martes, 27 de enero de 2009

La influencia de la tasa de morosidad en la banca.

La tasa de morosidad (esto es, el porcentaje que los créditos de dudoso cobro representa respecto al total del crédito a otros sectores residentes) de los créditos concedidos por bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito a particulares y empresas subió en noviembre del 2008 hasta el 3,118%, la tasa más alta desde octubre de 1997, cuando se situó en el 3,18%. El deterioro ha sido de tal calibre que España se encuentra, hoy por hoy, a niveles muy cercanos a los de la última recesión económica sufrida en 1993, aunque la cifra aún está lejos del 9,25% que alcanzó durante dicha crisis económica. Esta situación de aceleramiento de la tasa de morosidad, cada vez preocupa más al sector bancario, que se ve obligado a aumentar las dotaciones para provisionar los créditos dudosos, incrementando la tasa de cobertura.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la crisis en los sectores que tienen que ver con la vivienda son algunas de las principales razones que están acelerando el crecimiento de la morosidad en la financiación otorgada a la construcción y a las actividades inmobiliarias. Hay que destacar que un incremento más acusado de la tasa de morosidad se da en las cajas de ahorros, debido a su mayor exposición al sector inmobiliario, donde se concentra buena parte de los impagos, y también especialmente en las entidades de crédito al consumo.

Esta situación puede provocar que los miles de millones de euros destinados en los famosos paquetes de rescate a la banca, se malgasten para engrosar los beneficios de unas entidades que, con la excusa de la prudencia y el temor a la morosidad, continúan sin conceder los créditos que tanto necesitan las familias y empresas, escondiéndose tras exigentes garantías de solvencia. Además hay que tener en cuenta el descenso del consumo por parte de las familias pese al menor crecimiento de la inflación y el abaratamiento del petróleo, y que unido al incremento de la tasa de desempleo esta provocando que se acentúe el proceso de recesión económica en el que nos hallamos inmersos.

Este comportamiento de la banca, unido al escaso margen de gasto del que dispone el Estado para reactivar la economía, abre un posible debate en torno a si sería conveniente penalizar a los bancos que se muestren mas reticentes a la hora de conceder crédito al consumo y a la inversión, ya que sin este, la economía española tardará mucho más tiempo en sanearse y no podrá escapar de la temida espiral de la deflación hacia la que se precipita.

ENRIQUE T. GARCÍA MORO

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