jueves, 5 de marzo de 2009

SISTEMA DE PENSIONES EN ESPAÑA, OTRA VICTIMA DE LA CRISIS FINANCIERA.

Los objetivos del programa de pensiones de la Seguridad Social son transferir capacidad adquisitiva individual de los periodos activos a periodos pasivos y redistribuir la renta entre e intrageneraciones.
En España disfrutamos de un sistema de reparto, es decir, las cotizaciones que pagan hoy los trabajadores activos se utilizan para pagar las pensiones a los hoy jubilados. Cuando dichos trabajadores activos se jubilen, sus pensiones se pagarán con las cotizaciones de quienes están trabajando en ese momento.
Pero el deterioro del sistema de pensiones español y las dudas respecto a su viabilidad en el futuro ha abierto el debate principalmente por dos motivos. Uno de ellos es el progresivo envejecimiento de la población española debido a los fuertes descensos de las tasas de mortalidad y natalidad. Además, dadas las circunstancias económicas actuales, otro gran problema al que se enfrenta nuestro sistema de pensiones es el desempleo, pues se traduce en un menor número de cotizantes, y en consecuencia un menor nivel de ingresos en las arcas de nuestro estado al mismo tiempo que el gasto se dispara.
Las posibles soluciones son ya conocidas por todos: aplazamiento de la edad de jubilación, aumento del número mínimo de años de cotización, fuerte recorte de la pensión en caso de jubilación anticipada, no actualización de las pensiones (lo que supone pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas), incentivos fiscales a la contratación de sistemas de pensiones privados…
En mi opinión, el principal problema es que no se ha producido una adaptación del sistema de pensiones a la evolución tanto económica como social de nuestro país. En primer lugar, el Estado de Bienestar ha alargado la esperanza de vida de la población, lo que ha provocado que la media de número de años de disfrute de la jubilación sea de 17,8 años. Además la baja tasa de natalidad ha provocado que los trabajadores en activo, los que cotizan a la Seguridad Social, hayan disminuido respecto a los trabajadores pasivos, lo cual dificulta la supervivencia del sistema de reparto.
Por otra parte, la crisis financiera ha acentuado el problema. El aumento de la tasa de paro provoca menores cotizaciones a la Seguridad Social, por lo que vemos más reducida la relación de trabajadores en activo respecto a la población receptora de prestaciones. Es por ello que se esperan cambios y reformas en esta materia, pues con este escenario no hace inviable seguir con este modelo. Pero creo que éstas deberían haberse tomado con anterioridad pues la principal causa de la debilidad de nuestro sistema (envejecimiento poblacional) era ya conocida desde hace tiempo, y el desempleo actual sólo lo ha agravado.
Dicho esto, parece que la alternativa es el sistema mixto, en el cual, convivirían el sistema público, que garantizaría unas condiciones mínimas de subsidio, y el sistema privado. Parece que esta es la única salida y creo que para ello deberían aumentarse los incentivos a la contratación de sistemas de pensiones privados pues aunque dichos incentivos mostraron un gran auge en la década de los noventa, en la actualidad se concentran en escasos productos y con fuertes limitaciones.

Mª Teresa Prieto Sánchez.

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