lunes, 2 de noviembre de 2009

¿ESTÁN REALMENTE JUSTIFICADOS?


Los bonos son una manera de retribuir a los directivos por los objetivos obtenidos, pero, ¿Cuándo estas retribuciones terminan convirtiéndose en desmesuradas? Está bien premiar a los directivos, teniendo en cuenta su éxito y esfuerzo siempre que se tenga en cuenta la situación financiera de la empresa y se evite que ésta se vea comprometida.

Desde mi punto de vista, deberían de ser eliminadas las primas fijas permitiendo así que estas dependieran del resultado de la gestión. Sin embargo, no veo factible que se deba poner un límite a las mismas dado que esto en la práctica sería bastante difícil de alcanzar, pero sí que se centre el sistema de compensaciones en evitar políticas de riesgo a corto y largo plazo.

Otra de las preguntas que debemos hacernos es: ¿Cómo una compañía como AIG, en EE.UU., que ha necesitado una ayuda gubernamental de 170 millones de dólares le ha estado pagando a sus altos directivos unas cifras tan astronómicas? El propio presidente de los EE.UU., el Sñr Barak Obama ha dicho recientemente: “En los últimos seis meses, AIG ha recibido sumas considerables del Tesoro de EU(…)en estas circunstancias, es difícil de entender que estos agentes de derivados cobren algún “bonus”,mucho menos que cobren una paga extra de 165 millones”.Para evitar este tipo de situaciones, el Gobierno del Estado correspondiente debería preocuparse de controlar la política interna de las empresas y conceder las ayudas a cambio de un compromiso de control que evite que este tipo de situaciones vuelvan a producirse en el futuro, tanto lejano como cercano, pues sino estaríamos concediendo las ayudas “gratuitamente”; dicho control por parte del gobierno debería ser constante y no centrarse únicamente en los periodos de crisis. Hoy en día todos "nos echamos las manos a la cabeza”. Sin embargo, esto parece que realmente no se ha convertido en un verdadero problema hasta que la situación acabó por explotar.

Esperemos que con la actual cumbre del G-20 “celebrada en Pittsburg” se consiga el recorte de estos sueldos desmesurados y que en caso de que se produzca alguna situación financiera en la que los directivos, en un momento determinado, tengan que renunciar a sus altos “bonus” sean capaces de hacerlo mirando no solo por su futuro sino también por el futuro de la empresa para la que trabajan.
Ana López Neira

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