miércoles, 31 de diciembre de 2008

El helicóptero de Milton Friedman.

Este reputado economista estadounidense, se valió de la archiconocida parábola del helicóptero que tiraba sacos de dinero a los habitantes de una ciudad, para explicar la política de expansión monetaria cuantitativa. Estos habitantes, podrían disponer de ese dinero bien para gastar o en su defecto guardar debajo del colchón, en cuyo caso no tendría ningún efecto.
Sino existe liquidez por que los bancos siguen sin prestar y falla la actividad empresarial, la tentación es poner físicamente ese dinero en circulación imprimiendo billete. Eso, es lo que ha anunciado recientemente Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal estadounidense, que pretende inyectar 615.000 millones de € para animar el crédito de las familias y las pymes. Pero no todo es tan fácil y esta actuación acarrearía, una más que segura, hiperinflación galopante o la devaluación de la moneda.

Pero empecemos definiendo, ¿Qué es la deflación?. En términos generales, es una caída de precios en el conjunto de la economía que se prolonga durante varios periodos (al menos, dos trimestres según el F.M.I). Por lo tanto, se excluyen las caídas de precios en sectores concretos o que se produzcan de forma puntual.

La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía, es superior a la demanda de los mismos, obligando al sector empresarial a reducir los precios para poder vender la producción, este desajuste puede venir dado por dos motivos:
Insuficiencia de la demanda, que por alguna razón, la capacidad de gasto de las familias se vea mermada.
Exceso de la oferta. Exceso de capacidad productiva del sector empresarial.

Los efectos de la deflación sobre la actividad económica son muy negativos y difíciles de corregir. El descenso de los precios deteriora los resultados empresariales, lo que implica recortes de plantilla y de inversión en bienes de equipo, lo que a su vez lleva a una disminución de la demanda que de nuevo recorta excedente empresarial.
Además la deflación provoca fuertes distorsiones en la actividad financiera, ya que aumenta la carga real de intereses que sufren los deudores.

Si algo temen los gobiernos, es precisamente, el círculo vicioso y yo añadiría destructivo, que provoca la deflación: caída continuada de precios, menor crecimiento, más desempleo, y finalmente una gran y profunda recesión económica. Así, en este sentido, estará dispuesto a hacer lo posible para incentivar el consumo, incluso algo tan heterodoxo y hasta ahora tabú como darle a la maquina de hacer billetes, de ahí la parábola del helicóptero de M.Friedman.

El Economist, famosa publicación económica británica, titulaba, también recientemente, “la fiesta ha terminado”, refiriéndose a la bonanza económica que ha vivido nuestro país durante los últimos treinta años.

Desde hace algún tiempo grandes economistas y estudiosos vienen comparando esta crisis con el Crack bursátil del 29 y la Gran Depresión posterior. La verdad, es que pueda que el panorama no sea muy distinto. En aquellos tiempos la reserva federal había bajado los tipos a casi el 0%. Pero, bajo estas condiciones, las familias preferían atesorar su dinero, ya que las rentabilidades ofrecidas en los bancos eran muy bajas, esto es lo que se conoce como la trampa de la liquidez. Al no disponer de recursos de los clientes, los bancos no podían conceder préstamos para la actividad productiva.

Desde mi humilde opinión, creo que a diferencia de lo sucedido en aquellos años, ahora si contamos con un marco de referencia en el que apoyarnos para superar esta crisis hipotecaria, financiera, deflacionaria, y lo que venga detrás. La Gran Depresión dejo como lección los “antídotos” para estos casos: Bajada de tipos, recapitalización de los bancos, garantía para los depósitos y préstamos, revisión de las normas contables sobre valoración de activos, etc. En definitiva, generar liquidez y aumentar el dinero en circulación para evitar que el consumo se contraiga.
El caso de Japón, también es una referencia a estudio, un país sumergido en una deflación profunda, un escenario difícil, en el que las políticas económicas convencionales ya no son eficaces y con unos tipos de interés cero.
ALBERTO PILLADO

3 comentarios:

Unknown dijo...

Hola buenas ! Estoy haciendo un trabajo sobre la deflacion para la universidad y despues haremos un debate. Y la verdad es que tu blog esta muy bien ! Sigue asi , un saludo

Anónimo dijo...

La deflacion genera el efecto pigou, que a medio/largo plazo estabiliza el mercado

lo que pasa es que los politicos son cortoplacistas,

Anónimo dijo...

Los políticos y los estómagos son cortoplacistas. Incluso más los segundos que los primeros.