lunes, 2 de marzo de 2009

Estado y perspectivas del sistema

El hecho de que la población correspondiente al segmento de las personas mayores crezca y, lo haga de forma más acusada que otros grupos de edad, supone cada vez más una mayor necesidad de recursos en el sistema público de pensiones con los que poder satisfacer las necesidades referidas a dicho colectivo de personas.

En España, el problema se intensifica de alguna manera ya que a nuestra elevada esperanza de vida, la cual supera ya los 80 años, se suma el pobre crecimiento vegetativo que experimenta la sociedad española, circunstancias que ponen en entredicho el futuro equilibrio presupuestario de la Seguridad Social representando todo un desafío para nuestro país. El problema demográfico al que se enfrentan ciertos países, entre los que destacan las economías desarrolladas, dificulta aún más el futuro equilibrio de las cuentas de la Seguridad Social en los próximos años.

El Programa de Estabilidad, presentado por el Gobierno español para el período 2002-2004, sirvió para constituir la creación y dotación de un Fondo de Reserva con el que fortalecer el sistema público de pensiones. Este fondo, que ha ido acumulando recursos provenientes de los sucesivos superávits que ha registrado la Seguridad Social en los últimos años de confrontar los ingresos de las cotizaciones sociales y los pagos en concepto de pensiones, ha invertido fundamentalmente en activos financieros compuestos por deuda española (un 56,4%) y extranjera (un 43,6%).

A pesar de la senda ascendente que ha registrado el Fondo de Reserva de la Seguridad Social en los últimos años, contabilizando a cierre de 2008 la cifra record de 57.223 millones de € (cantidad que representa casi el 5,5% del PIB), los recursos que se presumen necesarios para cubrir las necesidades de los mayores en el futuro serán realmente cuantiosos.

Este sistema de capitalización, junto con los superávits esperados en las cuentas de la Seguridad social en los próximos años, permitirá mantener esa suficiencia financiera hasta el año 2030, pudiendo compensar el desequilibrio que se produzca por el previsible envejecimiento de la población durante esos años.

Aún así, cabe destacar que la previsible minoración en el superávit de las cuentas de la Seguridad Social en los próximos años constatará la necesidad de acometer importantes reformas que irán desde la mejora del sistema de pensiones en términos de eficiencia hasta el hecho de promover un envejecimiento activo de la población.
RUBÉN VÁZQUEZ

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