lunes, 1 de diciembre de 2008

EL FANTASMA DE LA DEFLACIÓN

La deflación ha sido un fenómeno poco frecuente a lo largo del pasado siglo XX, pero aun así se han registrado dos casos muy relevantes, el de EEUU y Japón. El primero se produjo con la Gran Depresión que se reproduciría a su vez en Japón y Suecia, con unas caídas en los precios del 25 y el 20% respectivamente, el segundo se produjo en Japón en la década de los noventa.
Hoy en día, la recesión más grave en décadas, se manifiesta con unas cifras que reflejan una contracción importante del PIB, así en la zona euro cabe destacar países como Alemania (-2.1%) o Italia (-2%), mientras que EEUU afronta unas cifras de -0.3%.
Lo más preocupante son las previsiones económicas, ya que se espera una contracción del consumo en EEUU del 4% para este último trimestre, con el lastre que supone esta cifra para otros países.
Tras la desaceleración inicial del PIB, siguió una época de estancamiento económico y precios muy elevados, por lo tanto la preocupación estaba en la estanflación, y ahora inquieta una posible situación de recesión deflacionaria, los propios bancos centrales ya empiezan a contemplar esta posibilidad en sus informes.
Las crisis con deflación son más profundas, se producen ajustes drásticos en el empleo y una contracción brutal en la economía, por lo tanto sus efectos sobre la economía real son muy difíciles de corregir. Cuando caen los precios se deterioran los resultados empresariales, esto a su vez conlleva reducciones de plantilla y a una disminución de la demanda que habrá que ir restableciendo progresivamente. Se producen también cambios en los precios relativos de los activos y de los bienes, se podría decir que la actual coyuntura es cuando menos de estancamiento con deflación de activos, y además cabe esperar que esta situación afecte mas a aquellos países que han sufrido una burbuja inmobiliaria mayor, tales como España o Reino Unido.
El debate se genera en torno a dos posturas, la monetarista y la keynesiana, mientras que los monetaristas sugieren bajadas en los tipos de interés y aportación de fondos a las entidades financieras para fomentar el crédito a las familias y empresas, los keynesianos proponen incrementar el gasto público para dinamizar así la economía. La solución probablemente consistirá en la combinación de ambas opciones.

Vanessa Lorenzo C.

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