viernes, 9 de enero de 2009

DEFLACIÓN PARA EL AÑO PRÓXIMO

¿A qué se puede deber que los comerciantes bajen los precios en plena campaña navideña, que las rebajas nos hayan llegado semanas antes de lo habitual o que, incluso los coches cuesten a día de hoy un 30% menos que hace un año?

Desde siempre hemos oído hablar de lo malo que es la inflación. Una inflación que en los últimos años nos ha creado más que un quebradero de cabeza puesto que los precios de los bienes crecían exponencialmente. Sin embargo, durante finales de 2008 los expertos nos han estado avisando de que se avecina el fenómeno contrario a la inflación: la deflación. Dicho de otra manera, los precios de los productos están empezando a bajar para regocijo de los sufridos consumidores.

¿Cómo nos podemos explicar esta situación? ¿A qué es debida esta bajada de precios?
La respuesta es bastante sencilla: los ciudadanos estamos sin blanca y los bancos nos están dando con las puertas en las narices. La demencial espiral crediticia en la que hemos estados inmersos en la última década, con una buena parte de la población sucumbiendo a sus cantos de sirena, ha estallado en mil pedazos acabando con la capacidad consumidora de los españoles. Ahora ha llegado el momento de que las personas que han comprado los tan famosos “sobrevalorados pisos” paguen su cadena perpetua hipotecaria sin posibilidad de pedir más crédito. Ante esta situación, con una población con unos ahorros más que mermados, ¿cómo podemos seguir consumiendo como si el dinero se nos escapara de las manos?

Lo que hoy parece una buena noticia, pues las bajadas de los precios siempre lo son, a largo plazo será un arma letal para nuestra economía. Recordemos que la depresión de 1929 fue precedida por una espectacular devaluación de los activos, exactamente igual que ahora. Por eso, hemos de tener presente que nuestro país va de cabeza a una crisis larga y profunda, incluso más que nuestros países vecinos puesto que nuestros niveles de paro y de endeudamiento son mayores que los de nuestros compañeros de G-8.

Nos espera un país donde los bancos no volverán a fiar en años a quienes les deben una fortuna, lo que provocará una caída vertical del consumo y por tanto de la demanda. A menor consumo, mayor paro; a mayor paro, menor consumo…, es decir, un círculo vicioso devastador.

SARA MONTERO

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