viernes, 27 de marzo de 2009

LA HISTORIA SE REPITE.

Allá por los años veinte del siglo anterior, una fuerte crisis económica azotó el mundo, el crack del 1929 y su posterior gran depresión contrajo la economía a niveles que nunca antes se habían contemplado. En aquella época, los jefes de gobierno y los ministros de economía de los distintos países, adoptaron como medidas de urgencia, distintas políticas proteccionistas para salvaguardar sus economías, pero esto no hizo más que prolongar y ahondar la recesión en la que estaban inmersos.
Estas medidas, lejos de proporcionar la prosperidad a los países que las habían adoptado, habían conseguido contraer el comercio mundial en un 66%, solo entre los años 1929-1934.

Ante la actual situación, muy similar a la de aquellos años, el proteccionismo surge como respuesta a todos los problemas, por lo que podemos atisbar de las palabras y acciones de algunos de los líderes europeos. La crisis de estos días, esta poniendo a prueba la cohesión y cimientos de la Unión Europea.

Pero no debemos de olvidar los efectos perniciosos de estas políticas, tras el cierre de fronteras o reducción del comercio internacional, los ciudadanos se ven obligados a pagar precios más elevados por los “productos del país”, lo que a la larga supone un empobrecimiento progresivo de la población. Pero además, cambia ámbitos de consumo, los productos nacionales en ausencia de competencia exterior empeoran la capacidad productiva del país, se reducen los recursos y también la inversión, se pierden mercados y se reduce la innovación. En términos generales se reduce la demanda por una oferta incompetente, empeora la actividad productiva y se reduce el empleo.

Estas medidas, surgieron ya a principios de esta crisis, cuando ante un inminente pánico de la población, al derrumbe financiero, los distintos gobiernos europeos, a falta de una acción coordinada, empezaron una batalla por asegurar los depósitos de los ciudadanos y a salvar entidades financieras infectadas por los activos tóxicos.

En Gran Bretaña, el proteccionismo esta en la calle, no es raro ver manifestaciones, en las que se hondean pancartas al grito de “empleos británicos para trabajadores británicos”. ¿Y en Francia?, más de lo mismo, todos conocemos el peso del automóvil en el país vecino, por marcas como Citroen, Renault o Peugeot. Un sector en caída libre en esta crisis y que Sarkozy quiere salvar con el plan francés de rescate del automóvil, condicionado única y exclusivamente al mantenimiento de las fábricas en Francia, parando por completo la deslocalización hacia los países del este y torpedeando la integración de los 27.

Desde el Banco Central Europeo se advierte de que estas políticas tienen efectos negativos a medio plazo sobre el producto interior bruto, de que las normas de la libre competencia, del mercado único y de la disciplina presupuestaria se están relajando en estos tiempos. ¿Harán caso de ello, los dirigentes de los países europeos?
ALBERTO PILLADO

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