martes, 28 de abril de 2009

Soluciones reales o sólo medidas de cara a la galería

Desde la primera cumbre del G20 celebrada en Washington en octubre de 2008 la expectación mundial era máxima de cara a la celebración de este nuevo evento está vez en territorio europeo. Se esperaba que los acuerdos alcanzados en la cumbre sirviesen de pasos iniciales para crear un nuevo orden económico que nos permita salir de la crisis actual y evitar que esta situación se repita en el futuro.

Desde un punto de vista político, pese a las expectaciones creadas nadie tenía demasiado claro si se llegaría a acuerdos reales debido a las discrepancias iniciales existentes entre los líderes políticos participantes. Algo que se pone aún más de manifiesto si se observa los distintos puntos de vistas o medidas adoptadas por los distintos gobiernos europeos durante estos meses. Pese a las claras reticencias iniciales y al pesimismo de muchos tras la foto final todos los líderes políticos participantes alabaron las medidas adoptadas en la cumbre y expresaron su optimismo de cara a la pronta recuperación económica tras la adopción de estos acuerdos.
Estos acuerdos se han plasmado en una serie de medidas:
- Los países conocidos como paraísos fiscales serán incluidos en una lista negra, se les hará poner en conocimiento de las autoridades competentes los nombres de las personas que tienen invertido su dinero en estos lugares.
- Aquellos que no cumplan la norma anterior serán sancionados.
- Se dotará al FMI de más recursos, estos fondos serán aportados por los distintos países participantes en la cumbre y su objetivo es conseguir que esté organismo sea más eficiente a la hora de adoptar las medidas necesarias para ayudar a los países a salir de la crisis. Además estos recursos serán utilizados para ayudar a los países más desfavorecidos.

Pero la realidad tras la breve resaca inicial es un poco distinta. En la calle las medidas adoptadas no se ven reflejadas en un cambio en la situación de paro, cierre de empresas, falta de liquidez de las familias y organizaciones, reducción del consumo tanto interno como externo, deflación (palabra no admitida por el momento pero que sólo significa caídas constante y continuas en el nivel de precios, lo que pasa actualmente). Tampoco la confianza de la población parece verse mejorada.

¿Qué va a pasar pues tras los acuerdos firmados? La respuesta parece ser clara, hay que esperar a que las medidas tengan sus frutos en la economía real (si esto es posible), ya que, se empiezan a ver ya posibles signos de recuperación, como pueden ser, que el desempleo empieza a ser cada vez menor, la bolsa que siempre se adelanta a los acontecimientos empieza a subir y ha cerrado marzo positivamente, el IBEX está por encima de los 8000 puntos. Incluso algunos apuntan que EE.UU comenzará su recuperación tras el verano.

Desde mi punto de vista, las medidas no son del todo válidas para salir de la situación actual sobre todo en el corto y medio plazo.

En lo referente a España tras la cumbre nuestro presidente del Gobierno ha hecho una remodelación de algunos de los ministros entre ellos ha cambiado la cabeza visible del Ministerio de Economía, esperemos que esto sirva para que nuevas medidas afloren desde este ministerio que nos permitan mejorar en nuestra actual situación. Aunque mi pesimismo viene dado por mi creencia de que en la situación en la que nos encontramos poner sobre la mesa de nuevo el tema de la financiación autonómica no es la mejor solución a nuestros problemas.

Esperemos que Elena Salgado pueda solucionar aunque no todos si una parte de los interrogantes que se nos plantean, la inversión pública, el desempleo, el cambio de modelo económico. Aunque después de ver la eficiencia de su gran política de crear empleo en los ayuntamientos con obras públicas dejen que sea un poco pesimista.

Mª Esther Gallardo Trillo.

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