jueves, 26 de noviembre de 2009

NECESARIA REESTRUCTURACIÓN

Llevamos tiempo escuchando hablar de las cajas y seguiremos teniéndolas a diario en los periódicos de nuestro país como mínimo hasta el verano que viene, cuando Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España pretende tener finalizado el proceso de fusiones.

Es evidente que la situación actual no es buena y es necesaria una reestructuración del sistema financiero español. El principal problema con el que se encuentran las cajas es la cuota de mercado alcanzada durante el boom inmobiliario, lo que las hace altamente vulnerables debido a la exposición al posible impago de hipotecas o bancarrota de promotores. Como digo, éste es el principal problema, pero no el único, ya que la solución de éste pasa por los gobiernos autonómicos que dificultan que se pueda actuar con la eficiencia que se le supone al libre mercado, anteponiendo intereses políticos a intereses de viabilidad empresarial y financiera.

Mientras estos problemas no se resuelvan, los bancos tienen una irrepetible oportunidad para quedarse con el codiciado negocio de las cajas, hasta ahora difícil de alcanzar debido a las ventajas con que éstas cuentan (posibilidad de ofrecer tipos más altos, posibilidad de participar en bancos sin que éstos participen en ellas o reparto del 18% de beneficio a obra social frente al superior reparto en dividendos por parte de los bancos, en torno al 45%).

Desde un punto de vista objetivo está muy claro que la solución pasa por la tijera, ya que con prácticamente la misma cuota de mercado, los bancos operan con 20.000 empleados y 9.000 oficinas menos. Pero la eficiencia también debe venir desde arriba y la injerencia política debería reducirse al mínimo, modificando la Ley de Cajas, facilitando las fusiones desde el punto de vista jurídico y no cerrándose a fusiones entre distintas regiones ya que se puede evitar un solapamiento de clientes y sucursales que no beneficia ni a las cajas ni a la competencia, y las sinergias podrían ser mayores. Así mismo y aunque la actuación del FROB debería ser mínima (ni el contribuyente tiene por qué pagar los problemas de ninguna entidad ni a las entidades debería interesarles la excesiva utilización de un fondo cuya devolución se paga al 7%), sí debería ser igual para todos como ya lo ha sido en Europa, evitando las desigualdades que se podrían producir de la utilización o no del fondo.

Por tanto, que ninguna entidad se duerma y salga pronto a buscar pareja, para no arrepentirse después de tener que bailar con la más fea.


Paulo Rocamonde Lago

Paulo Rocamonde Lago

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