lunes, 19 de enero de 2009

MOROSIDAD, ALARMA O REALIDAD.

Pese a la presumible fortaleza de las entidades financieras españolas la situación económica actual puede poner entre las cuerdas sus cuentas de resultados.
Como consecuencia de la crisis que está azotando nuestras economías en los últimos meses, a causa de las hipotecas subprime, se ha producido un incremento espectacular en la morosidad bancaria. Y las previsiones son que sigan creciendo en los próximos meses.
El Banco de España en su último Informe de Estabilidad Financiera publicado, asegura que la morosidad, que se ha disparado desde principios de año, "seguirá aumentado en los próximos trimestres". . El Banco de España estima que la tasa de cobertura de los créditos dudosos (es decir, el índice de las provisiones ya realizadas sobre el total de los préstamos potencialmente impagados), ahora situada en torno al 100%, "tenderá a converger" hacia el 50%, que es el promedio de otros países occidentales, sin mencionar plazo.
Esto significa que la tasa de morosidad, que en septiembre se situó para el conjunto de las entidades de depósito en el 1,82% (el 2,54% si sólo se contabilizan familias y empresas), puede llegar a alcanzar fácilmente el entorno del 4%.
Es justo ese 4% el porcentaje límite que puede cubrir el fondo que existe para los créditos dudosos. Si se supera este porcentaje las entidades financieras tendrán que poner de sus beneficios ordinarios para hacer frente a la morosidad.
La previsión de impagados se debe a la importante influencia que ejerce la evolución del empleo en las tasas de morosidad crediticia. Existen tres índices macroeconómicos que influyen directamente en la morosidad de los hogares: la inflación, el tipo de interés y la tasa de desempleo. El peso del paro es cuatro veces superior a los otros dos factores.
Otras fuentes apuntan que los problemas de liquidez de la banca no serán evidentes hasta que las tasas de morosidad alcances porcentajes cercanos al 7% algo que parece bastante difícil de producirse. Además hay que tener en cuenta que el gobierno avalará créditos hasta un límite de 100.000 millones de € este año y un nivel similar en es siguiente ejercicio. A esto hay que sumar que en los últimos meses el banco central ha realizado bajadas de los tipos de interés lo que alivia la situación de muchas familias que ven como se reducen la cantidad de interés que tienen que pagar como consecuencia de las deudas contraídas. Todo esto ayudará a que las tasas de morosidad no se disparen tanto como se estimaba meses atrás.
De los tres tipos de entidades financieras consideradas, que no incluyen a los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC) porque su morosidad es bastante más elevada y distorsionaría el ratio global, las que acumulaban la mayor cantidad de créditos dudosos son las cajas, seguidas de los bancos, y de las cooperativas de crédito.
Esto pone de relieve la mayor fragilidad de las cajas frente al resto de entidades sobre todo en determinadas zonas de costa que han prestado demasiado alegremente a las empresas inmobiliarias. Pero la situación es seria y deben tomarse medidas para evitar que las tasas de paro sigan aumentando en nuestro país porque las consecuencias de que la población se quede sin sus ingresos pasaran a toda la economía. Y no solamente a la morosidad bancaria sino también esto provocara descensos del consumo y ralentización de la económica. El problema es que será difícil salir de esta espiral si no se toman medidas desde el principio y la principal desde mi punto de vista es incrementando el gasto público para evitar que los bolsillos de nuestra población dejen de estar secos de liquidez. El consumo es el motor de la economía y ambos se mueven en la misma dirección.
Otra cosa que hay que valorar es que a causa del incremento de la morosidad las entidades financieras no pueden dejar de prestar dinero a los futuros consumidores porque esto paralizará el consumo y como consecuencia la crisis empeorará. La solución pasa porque todos los implicados sean conscientes de la necesidad de aportar su granito de arena a la coyuntura actual.

Mª Esther Gallardo Trillo.

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