viernes, 28 de mayo de 2010

MENOS HABLAR Y MÁS ACTUAR

A finales del mes de abril España se veía sorprendida por la rebaja de la calificación crediticia de su deuda pública a largo plazo por parte de la agencia Standard & Poor´s.
La nota descendió desde AA+ hasta AA con perspectiva negativa, lo que dejaría la puerta abierta a nuevos recortes en el medio plazo en caso de que la situación de la economía española continuara la senda actual.
Aunque la calificación de la deuda española continúa siendo aceptable, refleja un aumento del riesgo de impago por parte del Estado español, lo que obliga a pagar un mayor spread en las nuevas emisiones de deuda.
La rebaja sufrida por la deuda soberana se produjo en un contexto de fuerte debilitamiento de otros países de la zona Euro como son Portugal y sobre todo Grecia. En este último su deuda pública se ha visto devaluada hasta la categoría de bonos basura. Cabe destacar que la situación en España dista mucho de la de estos países, pero lo cierto es que nuestro país se encuentra en una situación muy complicada y en los últimos meses no se ha visto que el Gobierno tome medidas para solucionarlo, por lo que en mi opinión la rebaja de la deuda soberana es un aviso que está más que justificado.
España presenta un grave problema estructural que con el estallido de la burbuja inmobiliaria tras la crisis ha dejado al país tremendamente tocado, con un mercado laboral tremendamente inflexible que ha situado el paro en tasas superiores al 20%. Lo que hace imposible una recuperación en el corto plazo, ya que el aumento del empleo incentivaría el consumo de las familias y ayudaría a superar la situación actual.
El fuerte incremento de políticas de gasto social para tratar de sobrellevar la grave situación de desempleo y baja productividad laboral, ha provocado un aumento de más del 11% del déficit de España en términos de PIB durante el 2009.
El 27 de mayo se produjo la aprobación de un decreto para reducir el déficit que incluye algunos recortes sociales, como rebajas en los sueldos de los funcionarios, congelación de las pensiones (excepto las mínimas y las no contributivas), supresión del cheque-bebé, recorte de salarios de los miembros del gobierno…
Ya iba siendo hora de que se comenzaran a tomar medidas, pero en mi opinión esto no es más que el comienzo y en el corto plazo serán necesarias nuevas reformas estructurales. Entre ellas destacaría la necesidad de una reforma del mercado de trabajo, estabilización del sistema financiero, reforma del sistema de pensiones, nuevos recortes del gasto público…
Esperemos que las medidas que se tomen sean las correctas y comencemos a ver nuevas señales de recuperación, pero en mi opinión aun queda un largo camino por recorrer.

Enrique Abuín

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