miércoles, 3 de diciembre de 2008

LA TEMIDA DEFLACIÓN

Cuando hablamos de deflación nos referimos de la caída generalizada de los precios en una economía, ¿y por qué esto es peligroso? Porque se trata de un circulo vicioso en el que los consumidores no están dispuestos a comprar, pues consideran que pueden hacerlo más adelante si los precios siguen bajando. A su vez las empresas pueden sacar su stock al mercado y entran en el juego de bajar los precios (al reducirse el coste de las materias primas se reducen los costes de producción y las empresas ajustan los beneficios a estos costes). Esto provoca que el dinero en circulación se encuentre retenido y el poder adquisitivo de las familias se contrae, lo que provoca la paralización de la economía.
La hipotética deflación afecta a la psicología básica de los mercados y al no haber más precedentes que el caso japonés, no están muy estudiadas cuáles serían sus efectos sobre la economía real. Lo que sí está claro es que es muy difícil salir de esta situación y que la deflación y la recesión se retroalimentan.
¿Qué datos nos hacen pensar en una posible deflación? Todos los indicadores de coyuntura indican que el riesgo real es de una depresión con consecuencias impredecibles, una recesión intensa y prolongada, con una fortísima destrucción de empleo, hundimiento del consumo, parálisis empresarial, y posiblemente la temida deflación.
Por eso urge una vacuna preventiva, inyectando liquidez en el bolsillo del consumidor y de las empresas. Pero esta tarea no puede quedar sólo en manos de la política monetaria. Con el mercado de crédito obstruido es preciso actuar con bajadas en los impuestos a familias y empresas, a pesar de que la política monetaria deje de ser efectiva, lo que Keynes definió como la trampa de la liquidez, que aparece cuando las autoridades monetarias, tratando de estimular la demanda, llevan los tipos de interés que pueden controlar (tipos de interés a corto plazo), a un nivel cercano a cero, pero no consiguen la reactivación. En la Zona Euro contamos con recorrido para poder actuar sobre los tipos de interés, no es así en los Estados Unidos donde los tipos están en el 1%.
Pero como dice Joaquín Almunia, Comisario Europeo de Asuntos Económicos, “No hay quién pueda resolver sus problemas económico en una situación como la actual sin coordinar sus políticas económicas”, refiriéndose a la necesidad de políticas coordinadas entre los países de la Zona Euro. Otra consecuencia de la globalización.
GONZALO PÉREZ LLANO

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