jueves, 2 de abril de 2009

LA PROTECCIÓN NO ES LA SOLUCIÓN

En situaciones como la actual, de grave crisis financiera y económica mundial, unida a las particulares crisis nacionales, (crisis en nuestro caso provocada por un descontrolado boom inmobiliario), se requiere de una cierta perspectiva y altura no solo por parte de los privilegiados economistas que pueden dirigir con sus decisiones hacia un lado o a otro este inmenso trasatlántico llamado economía mundial, sino también por parte de nuestros políticos.

En las reuniones del llamado G-20, en el foro de economía mundial de Davos, y en las distintas cumbres mundiales, es casi seguro que no se solucionan los problemas financieros globales, ni se adoptan importantes acuerdos, pero se da una imagen de globalidad y unión ante los desastres financieros, y eso es lo definitivamente importante, pues un país al margen del resto del mundo, está al margen del progreso.

Resulta pues evidente sostener el daño que puede hacerse a si mismo, un país o territorio que vaya por su cuenta, adoptando decisiones al margen de los países, o aislándose en políticas proteccionistas que no conducen a otra cosa mas que ha a agravar el problema.

En una economía como la española, lo negativo de unas políticas y actitudes proteccionistas, resulta aun más evidente que en el resto el mundo, pues nuestra economía se estuvo cimentando en la construcción, el turismo (interior y exterior) y en el ahorro exterior. Los crecimientos del PIB español del 3% y 4% de antaño, se conseguían principalmente por la financiación que obteníamos de muchos países europeos, y ahora que esa financiación no llega, las cosas se tuercen.

En una economía y en unos sectores cada día más globalizados, unas políticas o actitudes proteccionistas, perjudican mucho a la economía, pues pueden ahuyentar el ahorro exterior, provocar una mas que probable deslocalización empresarial o la aparición de grupos de presión y monopolios, lo cual limita la competencia y los beneficios para todos los agentes del proceso que se derivan de ella.

Ante cada vez menos barreras al comercio y mas competitividad, los países deben mejorar su productividad, invertir en I+D+I y preparar sus economías para ser mas eficientes cada día. En el caso español, ante las cifras de una no muy barata mano de obra y un paupérrimo puesto a nivel europeo en patentes y royalties, el proteccionismo pese a que intenta a su manera reactivar el consumo, lo agravaría mas, pues aunque incentivar el consumo es necesario, no se puede incentivar el consumo local o nacional; sino imaginemos las consecuencias para nuestro país de un veto a la exportación de vino o jamón a su país por parte de China.

Ser mas productivos y eficientes, a parte de ser una receta universal en contra de las crisis, es muy difícil de conseguir si no se es ya, y no está incluida en el libro de recetas fáciles y cortoplacistas, pero las crisis, a parte de tener efectos devastadores provocan que el ser humano aprenda de los errores que le llevaron a esa fatal situación, los corrija y mejore de cara a la inevitable próxima crisis.

Pese a estos puntos, el debate sobre la conveniencia de unas políticas proteccionistas en tiempos de debilidad económica esta en el aire, no obstante parece que no sea lo mas apropiado sostener una actitud y forma de gobernar que se base en el “consuma productos nacionales”, pues en las distintas ventajas comparativas y en la especialización de los países esta la riqueza de los mismos, y por tanto unas políticas proteccionistas no serían la solución mas adecuada.

GERMÁN X. MARTÍN GARCÍA

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