lunes, 1 de diciembre de 2008

"Las opciones de reforma del funcionamiento de los mercados financieros internacionales después de la crisis"

En el marco de unos mercados financieros más y más globalizados, los bancos y los fondos de inversiones entraron en una competencia sin tregua para atraer depósitos o para mantenerse en el negocio. Así, dispararon los rendimientos obtenibles con activos financieros, incomparablemente mayores que los beneficios reales. Eso es lo que exigía la concurrencia. La ahora tan lamentada codicia sin límite de los altos ejecutivos no era una mengua psíquica, sino que tenía causas sistémicas. El capitalismo se transformó en capitalismo “financieramente inducido”. La tasa de beneficios del capital industrial cayó en los pasados años, como lo muestran todos los estudios empíricos, mientras que los réditos financieros eran altos. Quien sacaba un rendimiento inferior al 20% al capital invertido, parecía, hasta el estallido de la presente crisis, un perdedor.
Ante la situación anteriormente introducida, nos parece oportuno centrarnos en las decisiones o “reflexiones” acaecidas en la Cumbre de Washington celebrada este mes mismo mes de noviembre y conformada por los países que conforman el G-20 (y alguno más). Si bien las noticias que a nuestros oídos han llegado no son demasiado optimistas sobre la eficacia de dicha reunión nos parece oportuno revisar los puntos clave de la misma.
El destierro del proteccionismo como arma contra la crisis económica y financiera global y una mayor transparencia son los principios básicos acordados en la cumbre. El texto pactado recoge toda una serie de principios básicos, pero también incluye una medida concreta como la aplicación de una política fiscal que impulse la demanda interna.
La reforma del modelo fundado en la Conferencia de Bretton Woods, tras la Segunda Guerra Mundial y la de sus instituciones más significativas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, están ahora, gracias a la Cumbre de Washington, en la agenda de las principales potencias. Ambas entidades, objeto de duras críticas en los últimos años, han recibido una nueva legitimidad, pues el documento destaca su importancia en la salida de la crisis por su capacidad para dar liquidez de forma inmediata a un sistema paralizado por el temor a los productos financieros. Revisar las normas de contabilidad, los salarios de los directivos o la normativa de quiebra, así como la reforma del FMI y del Banco Mundial para dar más voz a las economías emergentes, a las que, según el texto, se intentará dar más financiación, son algunas de las iniciativas citadas. Como principios generales también aboga por una fuerte supervisión de las agencias de 'rating'. El documento da un espaldarazo a las "medidas excepcionales" aprobadas en las últimas semanas por las principales economías del mundo, con Estados Unidos a la cabeza, para estabilizar los mercados financieros. "Estos esfuerzos deben continuar", destaca el texto, aunque matiza que el objetivo último será una reforma que impida que se repita una crisis como la actual, algo que dicho sea de paso todos nosotros dábamos por supuesto.
Si bien hemos como mínimo mostrarnos ligeramente escépticos ante la eficacia de las medidas adoptadas, cabe señalar que el mensaje más importante de la cumbre quizás haya sido la imagen de unidad de los líderes de los países que suman el 95 por ciento del PIB mundial. Esperemos que sus propósitos de Año Nuevo se cumplan y que se creen las bases para que esta crisis minimice sus males.
SARA MONTERO

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