con anterioridad pero no en el mismo grado que el actual. Son el método más eficaz para que los Estados que en gran medida dominan las directrices básicas de la política mundial se reúnan y expongan sus puntos de vista, medidas, soluciones y sus dudas o problemas todo ello con el fin de buscar conjuntamente una solución que en el mundo actual no se encuentra actuando de manera cerrada o aislada. Los problemas de los Estados no son individuales, un problema Estatal acaba convirtiéndose en global y por ello requiere de una medida Internacional y conjunta o por lo menos que se realice un estudio conjunto de sus consecuencias y posibles soluciones. Esta relevancia actual de estas reuniones de los “super-estados” ha suscitado también dudas acerca de si su modo de llevarse a cabo es adecuado o si precisa de una seria reforma para tratar con ello de darles el justo papel que les corresponde. Para lograrlo una buena medida sería llevar a cabo un proceso de institucionalización de estas reuniones, convertirlas en una Institución Internacional con un consejo rector que las organice y las enmarque en un marco legislativo adecuado pudiendo con ello limitar actitudes arbitrarias de los Estados, convertir sus resoluciones en normas internacionales y proteger a los países no actuantes en las reuniones. Debe dotarse a estas reuniones de una organización y de un gobierno internos para lograr así realmente el carácter internacional que deben tener. Dentro de ello sería muy importante el llevar a cabo un método de inserción en estas reuniones de representantes de todos los Estados mundiales. Es lógico que el número de hablantes se haya limitado a 20 Estados pues de esta manera están representados los Estados que en realidad establecen las pautas de actuación mundiales por ser las economías más representativas a nivel global, unido a ello que con un número superior sería muy complejo y costoso el llegar a soluciones y acuerdos comunes. Pero es también muy importante que se establezca un Comité al que puedan acudir el resto de Estados por lo menos con el carácter de oyentes aunque con potestad para hacer llegar a las reuniones de los 20 propuestas y matices para que sean tenidas en cuenta. Además se lograría que las soluciones de estas reuniones fuesen llevadas a la práctica de manera internacional de una manera más efectiva si en cierto modo todos los Estados se encuentran un poco dentro de estas reuniones y no viéndolas como algo ajeno a ellas que es lo que ocurre hoy en día. Y se evitarían con ello situaciones tan extrañas como las que están ocurriendo cuando los Gobiernos de los Estados tratan de buscar por todos los medios posibles apoyos para ser incluidos en estas reuniones, cuando deberían ser todos ellos llamados a acudir a ellas, cada uno con el grado que les correspondiera por su importancia a nivel internacional.

MIGUEL ÁNGEL GUTIÉRREZ

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