jueves, 30 de abril de 2009

LAS REUNIONES DEL G-20

El G-20 nace a finales de los noventa ante la necesidad de que las economías emergentes tengan voz en el marco financiero internacional. La primera reunión fue el 15 de diciembre de 1999 en Berlín para dar solución a la crisis existente.

La cumbre extraordinaria del pasado mes de noviembre en Washington supuso que el G-20 se reuniera dos veces en un mismo año por primera vez en su historia. Francia, que disponía de dos sillas al ocupar la presidencia de la UE, cedió una de ellas al Gobierno de Zapatero. Esto conllevó a que la ministra de Economía, Elena Salgado, anunciara que solicitará formalmente la entrada de España en el G-20 como miembro permanente.
Esta reunión fue el primer paso, en medio de una recesión global, para aproximar posiciones y entablar un diálogo internacional. Se llegó a varias conclusiones: la necesidad de impulsar la economía con dinero público, una regulación del sector bancario para dotarlo de mayor transparencia, revisar las instituciones financieras internacionales, como el FMI o el Banco Mundial, y establecer las bases para que una crisis de tal magnitud no se vuelva a repetir.

La siguiente cumbre fue el 2 de abril en Londres. Aparte de los compromisos de intenciones en asuntos como el cambio climático y la Ronda de Doha, los puntos más destacados fueron:

- Dotar con medio billón de dólares adicional al FMI para reforzar su papel como prestamista internacional y, así, ayudar a los países ahogados por la crisis. Además, se ha pactado dar más relevancia dentro del organismo a los países en desarrollo. Hay que destacar el compromiso adoptado por Zapatero de que España aportará 4.000 millones de euros.
- La clave para salir de la crisis es la reactivación del comercio mundial. Así se acordó la creación de un fondo común de un billón de dólares para impulsarlo.
- La lucha contra el proteccionismo también ha sido materia de debate. El G-20 ha pactado no incurrir en medidas proteccionistas para hacer frente a la crisis a escala local. Así, se ha pactado no devaluar las divisas nacionales y evitar que los planes de rescate de la banca nacional impliquen competencia desleal con las operaciones extranjeras.
- La persecución del secreto bancario.
- Una regulación más estricta de las entidades no bancarias, como los fondos de inversión riesgo, ajenos al estricto marco legal de los bancos.

Sin embargo, ante la situación en que se encuentra la economía con una elevada tasa de paro, con caída del PIB, contracción del comercio mundial, etc., toda esta lista de intenciones está muy bien pero, lo que queremos ver son resultados.

NURIA ÁLVAREZ GONZÁLEZ

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