jueves, 30 de abril de 2009

MUCHO HABLAR, POCO ACTUAR

Desde el año 1999, el G-20 ha intentado fortalecer la economía financiera y fomentar un crecimiento económico sostenible. Demasiados problemas se le han presentado los últimos tiempos ya que su papel es crucial en el impulso de los trabajos entre las economías emergentes y avanzadas para hacer frente a esta crisis económica y financiera y garantizar un futuro sostenible.

Últimamente se crearon demasiadas expectativas en torno a las cumbres del G-20 ya que las medidas que se deben de adoptar son de carácter urgente y se debería de llegar cuanto antes a acuerdos entre los diferentes representantes para comenzar a actuar de una forma coordinada en la lucha para estabilizar el sistema financiero.

En la pasada reunión del 14 de Noviembre en Washington, se llegara a un acuerdo final para abordar dicha crisis, como evitar el proteccionismo, dar más importancia a la presencia de las economías emergentes en el FMI e implantar una mayor regulación en los mercados financieros.
Entre los líderes del G-20 se ve que está complicado llegar a un acuerdo común, así el actual presidente de los EEUU, Barack Obama, declaró en la reunión del 2 de Abril que desea que la cumbre centre su atención en el restablecimiento y el aumento de los puestos de trabajo mediante la intervención del estado en la economía. Por otro lado Nicolas Sarkozy y Ángela Merkel quieren que en la cumbre del G-20 se tomen medidas concretas para sancionar a los paraísos fiscales que no cooperen y consideran que sus gobiernos ya han intervenido suficientemente en sus economías y que llegó el momento de cambiar las normas de funcionamiento de los mercados financieros en general, como también implantar cambios radicales en el funcionamiento de la Bolsa, someter a estricto control a los fondos, créditos tóxicos, derivados y al resto de instrumentos financieros de transparencia dudosa. Al final se llegó al acuerdo de que se hará una aportación de un fondo común de un billón de dólares para estimular el comercio, gran parte del cuál será destinado al FMI y para los Bancos Internacionales.
Mientras tanto España aún no forma parte de este grupo y sólo ha podido presentarse a algunas de las cumbres en calidad de “invitado”, a pesar de que hace unos días la ministra de Economía, Elena Salgado, ha anunciando que solicitará formalmente la entrada en dicho grupo como miembro permanente. En definitiva, que cada uno de los representantes “tira por lo suyo” y hay muchos otros que “no tienen ni voz ni voto”
En mi opinión deberíamos de preocuparnos menos por el dinero y más por las medidas y se deberían de crear organismos supervisores, para que las entidades no vuelvan a “tropezar en la misma piedra”. Parece que con dinero se resuelve todo, pero lo que no se resuelve son los problemas estructurales y si no se establecen medidas más exigentes en un futuro volvería a pasar lo mismo.

Catarina Yáñez Chamosa

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