jueves, 26 de noviembre de 2009

EN BUSCA DE LA EFICIENCIA DE LAS CAJAS

La actual crisis financiera internacional se desató tras el estallido de la burbuja financiera que se había fraguado en Estados Unidos, con las ya conocidas hipotecas “subprime”.

En España este no fue el único problema, puesto que sufríamos nuestra propia burbuja inmobiliaria que tenía que estallar en cualquier momento. Un indicativo muy claro es que en 2006 la construcción en territorio español fue de 900.000 viviendas (tanto como Francia, Alemania y Reino Unido juntos). Lo que unido a los fuertes incrementos en los precios de venta han provocado, por un lado el aumento de la morosidad en los pagos hipotecarios y por otro el descenso en la venta de viviendas.

El problema es que la gran mayoría de los créditos concedidos a los promotores de viviendas para llevar a cabo sus ambiciosos proyectos, fueron realizados por cajas de ahorro. Debido a que las cajas tiene sus riesgos mucho menos diversificados que la banca privada y sus cuentas son mucho menos transparentes (ya que no cotizan en bolsa), el estallido de la burbuja inmobiliario española les ha afectado en gran medida.

Las cajas españolas han visto como sus ratios de morosidad se incrementaban hasta límites ciertamente preocupantes tras el parón en la construcción. El ejemplo más conocido hasta la fecha es el de Caja Castilla-La Mancha, la cual tuvo que ser intervenida por el Banco de España tras multiplicar por siete su morosidad desde el 2007 al 2008. Por otro lado podríamos destacar también el caso de Caja Sur que presenta la morosidad más elevada acercándose al 8%.

Debido a estos problemas la viabilidad de las cajas españolas se ha puesto en entredicho, por lo que las noticias sobre posibles fusiones han estado a la orden del día en los últimos meses.

En mi opinión la fusión entre ciertas cajas es una necesidad dentro del sistema financiero español, pero la principal controversia surgida, ha sido si las uniones deberían ser de carácter interregional o no.

El principal objetivo de las fusiones suele ser el aprovechamiento de sinergias positivas. Para que dichas sinergias sean más efectivas las alianzas deberían producirse entre cajas de diferentes Comunidades Autónomas, ya que en caso de ser dentro de la misma, la exposición al riesgo de crédito continuaría siendo la misma.

Creo que todo el mundo es consciente de que esta sería la medida más aconsejable, pero el problema de fondo es más político que económico. Esto es así porque las cajas han estado sometidas, en mayor o menor medida, a los políticos de los gobiernos regionales en muchas ocasiones y éstos no quieren que dicho control desaparezca, por lo que intentan crear una gran caja regional. Aunque para ello tengan que pedir ayudas multimillonarias para sanear sus cuentas, pero que les permita continuar teniendo algo de poder sobre ellas.

Si esperan recibir ayudas estatales, deberían estar sujetas a ciertas condiciones de eficiencia y competitividad exigidas por el mercado, sin cerrar las puertas a ninguna fusión de carácter interregional. De otro modo lo único que se conseguiría sería atajar problemas pequeños para convertirlos en uno mayor, que a la larga podría ser irremediable.

Enrique Abuín Carnés

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