lunes, 5 de enero de 2009

La morosidad y los futuros beneficios de la banca

La nula exposición que ha sufrido la banca española respecto al segmento de banca de inversión ha supuesto una circunstancia providencial para evitar un posible contagio con respecto a los activos tóxicos “suprime”, lo que hubiese supuesto un agravamiento de la crisis financiera en nuestro país. Aún así, esta prudente gestión que ha caracterizado a las entidades financieras españolas en los últimos años no las exime del enorme reto que supondrá para estas el dificil contexto económico que presentará el año 2009.

Para empezar, el sistema bancario se enfrenta a un serio deterioro de la coyuntura económica tanto a nivel doméstico como internacional, con el agravante que esto supondrá en el principal negocio del sector, la concesión de crédito a familias y empresas. Aún así, el principal quebradero de cabeza que se encontraran los banqueros en el año entrante será la más que previsible aceleración, en los próximos meses, del volumen de créditos impagados.

La Asociación Hipotecaria Española acaba de publicar los últimos datos correspondientes a las tasas de dudosidad respecto a los credítos concedidos al sector privado residente, en los que sitúa la morosidad de octubre de 2008 en el 2,92%, lo que supone un incremento de casi dos puntos y medio en los diez primeros meses del pasado año, después de registrar, a finales de 2007, una tasa de morosidad de tan solo un 0,69%.

El verdadero detonante que está detrás del incremento de la tasa de morosidad no se refiere tanto al alza experimentada por el euribor durante el año 2008, sino en la pérdida de empleo provocada por el cambio de ciclo económico al que se ha visto sometida la economía española. De hecho, el euribor, principal índice de referencia en el momento de calcular las cuotas hipotecarias, ha retrocedido de manera espectacular en los últimos meses del pasado año, estrechando la brecha abierta durante el transcurso del mismo respecto a la principal tasa de descuento del BCE.

En cuanto a la capacidad que presenta la banca española en relación a un posible incremento de los impagos en los próximos meses, se estima que será capaz de aguantar una ratio de morosidad de hasta el 9% sin que ello suponga una situación de pérdidas. Aún así, el problema surge por el hecho de que la irrupción de un importante volumen de impagos en los balances de las entidades financieras acabe por superar en exceso los recursos provisionados en los últimos años, reduciendo así la tasa de cobertura a un porcentaje extremadamente bajo, y minore los beneficios de las propias entidades financieras en los próximos períodos.

Los problemas de solvencia que puedan surgir en determinadas entidades financieras en el futuro, junto a la más que previsible caída del negocio bancario como consecuencia de una menor demanda de crédito por parte de los agentes económicos, supondrá para dichas entidades un nuevo desafio de cara a una posible reestructuración de sus extensas redes comerciales, en un intendo de obtener una mayor eficiencia y una mayor racionalidad económica en el aprovechamiento de sus activos.

Fecha: 2 de enero de 2009
RUBÉN VÁZQUEZ

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