jueves, 27 de mayo de 2010

“Rating” español.

Standard & Poor’s es, para los inversionistas de todo el mundo, el principal proveedor mundial de información sobre los mercados financieros, que lleva a cabo a través de la realización de calificaciones crediticias.
El día 12 de enero de 2010, S&P situó el rating a largo plazo de España, que era “AAA”, en vigilancia con implicación negativa, lo que implica que habrá nuevas rebajas en el rating si la situación fiscal se deteriora más de lo previsto por sus analistas, debido a los considerables desafíos a los que se enfrentaba nuestra economía.
Una semana después, el día 19, se cumplió la “amenaza” y la calificación crediticia de España se vio reducida hasta “AA”, lo que significa que los productos de deuda son de calidad superior, aunque con una más sensibilidad ante un entorno adverso que la que tiene una triple A. La revisión de la situación macroeconómica levada a cabo por el vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, le ha servido a S&P para finalmente tomar la decisión.
La rebaja de la calificación crediticia se basa en el hecho de que la economía española crecerá solo una media del 0,7% entre 2010 y 2016, frente a la previsión inicial que se situaba por encima del 1%. Además el déficit público no será de solo un 3% como promete el gobierno, sino que la previsión es que supere el 5% del PIB, la alta tasa de paro, que se prevé que alcance el 21% a final de año, y el elevado endeudamiento del sector privado, un 178% del PIB.
A pesar de esta situación, la agencia considera que la deuda española sigue manteniendo una nota excelente, y que refleja que el país tiene suficiente capacidad para hacer frente a sus compromisos financieros, por tanto, estamos todavía lejos de comparar a España con Grecia e incluso con Portugal.
Como consecuencias de la rebaja de la calificación podemos destacar la pérdida de competitividad de España, porque tendrá que remunerar la deuda que emita a un tipo de interés mayor para seguir atrayendo a los inversores, el encarecimiento de la deuda, ya que la rebaja del rating encarece los tipos de interés al que nos prestan fondos y la debilidad del euro.
Desde el Gobierno se mostraron contrarios a esta decisión, calificándola de injusta “por la trayectoria fiscal de este Gobierno, que siempre ha defendido la política de estabilidad presupuestaria” (palabras de un alto cargo del Gobierno a Reuters), y por su parte, Pedro Solbes, ministro de Economía y Hacienda, dijo que el descenso del rating reflejaba la situación del mercado.
Desde mi punto de vista, más que hablar de justicia o injusticia, debemos conocer los efectos que esta decisión, que parece tan simple, puede tener en la evolución de nuestra economía y en el período de tiempo que ha de pasar hasta que superemos la crisis, que pueden ser muy negativos.

Lucía Márquez Quiza.

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